sábado, 31 de mayo de 2014

C Á P S U L A S
= L I =
Por: J.N.Robles Olarte

Es importante comprender que de todas las Galaxias y Planetas del Cosmos, que el Eterno ha creado, la Tierra es el punto focal más importante de Su creación. Por lo anterior podemos concluir que los eventos sucedidos en la narración de los SEIS días de la Creación se describen específicamente desde el punto de vista de su superficie, en donde se manifiestan todas las formas de vida imaginables, como también de todas aquéllas que ya han dejado de existir y que sólo contamos con sus fósiles!

Los términos “estrella de la mañana” e “hijos del Creador” se refieren amos a los ángeles, la creación primigenia del Eterno. Todos ellos gritaron de alegría y gozo cuando el Creador creaba el Cosmos. Todos los ángeles .inclusive Lucifer o Heylel  -quien más tarde se convierte en Satanás-  estuvieron en un todo de acuerdo con la obra de su Creador y se extasiaron por Su obra magnificente. Cuando la Tierra fue creada, aún Lucifer no se había revelado y corrompido con la iniquidad de sus pensamientos. Existe la certeza que tuvieron  que transcurrir muchísimos eones antes que ella, Heylel, tomara la decisión de revelarse en contra de su Creador.

La palabra “Hebreo” no tiene ninguna derivación teológica, genealógica o espacial; como tampoco pertenece a un grupo religioso en sí misma; pero si nos pueda indica la connotación clara tal como “del otro lado” o “al otro lado de”.  Es de aclarar que Abraham no fue el primer “judío” como lo claman los descendientes de Judáh, sino el primer “hebreo”  -nombre tomado de su ancestro Heber-. Ello es así  porque siempre siguió las palabras e Indicaciones de nuestro Eterno Creador; palabras e indicaciones que sólo se pueden encontrar en las Sagradas Escrituras Hebreas, Tanakh ,o Antiguo Testamento.

No fueron los Judíos quienes recibieron la LEY ESCRITA en el Monte de Sinaí sino los hijos de Israel, las Doce Tribus originales! La PESACH o pascua, por lo tanto, no conmemora la liberación de los judíos del yugo Egipcio, sino la liberación del Pueblo Hebreo, representado, como ya dijimos antes, en las Doce Tribus. Eso no es un simple ejercicio de semántica; es más bien el hecho real de una heredad ancestral que se adscribe únicamente a las Sagradas Escrituras Hebreas.  En cuanto al Canon Bíblico Hebreo, el libro de Josué precede a los libros de Samuel;  en el primero de los citados no se encuentra absolutamente e término “hebreo”, más si, abundantemente,  en los libros de Samuel que se elaboraron durante el Período del gobierno Persa, si es lo que lo fue,  y durante la Diáspora en Babilonia!

Para aquéllos que piensen que dl “Día de la Ira del Eterno” han de encontrar un lugar de seguridad, o que serán “raptados” sobrenaturalmente, les digo que no habrá tal “lugar de seguridad”.  La única forma de escapar de la Tribulación venidera, es recurrir a la protección del Altísimo y Soberano de Israel, nuestro único protector, y único Camino para obtener  la Salvación..  En Salmos 91 encontramos la descripción correcta :  “ Él es nuestro defensor y protector, en quien debemos confiar”;  “seremos librados de los peligros escondidos y de las enfermedades mortales”;  “no tendremos temor de nada; miles caerán a nuestra diestra, y diez miles a nuestra siniestra”, “veremos el castigo dado a los malignos e inicuos”; y “Él salvará a todos los que bien Le aman, y protegerá a aquéllos que han confiado en Él, y le han conocido” (versos 1 al 16 del Salmos 91)

De nuevo , vale la pena recordar que los hijos de Jacob, los hijos de Israel, fueron y son hebreos al igual que Jacob, Jonás, y otros; pero se les llama por el nombre de “Tribus de Israel”. Los Judíos, los descendientes de Judáh, quienes sólo son una de las trece tribus de Israel, escogieron nombrar su país “ISRAEL” cuando en verdad, en las Escrituras, su nombre real es “JUDA”;  además no les cabe el derecho de llamarse Israel. El Eterno Creador DIO TODA LA TIERRA PROMETIDA , la tierra de Canaan que incluye a Gaza, a Su pueblo Israel., a las Doce Tribus originales(Isaías 48;1/2).  Ser HEBREO  es estar, ciertamente, “al otro lado” del pensar generalizado de los grupos religiosos del mundo. Es NO ESTAR afiliado a ningún otro colectivo de religión, o usar otros libros que no sean las Escrituras Hebreas;  en fin, es creer y estar convencido de que sólo hay un ETERNO CREADOR Y SOBERANO, el Altísimo de Israel !

La razón por la cual nos encontramos en el caos y desorden mundiales es una. Ésta se inicia cuando la antigua Israel fue liberada del yugo de Egipto, y Aarón erige un Becerro de Oro que el pueblo le solicitó hiciera con sus joyas, además de adorarlo.  Desde ese instante la nación  Israelita, como tal,  no ha adorado completamente al Eterno, su Creador y Soberano,  Cierto es que muchos individuos si lo hicieron, adorar al Eterno solamente, pero no así la nación como tal.  La oportunidad en la que llegaron a adorar al Creador fue bajo el reinado de David  (Ezequiél 20:21/23).  Toda la Casa de Israel, la del costado Norte, se rebeló contra Él, contaminaron Su Shabbath y no vivieron de acuerdo a Sus Estatutos, Preceptos y Mandamientos! Por ello, las diez tribus fueron dispersas en el siglo VIII A.E.C.

Israel como nación, no ha sabido guardar los primeros cuatro, de los Diez, Mandamientos expuestos en Éxodo 20! El Creador escogió a Israel como Su Pueblo para que fuese una nación de sacerdotes (Éxodo 19:6) y no una nación de prostitutas, drogadictos, ladrones y asesinos! Muchos en el mundo creen, aún entre ellos mismos, que son o conforman el “resto”  de Israel del que hablan las Escrituras, de aquélla que fue la Gran Nación de Israel.

Dentro de la Congregación de la FE ABRAHÁMICA o Hebrea, tenemos la obligación moral de advertir a la Casa de Jacob  -La Casa de Israel-  de su iniquidad e  infidelidad.  Es así como hacemos mención que se lean los capítulos 4 y 5 del libro de Ezequiél , para que constaten las estadísticas referentes al castigo que habrán de sufrir la casa de Judá que al presente representa ante el mundo la Casa de Jacob.  Una tercera parte de ellos morirán en guerra, otra tercera parte morirán de pestes y enfermedades terribles, y la tercera final serán llevados en cautividad a otras naciones. No sólo  ellos serán los que han de sufrir tales pruebas, sino todos aquéllos que estén asociados, de una u otra forma, con aquellos. Muchos de los que lean éstas líneas las anteriores palabras como nuestro deseo de crear pánico o “meter miedo”. No. No lo es. Sólo es una ADVETENCIA que damos con amor y sinceridad para poderles evitar las dolorosas y desagradables experiencias de la Ira del Eterno por la desobediencia, en esos “días por  venir” ¡

Los recordatorios siempre son oportunos cuando se tienen ojos para ver y oídos para oír.  Las trece tribus de Israel ha vuelto sus espaldas al amor demostrado una y otra vez por nuestro Creador a Su pueblo. Es un hecho que ellos no están buscándolo con todo su corazón y toda su mente.  Por ello, el “Día de la Tribulación de Jacob” caerá sobre todos nosotros.  Es así como a Ezequiél  se le dijo (4:1) que lo que le sucediese a Judá sería un SIGNO , una señal, para la Casa de Israel (12:6). Aún así la Casa de Israel podría prevenir un poco éste castigo si se volviese en arrepentimiento hacia su Creador y Soberano! (2 Crónicaas 7:14).

Las maldiciones o castigos descritos en Levítico 26, y otros lugares de las escrituras, nos advierten con claridad que “si nosotros desobedecemos Sus mandatos Y preceptos, Él nos castigará SIETE VECES más severo por nuestros pecados” El incremento en la intensidad de tal castigo sobre Israel continuará en la medida que continuemos siendo hostiles a los caminos del Eterno!  Y puesto que el castigo dado a la Casa de Judá ha de ser  “un signo” o señal para la Casa de Israel, ésta aún tiene la oportunidad de cambiar y volverse a su Creador!  El “efecto dominó” es una ley aplicable a todas las acciones del ser humano;  y bien podemos afirmar que lo que le suceda tanto  a Judá como a Israel,  eso mismo le habrá de suceder al resto de las naciones gentiles.  Otra aplicación más de la tan conocida Ley de CAUSA-EFECTO!  Será un colapso sorpresivo e instantáneo ,donde no habrá oportunidad de evitar nada ni echar para atrás! (Isaías 30:12-13)

En razón de que la casa de Israel  -las Diez tribus Perdidas-  se han rehusado atender las ADVETENCIAS de nuestro SOBERANO, Él mismo instruyó a Su Profeta Ezequiél  a que dejase consignado en su libro lo que les habría de suceder en éstos “días del fin”.  Es así cómo ellos no tendrán una tregua en sus sufrimientos y calamidades, como ya las han estado sufriendo en carne propia, aquí  y allá.  El capítulo 8 de Ezequiél tiene la mejor descripción que se pueda encontrar al respecto.  Entre los versos 2 al 7, habla de la muerte de los que se han dedicado a adorara otros dioses.  En los versos 8 a 10, habla de un “remanente” que Él habrá de dejar, y llegaran, al final, a conocerle.  En los versos 32 al 46, habla de los que habrán de ser dejados vivos para que experimenten la persecución dentro de su propia tierra, y su destrucción.  Los versos 47 al 48, nos describen a otros más que serán tomados en cautiverio. En los versos 49 al 57, nos habla de guerras y hambre dentro del pueblo. En los versos 58 al 63 nos vuelve a hablar de otros que aún  permanecerán vivos pero que se rehúsan obedecer las Leyes de la Torah, o del Pentateuco. En los versos 64 al 68 nos habla de la dispersión de muchos de ellos y los tormentos por los que habrán de pasar por su desobediencia continuada!  Con las manos puestas en el corazón digamos que no es agradable mencionar éstas realidades futuras, pero lo hacemos para advertir e invitar a todos aquéllos que estén dispuestos a obedecer al Creador del universo a que vuelvan a Él para su propio bien.  La próxima “hoja de ruta” en la historia de las profecías es la “Caída de Jerusalém”, que muchos aún no creen, y menos esperan.  Seguidamente después de la caída de las 13 tribus de Israel, el Eterno  y no el Mashiach, se parará en el Monte de los Olivos, y éste se partirá en dos. Es el momento cuando el Eterno habrá de llamar tanto a David como a Elías de sus respectivas tumbas;  los usará para que INICIEN la reunión de las Dos Casas, Israel  y Judá, en el desierto cercano al  Valle de Jezreel. (Ezeq. 20:34/39 y 34:13717).