miércoles, 14 de noviembre de 2007




TOMA EL TIMON DE TU VIDA


¿Te das cuenta de que la vida es como el mar?

Hay días en que son azules y tranquilos, con las aguas acogedoras, deliciosas.

Otros días son nublados, con grandes tempestades, aunque cuando parece que el océano te va a devorar nace un nuevo día lleno de sol y calor.

Navegamos en medio de este océano. Somos lanchitas pequeñas, pero grandiosas. Cada lancha tiene su timón.

En ti esta tomar hoy mismo el timón de tu vida.

Sabes, por la gracia de Dios, el rumbo que deseas seguir.

Sabes que para llegar a tu meta tendrás que atravesar - como todos - grandes tormentas de todos tipos: pasionales, depresivas, morales, económicas. Sin embargo, tienes el timón en tus manos. Como todo marinero, debes saber manejar el timón.

En el orden material, cuando traemos un tremendo dolor de cabeza, nos produce tristeza, depresión, etc. Nuestro barquito empieza a ladearse por un simple dolor de cabeza.

Tomamos un medicamento y enderezamos el barco. Volvemos a sentir la salud normal que nos lleva equilibrados en cuanto a salud física.

Diariamente tenemos que ir gobernando el timón; debemos tomar determinaciones, decisiones, para enderezar nuestra vida.

En el orden moral, topamos con amistades que nos arrastran a cosas no convenientes de diferentes tipos: conversaciones que dañan nuestra mente tranquila, ideas negativas para nuestro vivir.

Hay que tomar el timón de nuestra nave y no dejarlo que nos aparte del equilibrio moral y espiritual.

Tendrás que tomar decisiones. Tómalas con la seguridad de que nada te aparte de tu camino, de tu meta.

Cometemos errores y de ahi vienen nuestras depresiones y nuestra agresividad.

Cuando encuentres en tu vida gentes agresivas y que solo ven lo negativo de los demás, discúlpalas, perdónales de antemano. Son gentes que no han sabido llevar el timón de su vida. Se han apartado del camino de bondad, alegría y amor, que es para lo cual hemos sido creados.

Pero tu toma el timón de tu nave. De ti depende la felicidad, solo de ti.

Vive intensamente el momento presente y gastate todo hoy. Concentra todo tu ser en lo que haces y no temas al futuro. El faro de Dios te cuida y te protege siempre.

Autor Desconocido