Oh Padre Eterno, Tú eres mi Pastor, mi Escudo y mi Gozo ! Tú provees todas mis necesidades, y siempre lo has hecho !
Tu me apacientas en los verdísimos, frescos y suculentos pastos de Tu pradera. Aquí puedo yo beber de la gran Fuente de Tu Espíritu, que fluye silente, pero profundo, a lo largo de las sombras de poderosos robles que me protegen del sol canicular del día. Tú me llenas con nuevas fuerzas cada vez que me siento débil; me ayudas y me guias a hacer todo lo que Te pueda honrar, y aún cuando camine en el valle profundo de la oscuridad y en las sombras de la muerte, no siento temor alguno porque se que Tú estas allí, a mi lado, guiándome y llevándome por Tu Camino.
Siempre pones ante mi una mesa de banquetes con deliciosos alimentos, aún en presencia de mis enemigos. La copa de vino de Tu Espíritu desborda por sus lados y cae también sobre aquéllos que estan a mi lado.
De forma magnífica me has dado la bienvenida como Tu invitado, como Tu hijo, y muchas han sido las bendiciones que he recibido, a pesar de ser indigno de ellas !
Tu Justicia, Tu Miseridordia y Tu infalible generosidad me habrán de conducir a lo largo de todos los días de mi vida; y, después de ell; espero, con ansias, poder vivir junto a Tí en Tu Reino y en Tu Santo Monte, un Monte de paz donde el cordero y el león jugarán juntos guiados por un niño. Cuán Grande, cuán Glorioso y cuán Majestuoso eres Tú, Oh Eterno Creador y Soberano, absoluto Gobernador del Cosmos y sus universos, y de todo lo que en ellos se encuentra !