C Á P
S U L A S
1 4 2
Por: J.N.Robles Olarte
La crisis filistea
Por J.M. Martin Moreno
Al mismo tiempo que las tribus israelitas se establecían en el país de
Canaán en las montañas, otros invasores, los filisteos, se establecían en la
costa mediterránea y formaban una pentápolis de ciudades en el territorio de
las villas de Gaza, Asdod, Gat, Ecrón y Ascalón.
Como ya vimos, las invasiones de los Pueblos del Mar desestabilizaron
toda la zona del Medio Oriente. Por una parte pusieron fin al imperio hitita en
Asia Menor, tal como se refleja en los ciclos de leyendas relativos a la guerra
de Troya. Por otra parte pusieron fin al esplendor del Imperio Nuevo egipcio,
que perderá su influjo y hegemonía en la tierra de Canaán. Esta
desestabilización es la que marca el final de la Edad del Bronce y el inicio
del Hierro.
Hoy día sabemos de la existencia de otros pueblos del Mar distintos de
los filisteos, que también se asentaron en Canaán. Así por ejemplo, tenemos constancia de los teucros (Tjeker) mencionados en el papiro de Wen Amón que aparecen
asentados en la costa norte, junto a Dor. Quizás los pueblos del Mar que han
dejado huellas en Beisán no sean filisteos, sino sardos. En cualquier caso nos
referiremos a los filisteos englobando a todos los otros restos de pueblos del
Mar asentados en Canaán a finales del siglo XIII y principio del XII.
Provenían de la isla de Creta (Kaftor: Am 9,7; Dt 2,23). Se les
identifica con los Pelasgos = Pelestins (las consonantes g y t son
intercambiables en griego). Los filisteos tienen un origen indoeuropeo, y hablaban un dialecto protogriego. Eran de
talla más alta que los semitas y tenían costumbres completamente diversas. No
se circuncidaban, lo cual resultaba extraño en una zona donde todos los otros
pueblos practicaban la circuncisión. Por eso van a ser conocidos como "los
incircuncisos". Lo mismo que sucedía con los indios de América que
guardaban como trofeo de guerra las cabelleras de los blancos, el trofeo de
guerra de los israelitas serán los prepucios de los filisteos (1 Sm 18,27).
Introdujeron en la zona la industria del hierro, lo cual les dará una
superioridad técnica en la batalla. Guardaron celosamente el monopolio de la
industria del hierro y el acceso a las regiones mineras, lo cual les daba la
ventaja en la batalla (Sm 13, 19-20). Llevaban coraza y casco (las palabras
hebreas que designan estas armas son evidentemente extranjeras: (koba,
shirion). Los hebreos llevaron estas armas solamente a partir del reinado de
Ajab.
La práctica de los combates singulares es una de las contribuciones
culturales filisteas que podemos ver en el combate entre Goliat y David (1 Sm
17,8-9), y nos recuerda las páginas de la Ilíada.
Parece ser que al principio los filisteos no intentaron adentrarse en la
montaña ocupada por los israelitas, pero si hubo continuos enfrentamientos en
la Shefela o tierra intermedia. La tribu que sufrió más a sus manos fue la de
Dan que habitaba en el valle de Sorec, justo en la frontera filistea. El libro
de los Jueces nos habla de esta confrontación (Jc 13-16). Al final los danitas
tuvieron que abandonar el territorio para buscar otro en el norte, al pie del
monte Hermón (Jc 18), donde fundaron un santuario que llegará a ser muy
importante después del cisma samaritano.
A mitad del siglo XI los filisteos comienzan a hacer sentir el peso de
su superioridad y van conquistando todo el país de una forma permanente. Los
primeros conflictos entre filisteos e israelitas nos los cuenta ya la historia
de Sansón, pero estas relaciones se van a deteriorar aún más, hasta llegar a
una lucha a muerte por la plena posesión del país de Canaán.
Es en este momento cuando el sistema político hebreo, la confederación
tribal se muestra incapaz de hacer frente a este desafío. Cuando se trataba de
enfrentarse con los ataques esporádicos de la tribus del desierto, el sistema
funcionó razonablemente bien, como podemos ver en los relatos de Gedeón (Jc 7),
o cuando se trataba de frenar las aspiraciones expansionistas de un determinado
rey de una ciudad cananea, tal como sucede en el relato de Débora (Jc 4).
Pero ahora se trata de enfrentarse a un plan sistemático de conquista
del país. Al sistema tribal hebreo le falta coherencia para resolver esta
crisis. No existe un ejército profesional permanente. No hay un verdadero
sentido de solidaridad. Cada tribu se preocupa sólo de defender su pequeño
territorio, pero les falta una visión global del problema, y la capacidad de
dar una solución de gran envergadura a la crisis filistea.
Las excavaciones arqueológicas revelan la profundidad de la ocupación
filistea. Incluso en ciudades tan alejadas de la costa como Beisán es posible
encontrar huellas de ocupación de los pueblos del Mar. La instituciones
israelitas se vinieron abajo estrepitosamente.
En esta fase de la expansión filistea, Judá parece haber estado
pacíficamente sometida a la hegemonía filistea, y no haberse unido a sus
hermanos del Norte su resistencia contra el invasor. El control filisteo sobre
los territorios nuevos se ejercía por medio de “guarniciones” asentadas en
lugares como Guibeá, o Belén. Los primeros intentos de rebelión israelita
consistirán en el ataque a estos destacamentos filisteos.
Diversas tendencias
en las fuentes
¿Cómo puede un pueblo tener un rey y seguir reconociendo la realeza de
YHWH? El nacimiento de la realeza fue muy conflictivo en Israel desde el punto
de vista ideológico. Había resistencias a asimilarse a los otros pueblos de la
región que tenían reyes. La monarquía ponía en peligro la soberanía de Dios,
como podía bien verse en los países vecinos donde el rey llegaba a ser adorado
como dios.
Los israelitas tenían hasta entonces una constitución patriarcal, donde
los Ancianos gozaban de la misma autoridad que el padre de familia, pero
ampliada a todo el clan. Una corriente dentro de la tradición israelita se
enfrenta abiertamente contra la monarquía. Otra tendencia verá la monarquía
como una nueva etapa en la historia de salvación (2 Sm 7), que aporta la
promesa de un rey Mesías.
En el relato de 1 Sm 8-12 se combinan fuentes y tradiciones diferentes,
no sólo desde el punto de vista literario o lingüístico, sino incluso
ideológico. Una de estas tradiciones revela una actitud crítica contra la
monarquía. Para el autor de esta fuente la iniciativa de instaurar la monarquía
vino del pueblo y no de Dios (8,4-22). Otra fuente en cambio considera la realeza
como don e iniciativa divinos (9, 11).
La corriente opuesta al rey responde al juicio negativo dado sobre la
realeza al final del primer templo. Los reyes son considerados responsables de
haber dejado que Israel se resbalase hacia la desobediencia, y son los últimos
responsables de la destrucción del Reino a manos de los babilonios.
La Historia
deuteronomista
El libro de Samuel (un libro en la Biblia hebraica y dos en la griega)
contiene el relato del nacimiento de la monarquía en Israel y pertenece a lo
que desde Martin Noth se ha dado en llamar la historia deuteronomista, es
decir, una historia de Israel compuesta desde el punto de vista de la teología
del Deuteronomio.
Dicha historia deuteronomista abarca los libros que en la Biblia Hebrea
se conocen como “profetas anteriores”, es decir: Josué, Jueces, Samuel (1y 2) y
Reyes (1 y 2). Las relaciones de pensamiento y vocabulario entre el
Deuteronomio y estos cuatro libros se deja reconocer fácilmente. Aunque el
último redactor de la obra deuteronomista es postexílico, sin embargo es claro
que esta obra incorpora fuentes anteriores, elaborando tradiciones orales y
documentos escritos que pertenecen a distintas épocas y autores. Inclusive esta
historia no fue editada una sola vez, sino que hay huellas de diversas
ediciones sucesivas.
La historia deuteronomista es la obra de una "Escuela
deuteronomista", en el mismo sentido en que hablamos de una "Escuela
sacerdotal", o de una "Escuela de Isaías". Es frecuente que
diversos escritos que se extienden a veces durante varios siglos se atribuyan
todos al fundador de la escuela. En el caso de la escuela de Isaías, el
conjunto de los oráculos se atribuye a un profeta del siglo VIII, aunque muchos
de ellos pertenecen al siglo VII y VI.
En el caso de la escuela sacerdotal que redacta sus textos en la obra
postexílica, podemos ver el influjo del profeta Ezequiel. Para la escuela
deuteronomista algunos subrayan muchos vínculos comunes con el pensamiento y el
lenguaje del profeta Oseas, el profeta del amor de Dios.
Samuel ¿sacerdote,
profeta, vidente?
El hombre providencial de la crisis filistea fué Samuel, una de las
figuras de primera importancia en la historia de Israel. Es él quien jugó el
papel más importante en el advenimiento de la monarquía. Pero ¿quién era Samuel?
La Biblia nos le presenta a la vez como sacerdote habilitado para ofrecer el
sacrificio (1 Sm 15), como "vidente" (9-10), como profeta (3,19-21) y
como juez (7). No ha podido jugar todos estos papeles al mismo tiempo y es
difícil decir cuáles de ellos ha ejercido.
Ha sido a la vez el hombre de la tradición y el hombre del futuro.
Hombre providencial que tuvo la intuición de que el régimen político de la
confederación tenía que cambiar si es que querían hacer frente a la crisis
filistea.
De niño se había educado en el santuario de Siló, junto al sumo
sacerdote Elí. Allí el niño Samuel fue testigo de todas las aspiraciones y las
contradicciones del antiguo régimen. La historia deuteronomista ha subrayado el
final de una época en la muerte de Elí y de sus hijos, y el final de Siló como
templo relacionado con el arca. Esto abrirá la puerta a nuevos desarrollos en
los que el arca estará ligada a David, a Jerusalén y al sacerdocio sadoquita.
Samuel es el eslabón entre estas dos galaxias.
Efectivamente Samuel escogió primeramente a Saúl como rey, pero cuando
esta obertura de la monarquía acabó en un completo desastre, no se aferró a su
primera opción, y fue flexible para cambiar y recomenzar de nuevo con David.
Saúl
Por J.M.Martin Moreno
La subida al trono de
Saúl
Hay tres relatos sobre la subida de Saúl al trono:
1 Sm 11, 1-11.15: la elección se hace echandola a suertes. Saúl confirma
la elección mediante su victoria sobre Najas y los amonitas.
1 Sm 8,4-22; 10,17-27: la iniciativa viene del pueblo que pide un rey.
Samuel se muestra contrario a la idea. Es la fuente antimonárquica.
1 Sm 9,1 - 10,16: el relato de las asnas perdidas. En este caso, la
iniciativa parece venir de Dios.
El más antiguo de estos relatos parece ser el primero. La elección de
Saúl sigue la misma línea de las designaciones carismáticas de los jueces
anteriores. Cuando la villa de Yabés de Galaad es atacada por los amonitas (1
Sm 11), Saúl toma la iniciativa y envía mensajes a "todo el territorio de
Israel". Junta a las tribus en torno a su persona y consigue la victoria.
En la historia de los jueces anteriores su vocación se terminaba tras la
victoria. Esta vez Saúl recibe la unción real y es proclamado rey de una forma
permanente. Después de haber asegurado la frontera oriental donde los amonitas
habían intentado aprovecharse de la extrema debilidad de Israel se vuelve
contra el verdadero enemigo, los Filisteos y su proyecto de conquista global.
En Guibeá, en pleno territorio de Benjamín había un destacamento
filisteo. y una estela que simbolizaba esta ocupación. Cuando Jonatán, el hijo
de Saúl, abatió esta estela, los filisteos comprendieron que eso significaba la
rebelión de los hebreos (1 Sm 13,3). Los filisteos se juntaron para combatir
contra Israel. Saúl los venció en la batalla de Mikmás (1 Sm 13-14), y fueron
rechazados hacia su territorio.
Al principio de su reinado el territorio bajo el dominio de Saúl debió
ser bastante pequeño. Probablemente Benjamín, Efraím y Galaad. El acceso a Judá
estaba interrumpido por Jebus todavía en manos de los cananeos y gran parte del
país estaba en manos de los filisteos.
La victoria de Saúl en Mikmás liberó la Shefela hasta Ayalón,
prácticamente toda la región de colinas hasta la región de Gat. Saúl puso su
capital en Guibeá, que en adelante será llamada Guibeá de Saúl. Probablemente
coincide con las excavaciones de Tel el Ful, donde se han encontrado restos de
una fortaleza israelita de finales del siglo XI.
Saúl establecerá su corte en el palacio de Guibeá, en el territorio de
la tribu de Benjamín, que era su propia tribu. Todavía seguimos moviéndonos en
el ámbito de la preponderancia de la "Casa de José" durante todo la
época de la formación del Estado.
Luces y sombras del
reinado de Saúl
Saúl "estaba en la flor de su edad y era hermoso. Nadie entre los
israelitas era tan bello como él. De hombros para arriba sobrepasaba a todos en
estatura" (1 Sm 9,2). Tenía un verdadero carisma para guiar al pueblo pero
tenía serios problemas sicológicos, probablemente un carácter maníaco depresivo
que le hacía pasar por fases de exaltación y depresión. "El espíritu del
Señor se había retirado de Saúl y un mal espíritu proveniente de YHWH le
causaba terrores" (1 Sm 6,14). Pronto estos defectos se hicieron evidentes
a todos. Su propia falta de seguridad personal le lleva a enfrentarse a Samuel,
que le había designado. Samuel le retiró su confianza, quizás porque vio que
Saúl no aceptaba ser una marioneta en sus manos.
En ese momento comienza a brillar en la corte del rey la estrella de
David, que se había presentado como un joven de gran talento y aspiraciones.
Sus éxitos en la guerra provocaron los celos de Saúl, y David tuvo que huir
para salvar su vida.
Saúl se transforma en un personaje de tragedia en un descenso fatídico
que le llevará hasta el abismo, fomentando una melancolía morbosa, la
animosidad contra David, y la conciencia de estar en una posición inestable.
Acaba por alienarse las fuerzas vivas de la nación. Se enfrenta sucesivamente
con Samuel (1 Sm 15,24-31), David (1 Sm 20), los sacerdotes (1 Sm 22, 6-19), el
ejército (1 Sm 14,45). Estas querellas internas le llevan a abandonar la gran
empresa nacional que es la cruzada contra los filisteos.
Estos libraron la batalla decisiva contra Saúl en los montes de Gelboé,
al norte de la Samaría actual, y allí perdió Saúl el reino y la vida hacia el
año 1010 a.C., después de haber visto caer a sus tres hijos. Una flecha le
atravesó el vientre; para no caer en manos de los filisteos, tomó la espada y
se arrojó encima. Los filisteos le cortaron la cabeza y colgaron su cuerpo y el
de sus hijos de los muros de Beisán (1 Sm 31).
Este cuadro sombrío y deprimente del primer rey de Israel tiene valor de
signo. Cuando Jerusalén fue más tarde asediada por los babilonios, el último
rey, Sedecías, fue a encontrarse con su adversario Jeremías que le había
anunciado la ruina de su reino, y le puso la misma pregunta que Saúl había
puesto a la nigromante de Endor. La respuesta que recibió fue la misma que
recibió Saúl. El destino de la monarquía israelita estaba ya prefigurado en su primer representante.
El reino de David
Por J.M.Martin Moreno
La subida de David al
trono
Hay también versiones diferentes sobre la manera cómo David apareció en
la corte de Saúl por vez primera. Según 1 Sm 16,14-23 su presencia fue solicitada
a causa de sus aptitudes musicales. En 1 Sm 17,12-30 es la victoria sobre
Goliat la que le abre el camino hacia la corte real. Según 1 Sm 16,1-13, fue
todo una iniciativa de Samuel que escogió carismáticamente al hijo de Jesé de
entre sus hermanos. Encontramos la huella de fuentes diversas que han sido
utilizadas por el redactor deuteronomista. Sin embargo el influjo del
Deuteronomio es aquí menos evidente que en Jueces o Reyes.
Una de las fuentes que se ha podido identificar es el "Relato de la
subida de David al trono” (1Sm 16,1 - 2 Sm 7). Esta obra se ha solido fechar
durante el esplendor cultural de la época de Salomón. Según esta opinión habría
sido el comienzo de la historiografía como género literario en Israel. Hoy día
hay quienes la sitúan en época posterior, en el siglo VIII o VII. Aunque
muestra una admiración evidente por la persona de David, y ciertos rasgos
tendenciosos, no es una historia "ad maiorem Regis gloriam", como las
narraciones egipcias, tan serviles y aduladoras
David llega a la corte de Saúl en Guibeá. Pronto cautiva a todos con su
encanto. Es joven, rubio, "de buen aspecto y bella hechura (1 Sm 16,12).
Tiene a la vez rasgos fuertemente masculinos par la guerra y la política, y
rasgos femeninos como la música, la poesía, la ternura, las lágrimas el amor
excesivo hacia sus hijos a quienes mimó y malcrió. Tenía una personalidad
seductora, y pronto su encanto sedujo no sólo al rey, sino a la hija del rey,
Mikal que será su esposa (1 Sm 18,17-26) y al hijo del rey, Jonatán que será su
mejor amigo (Sobre la amistad de David y Jonatán, ver mi artículo: "El
amigo fiel no tiene precio", Sal Terrae, 89 (2001) 782-784).
El éxito militar de David va a suscitar la envidia de Saúl, que cambia
su cariño del principio por ira y rencor. Una vez más fueron las mujeres con su
admiración por David y cantando y danzando en su honor, las que despertarán los
celos de Saúl. "Todos en Israel y Judá amaban a David, pero Saúl lo
temía" (1 Sm 18,6-16). Tras resultar sospechoso, David tuvo que huir y se constituyó
en jefe de una banda guerrillera en el desierto de Judá, al sur de Hebrón (1 Sm
22-24). Alrededor de él se congregan otros fugitivos a quienes el gobierno de
Saúl había maltratado, justa o injustamente. Comienza así en el sentido más
literal su "travesía del desierto". David lleva una vida de
aventurero y bandolero, seguido por un puñado de proscritos. Consigue dar
varios golpes de audacia, y varias veces escapa milagrosamente de la muerte.
Su situación se hizo tan precaria que se tuvo que pasar con su puñado de
hombres al servicio del rey filisteo de Gat (1 Sm 27-30). El rey Aquis le
confió el territorio simeonita para asegurar un cierto orden frente a los
amalecitas, otras tribus vecinas de la región en guerra con los filisteos.
David se atrajo la simpatía de los clanes meridionales de la tribu de Judá.
Aunque estuvo al servicio de los filisteos como mercenario, la Biblia subraya
que nunca atacó a sus propios hermanos israelitas (1 Sm 27,8-12).
Después del desastre de Gelboé, en el que Saúl murió y sus tropas se
dispersaron, David fue proclamado rey por la tribu de Judá. La unción tuvo
lugar en Hebrón (2 Sm 2,1-4). Mientras tanto en el norte el general Abner, el
hombre fuerte de Israel había congregado las tropas dispersas y había pasado a
la Transjordania para nombrar allí como rey a un hijo de Saúl, Ishbaal. Este
reinó sólo dos años, porque sus propios oficiales le juzgaron incapaz.
Finalmente, después de los asesinatos de Ishbaal y de Abner, la corona de
Israel fue también ofrecida a David, ya rey de Judá, que era la única persona
capaz de resolver aquella situación caótica. Así David llegó a ser a la vez rey
de Judá y de Israel hacia el año 1.000 a.C. Se tratará con todo de una
monarquía dualista, un Reino unido: David es rey sobre Israel y sobre Judá (2
Sm 5,5). Pero es un reino expuesto a tensiones y luchas intestinas que tenían
que acabar tarde o temprano en un cisma
El imperio de David
Decíamos que siete años después de su unción en Hebrón, David se
convierte en rey de todo Israel. Su primer problema fue dotarse de una capital.
¿Dónde? Elegir Hebrón o Belén equivaldría dar a la tribu de Judá una
preponderancia que no había tenido nunca y suscitar los celos y el odio de las
tribus del norte. Pero establecer la capital en el norte, significaba
traicionar a sus compatriotas de Judá que le habían sido fieles en las horas
difíciles. Además en el norte no sería sino un rehén en manos de los israelitas
de Efraím y sus grupos de presión. Fue entonces cuando decidió conquistar
Jerusalén que hasta entonces había estado en manos de los jebuseos.
La ciudad jebusea ha sido hallada en las excavaciones arqueológicas. La
fortaleza se encontraba en la colina oriental, limitada al este por el valle
del Cedrón y al oeste por el valle del Tiropeon. Al fondo de la pendiente
oriental se encuentra la fuente del Gihon. Los jebuseos tenían acceso al agua
desde el interior de la muralla por medio de importantes obras de ingeniería.
La fortaleza era verdaderamente inexpugnable. El rey jebuseo alardeaba de que
incluso hasta los ciegos y los cojos podrían rechazar fácilmente a los
asaltantes (2 Sm 5,6).
Para David el sitio era ideal. Exactamente la frontera entre Judá y
Benjamín. La ciudad no pertenecía al sistema tribal, ya nadie podría pensar que
una tribu había sido especialmente favorecida. Jerusalén, fuera de los reclamos
tribales, será "su" ciudad persona, la ciudad de David (2 Sm 5,9), la
dote personal de la dinastía davídica donde podrá establecer su poder personal,
su gobierno central, la administración y un ejército profesional que le será
siempre fiel. Allí se rodea de símbolos de prestigio típicamente orientales, el
palacio, el harén con numerosas esposas y concubinas (1 Cr 3,1-9), la guardia
pretoriana de los "treinta" y los "tres" (1 Cr 11, 26-47).
Centraliza en la nueva capital el poder administrativo, dotando a Israel de una
burocracia y un equipo de funcionarios (1 Cr 27), y pone al frente del ejército
al astuto general Joab, su pariente y su incondicional servidor.
Las guerras
expansionistas
Y comienzan aquí las grandes aventuras militares de David. Primero se
vuelve contra los filisteos y consigue una gran victoria junto a las aguas del
valle de Refaim, junto a Jerusalén (1 Sm 5,17-25). A partir de ese momento los
filisteos ya nunca serán una amenaza contra Israel y quedarán como estado
vasallo. Pero no se contenta con eso. Aprovechándose del eclipse temporal de
las grandes potencias de Egipto y Mesopotamia, se crea un pequeño imperio en
Siria y Palestina.
Las últimas ciudades cananeas son conquistadas. Moab (2 Sm 8,2) y Edom
(1 Sm 8,14) se convierten en vasallos de David y le rinden tributo. Después de
la toma de Rabbat Amón, se ciñe la corona de los amonitas (2 Sm 12,26-31).
Interviene también en las querellas de los pequeños estados arameos y
extiende su protección al reino de Hamat (2 Sm 8,8-11). La esfera de influencia
de David, según el relato bíblico, se extendió desde Egipto hasta el Éufrates.
Fue el momento de máximo esplendor de la historia de Israel.
La teología política
de David
Pero la obra más duradera de David fue unificar el conglomerado amorfo
de las tribus en torno a no tanto a su persona cuanto en torno a un proyecto
político y religioso. El arca era el símbolo más significativo de la israelidad
de Israel. Quizás la iniciativa más importante de todo su reino fue trasladar
el arca a Jerusalén. Así vincula la nueva realidad política a las antiguas
instituciones. El traslado del arca estuvo rodeado de gestos rituales y de un
desbordamiento de alegría (2 Sm 6,1-23). Asume así el pasado de Israel, los
años de pobreza, de servidumbre, de itinerancia. La función real y la
administración del reino son la prolongación de antiguas promesas hechas a los
antepasados de Israel, pero en un marco completamente nuevo.
Y estas promesas de Dios a Moisés y a los patriarcas no van a quedar
vinculadas sólo a su persona, sino a su dinastía, "la casa de David".
Las promesas genéricas que Dios hizo a Israel son canalizadas ahora a través de
David y sus descendientes. El rey Mesías del futuro será un descendiente de
David. Las expectativas del pueblo se ven así condicionadas por la mediación de
los reyes davídicos. La fidelidad a la alianza hecha con el Señor equivale a la
fidelidad a la casa de David.
2 Sm 7 es el capítulo más importante en la historia de la monarquía.
David quería construir una casa (templo) para el Señor, pero Dios le hace ver
por la mediación del profeta Natán que no son esos sus planes. No es David
quien va a construir una casa para el Señor, porque YHWH no es un dios que
pueda quedar encerrado en una casa. Es Dios quien va a construir una casa
(dinastía) a David. La realeza se perpetuará sin fin en la casa de David. La
historia de Dios con su pueblo en adelante estará vinculada a una familia
determinada.
David es el prototipo del futuro Mesías. Esta teología mesiánica que
encontramos en oráculo de Natán, será desarrollada en los salmos reales (2, 45,
89, 110...), y en los oráculos proféticos de Isaías (el libro de Emmanuel: Is
7-11) o de Ezequiel (Ez 34). Siempre habrá un rey davídico en el trono de
Jerusalén. Esta dinastía no será jamás rechazada como fue la de David. Nunca
los enemigos podrán prevalecer contra Israel mientras haya un rey davídico
sentado en el trono de Jerusalén. Esta teología davídica dará una gran
estabilidad al reino de Judá. De hecho durante toda la etapa del primer templo
no hubo en Jerusalén ningún cambio de dinastía, mientras que en el norte se
sucedían continuamente los golpes de estado.
David y
sus hijos
Los últimos años del reinado de David estuvieron oscurecidos por guerras
continuas. La revuelta de sus hijos, sobre todo de Absalón, será el banderín de
enganche de todo el descontento que había Judá y en su antigua capital Hebrón,
desde que David la abandonó para poner su capital en Jerusalén.
Absalón es también un hombre hermoso, como David al tiempo de su
juventud. Hace matar a su hermano Amón (2 Sm 13). Pero el rey se muestra débil
hacia ese hijo, como lo había sido con todos sus hijos, y le da una segunda
oportunidad (2 Sm 14, 28-33). Absalón prepara una conspiración y se hace
proclamar rey en Hebrón. David huye de Jerusalén y se refugia en el desierto
hasta que su general Joab finalmente puede aplastar la rebelión (2 Sm 15-19).
La segunda gran crisis será la revuelta de Sheba (2 Sm 20), que
explotará el descontento de las tribus del Norte, que habían perdido la
hegemonía que habían tenido al tiempo de la confederación tribal. Estas
revueltas nos muestran lo frágiles que eran los lazos forjados entre las tribus
de Israel, y nos hacen ver las semillas del cisma futuro.
Para la historia de este período descubrimos en la historia
deuteronómica la presencia de una fuente de una calidad extraordinaria desde el
punto de vista literario. Se la llama con el nombre de "Historia de la
sucesión al trono" y engloba los capítulos 2 Sm 9-20 y 1 R 1-2.
El autor del relato ha descrito con una lucidez cruel el
desencadenamiento de las pasiones y las envidias de hijos y madres, junto con
la debilidad del padre. Los sucesos se desenvuelven durante la ancianidad de un
rey que se va a ver manipulado fácilmente por su entorno.
Algunos piensan que tanto la “Historia de la subida de David al trono”
como la “Historia de su sucesión”, son partes de un relato único. Dicho relato
se centraría en la historia del arca desde su captura por los filisteos hasta
su entronización en el nuevo templo construido por Salomón. Este relato se
habría escrito con una finalidad apologética y debería ser datado en el siglo
X, y no en la época del redactor deuteronomista.
Salomón en el trono de
David
Por J.M.MaratinMoreno
Salomón administrador
Era el décimo hijo de David, el cuarto nacido en Jerusalén. Hijo de
Betsabé, cuyo adulterio había dado tanto que hablar, había asistido en la
sombra a las rivalidades entre sus hermanos mayores. El reino de Salomón nos es
conocido por dos fuentes: el libro de los Reyes (1 R 1,28-11,43) y el libro de
las Crónicas (1 Cr 29,21-30; 2 Cr 1,1-9,31). En el libro de las Crónicas
Salomón se ha hecho perdonar sus pecados gracias a la construcción del templo y
el Cronista subrayará sólo los aspectos positivos del reino en el campo del
culto y la liturgia. En cambio la historia deuteronomista se muestra mucho más
crítica, aunque también cierre un poco los ojos sobre los aspectos más
negativos del reinado
Su reino comenzó con un baño de sangre. Su hermano Adonías y el general
Joab fueron pasados por las armas, y sus partidarios debieron sufrir una purga
(1 R 2).
Beneficiándose de las victorias y la política tan hábil de su padre,
Salomón no tuvo que combatir en sus fronteras. La guerra fue sustituida por la
diplomacia. Los matrimonios con princesas extranjeras confirmaban los pactos
políticos con sus países respectivos. Se casó incluso con la hija del Faraón (1
Re 3,1). La Biblia nos dice que “amó a muchas mujeres” (1 R 11,1). Llegó a
tener 700 esposas y 300 concubinas. ¿Es posible “amar” a 1.000 mujeres a la
vez. Pero en realidad el harén oriental tiene poco que ver con el amor. Es su
símbolo de estatus social y de prestigio. Un monarca que quería hacerse
respetar debía tener un harén muy numeroso.
La paz que caracteriza su reinado le permite consagrar sus esfuerzos a
otras tareas: creación de una administración unitaria que rompe el cuadro de
las tribus e imita los métodos de los grandes imperios (1Re 4,1 - 5,8);
trabajos considerables que embellecen la capital y la dotan de un palacio y un
templo suntuoso. La alianza con el rey de Tiro le abre el comercio marítimo (1
Re 4,15-26); arma una flota mercante en el puerto de Esion Geber, cerca de
Eilat, en las orillas del mar Rojo. Del Líbano trae madera para la construcción
del templo. Con África comerciaba el oro, la plata, el marfil y el ébano (1 R
9,26-28; 10,11-13,22). La cantidad de metales preciosos traídos por Salomón es
asombrosa: 420 talentos, que equivalen a 15.000 kilogramos.
Controló las rutas de las caravanas, sobre todo la "via
maris", imponiendo sus peajes (1 R 10,15). Creó un cinturón de villas
fortificadas, que podemos ver todavía en los estratos arqueológicos de esta
época en Jasor, Meguido y Gézer (1 Re 9,19). Reunió un gran número de caballos
y de carros –1.400 carros y 12.000 caballos-, y construyó gigan-tescas
caballerizas para albergarlos (1 R 10,28-29).
La religión y la
literatura
La realización más importante de Salomón fue la construcción del Templo
de Jerusalén durante siete años. El arquitecto principal fue un ingeniero de
Tiro (1R 6). El templo se inspiraba en los templos cananeos de tres recintos:
el vestíbulo (ulam), el santo (hekal) y el sancta sanctorum (debir), una cámara
oscura separada del hekal por el velo. En el lugar donde en los templos
cananeos se encontraba el ídolo, encontramos en Jerusalén el arca de la
alianza, con el propiciatorio y los querubines de oro, el lugar donde Dios
encuentra su reposo. "Dios se sienta sobre los querubines" (Sal
80,2).
Esta actividad de construcción en el templo y en el palacio real llevó a
un florecimiento de las artes durante su reinado. El rey Salomón ha pasado a la
historia como el rey sabio por excelencia. Compone proverbios, cantos, fábulas
sobre animales y plantas (2 Sm 5,9-14). Israel acoge la sabiduría prestada de
Egipto. Enseguida hablaremos del comienzo de los géneros literarios que estarán
más tarde presentes en la Biblia, el género sapiencial, la lírica, la
historiografía.
Las sombras del reino
de Salomón
A pesar de estas manifestaciones brillantes, algunas grietas empiezan a
notarse en el edificio. Salomón no tuvo el valor de su padre. Durante su
reinado, Hadad, un hijo del rey de Edom destronado por David, se instaló de
nuevo en su país (1 R 11,14-22). Razin funda en Damasco un reino arameo que
pronto se convertirá en el primer rival de Israel (1 R 11,23-25).
La acogida y asimilación del patrimonio cultural extranjero condujo
también a serios conflictos. Las princesas extranjeras introdujeron en
Jerusalén los cultos de los dioses de sus países de origen, y Salomón mismo se
vio arrastrado a esos cultos.
Para la construcción del templo y de las otras obras faraónicas, además
de numerosos técnicos extranjeros, Salomón debió recurrir al trabajo forzado;
impuso las levas no sólo a esclavos y extranjeros, sino aun a los israelitas.
Millares de israelitas participaban en las brigadas de trabajo: 30.000
transportaban los materiales de construcción, 70.000 los cargaban, y 80.000
picaban piedra en las canteras. Esta multitudinaria mano de obra era dirigida
por 3.000 capataces.
Esta obra sólo podía ser llevada a cabo gracias a una organización
compleja. De todo ello surgió un aparato de estado muy organizado y
centralizado, que chocaba directamente con la antigua situación tradicional de
las tribus y su organización patriarcal. Los funcionarios constituían una nueva
clase social. Por primera vez hubo en Israel dos clases sociales enfrentadas.
Quizás cuando el Yahvista describe la torre de Babel, o la opresión del
pueblo en Egipto, podemos ver ahí una crítica velada de las estructuras
grandiosas que estaban presentes en Israel en tiempo de Salomón.
Fue necesario importar muchos materiales de construcción. Jiram, rey de
Tiro, tenía el monopolio de la madera. Salomón tenía que pagar anualmente 8
toneladas de trigo y 8.000 litros de aceite de primera calidad (1 R 5,25). Al
final de la construcción la deuda externa era tan grande que Salomón tuvo que
dar a Jiram 20 ciudades israelitas de la Galilea a cuenta del pago (1 R 9,11).
La lujosa corte salomónica se financiaba también desde el bolsillo del
modesto contribuyente. Cada día consumía 12 toneladas de trigo especial y 24
toneladas de harina común, lo cual supone anualmente 4.380 tonelada se harina
especial y 8.760 tonelada de harina común. El consumo diario de carne era de
diez bueyes cebados, 20 bueyes alimentados con pastos y cien ovejas.
La complicada administración salomónica se encargaba de recaudar los
impuestos que recaían sobre todo sobre los territorios del Norte. Aunque la
crítica bíblica principalmente sobre la idolatría de Salomón y los templos de
sus mujeres, hay sin duda una crítica velada a estos sistemas grandiosos
salomónicos, tan lejanos de la simplicidad y austeridad de las antiguas tribus.
“YHWH se enojó contra Salomón por haber desviado su corazón de YHWH,
Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y le había dado
instrucciones sobre esta cuestión, que no marchara en pos de otros dioses… Por
haber actuado así y no haber guardado mi alianza y las leyes que te ordené, voy
a arrancar el reino de tus manos y lo daré q un siervo tuyo. Pero no lo haré en
vida tuya, en atención a David tu padre. Lo arrancaré de mano de tu hijo.
Tampoco arrancaré todo el reino; daré una tribu a tu hijo, en atención a David,
mi siervo, y a Jerusalén que he elegido (1 R 11,9-13).
Como premonición de lo que iba a suceder tras la muerte de Salomón, el
general Jeroboán se rebeló contra el rey. Notemos que Jeroboán es un efraimita,
la tribu que más había perdido cuando se desplazó el centro de gravedad del
país hacia el sur. Y el profeta que será su mentor espiritual es Ajías de Siló
(1 R 26-40). Podemos ver estos dos nombres la alusión a viejos resentimientos
de las tribus del norte contra la monarquía judaíta, que desembocarán en el
cisma durante el reinado del sucesor de Salomón.
La literatura bíblica
en toda esta época
Con el establecimiento de la monarquía en Israel se
hizo más necesario que nunca el uso de la escritura en la administración, el
comercio, la corte… Desde este momento podemos hablar con seguridad de la
existencia de escritos, y no sólo de tradiciones orales, aunque éstos no
coincidan exactamente con los libros actuales de la Biblia y estén abiertos a
sucesivas redacciones corregidas y aumentadas. La necesidad de justificar
ideológicamente la monarquía davídica y sus instituciones debió llevar a
redactar las tradiciones antiguas de los padres, de modo que sirvieran como
aglutinante ideológico. Algunos asignan a esta época de los comienzos de la
monarquía la fuente J (yahvista) que recoge las antiguas tradiciones de las
tribus del Sur, aunque cada vez son más los que la fechan más tarde en el siglo
VIII y VII.
Von Rad es el que más ha hecho hincapié en valorar esta época de
Ilustración salomónica, como cuna de la literatura de Israel. En la corte se
crean escuelas para la formación de los escribas y funcionarios reales. Por
supuesto que estos primeros escritos no gozan todavía de un status canónico de
“Escritura”, pero comienzan a ser el germen de futuros desarrollos.
Veamos algunos de los ámbitos en los que esta
literatura comienza a generarse y transmitirse:
En el marco del clan familiar siguen cultivándose
las tradiciones orales: sagas, leyendas, relatos sobre el éxodo... A este
ámbito familiar probablemente pueden remitirse textos como el cántico de María
(Ex 15, 21) o el “cántico de los pozos” (Nm 21, 17-18).
En los lugares de culto, especialmente el templo de
Jerusalén, se transmiten leyendas, rituales, oráculos (como la bendición de
Balaam en Nm 24)... Quizás en este ámbito se redacta el documento yahvista (que
incluye el “decálogo”), y tal vez alguno de los salmos más primitivos.
En ámbitos carismáticos vinculados a figuras
religiosas (como Samuel) ajenas al mundo del sacerdocio hereditario, nacieron
probablemente textos como el cántico de Débora (Jc 5), la historia del Arca
(relato bastante unitario tal como se nos ha conservado, en 1 Sm 4, 1 – 7, 1),
o las “florecillas” de Samuel, y quizá otras obras, desconocidos para nosotros
pero mencionadas en la Biblia, como el Libro de las guerras de YHWH (Nm 21, 14)
o el Libro del Justo (Jos 10, 13; 2 Sm 1, 18).
En la corte se lleva a cabo una codificación de
proverbios (que mucho más tarde será atribuida a Salomón), se confeccionan
listas de funcionarios (como las que tenemos en 2 Sm 20, 23-26 o en 1 Re 4,
1-19) y se redacta el relato novelesco unificado de la ascensión de David al
trono, su reinado y su sucesión.
Como conclusión, podemos decir que en esta etapa de
la historia del pueblo judío no existía aún ninguno de los libros que hoy
conocemos como bíblicos. Sin duda había una búsqueda de la palabra de Dios y
una experiencia de ésta; incluso tal vez algunos textos suscitaban cierta
veneración religiosa, pero claramente no se tenía el sentido de una “Palabra de
Dios” recogida por escrito y proclamada como tal. No hay todavía Escritura
canónica.
Incluso podría haber tradiciones diferentes sobre
Jacob y sobre Israel, que en la redacción bíblica aparecen como un solo
personaje. Al fusionarse las tribus que detentaban a uno u otro como epónimos,
se fusionaron también los dos nombres en un solo personaje. Los relatos sobre
la estancia de Abrahán en Hebrón pueden considerarse como un precedente
legitimador del reinado de David, que tuvo su primera sede en esa ciudad. Los
manejos de Rebeca para dar la primogenitura a su hijo Jacob, pueden ser un modo
de legitimar el hecho de que Betsabé intrigó también para que el trono fuese a
Salomón, a pesar de no ser el primogénito.
Los que atribuyen estos escritos a una época
postexílica, piensan que tratan de justificar los reclamos territoriales de los
judíos en Hebrón y el sur de la montaña de Judea que cuando el exilio había
sido ocupado por los edomitas (idumeos),
Las hipótesis minimalistas recientes, a las que venimos aludiendo
continuamente, ponen en cuestión este florecimiento literario de la corte de
Salomón, y retrasan mucho la aparición de los primeros escritos bíblicos. Uno
de los argumentos que más utilizan es la absoluta falta de inscripciones
anteriores al siglo VII en todas las muchas excavaciones que se vienen haciendo
en Jerusalén. Esta ausencia total de inscripciones escritas de este período
contrasta con el número creciente de inscripciones que se van encontrando a
partir de finales del siglo VIII. Parece como si de repente, en la época de
Ezequías la sociedad israelita se hubiese alfabetizado de golpe.
Ahora bien, aunque puede que antes de la
alfabetización generalizada se hayan dado tradiciones orales y géneros
literarios orales, sin embargo hay que suponer que el desarrollo de la
literatura requiere una alfabetización previa, y mal podríamos hablar de un
esplendor literario en la corte de Salomón en el siglo X, si para entonces el
país no estaba aún alfabetizado y la escritura era sólo un instrumento en las
manos de unos pocos escribas de la cancillería real de Jerusalén o de Samaría.
Todo esto viene a poner un signo de interrogación en cuanto hemos dicho
anteriormente sobre el esplendor literario de la corte de Salomón. Mal puede
florecer la literatura cuando todavía no hay un público de lectores. Aunque
Jerusalén se va configurando como el principal lugar de culto judío, existían
todavía en Israel santuarios muy diversos. Los más antiguos (Siquén, Betel,
Mambré, Beersheba, Penuel) son de origen cananeo; otros surgen en la época del
éxodo (la tienda de la reunión, el arca de la Alianza) y aun después (Guilgal,
Siló, Mispá, Dan, Ramá). Por su parte, Jerusalén será un lugar de culto
asociado al Arca de la Alianza, sobre todo después de la construcción del
templo por Salomón. Este culto al principio convivió con el de otros altares y
templos dedicados también a YHWH, como es el caso del templo de Arad,
descubierto por los arqueólogos. Sin embargo el templo de Jerusalén fue
cobrando cada vez más importancia, hasta convertirse, en época de Josías, en
único lugar de culto. Aun así, todavía surgieron santuarios nuevos como
Elefantina, Garizín o Leontópolis, pero siempre tuvieron la sombra de sospecha
de heterodoxia.
Junto con los lugares de culto, vamos a mencionar
el origen de las fiestas judías. Tres de ellas son muy primitivas, de origen
cananeo y de carácter agrario, vinculadas después a acontecimientos religiosos:
la Pascua o Ácimos (primera siega, levadura nueva, sacrificio de los corderos),
la fiesta de las Semanas (ofrenda de las primicias de la cosecha,) y la fiesta
de las Tiendas (fiesta de la vendimia). Estas tres fiestas comienzan teniendo
un significado agrario en cuanto que están asociadas a los ciclos de la siembra
y recolección, pero posteriormente asumen a la vez un significado histórico, en
cuanto que son relacionadas con acontecimientos fundacionales de Israel. La
fiesta de los Ácimos de sabor agrícola se ligará al sacrificio del cordero, de
sabor más nomádico y pastoril, y se ligará al recuerdo de la Pascua y la salida
de Egipto. La fiesta de las Semanas y la ofrenda de las cosechas se ligará muy
tardíamente con el don de la Ley en el monte Sinaí. La fiesta de las Tiendas,
para pedir las primeras lluvias antes de la siembra, se relacionará con los
años de peregrinación en el desierto. En cuanto al shabbat, aunque es una
institución antigua, no adquirió su fuerza como signo de identidad del pueblo
hasta la época del destierro en Babilonia. Las otras fiestas tales como Hanuká
y Yom Kippur son también posteriores.
LAS PALABRAS PUEDEN PROGRAMAR EL ADN
Por Brad Hunter
La más reciente investigación
científica rusa, apunta a que el ADN
puede ser influido y reprogramado por palabras y frecuencias, sin seccionar ni
reemplazar genes individuales. Solo el 10% de nuestro ADN, se utiliza para construir proteínas y este pequeño porcentaje
del total que compone el ADN, es el que estudian los investigadores
occidentales. El otro 90% es considerado “ADN chatarra”. Sin embargo, los
investigadores rusos, convencidos de que la naturaleza no es tonta, reunieron a
lingüistas y genetistas -en un estudio sin precedentes- para explorar ese 90%
de “ADN chatarra”.
Los resultados arrojaron conclusiones impensadas: según
los estudios, nuestro ADN no sólo es
el responsable de la construcción de nuestro cuerpo, sino que también sirve
como almacén de información y para la comunicación a toda escala de la
biología. Los lingüistas rusos descubrieron que el código genético,
especialmente en el aparentemente inútil 90% sigue las mismas reglas de todos nuestros
lenguajes humanos. Compararon las reglas de sintaxis (la forma en que se
colocan juntas las palabras para formar frases y oraciones), la semántica (el
estudio del significado del lenguaje) y las reglas gramaticales básicas y así
descubrieron que los alcalinos de nuestro ADN,
siguen una gramática regular y sí tienen reglas fijas, tal como nuestros
idiomas.
Por lo tanto, los lenguajes humanos no aparecieron
coincidentemente, sino que son un reflejo de nuestro ADN inherente. El biofísico y biólogo molecular ruso Pjotr Garjajev y sus colegas, también
exploraron el comportamiento vibratorio del ADN. “Los cromosomas vivos funcionan como computadoras
solitónicas/holográficas, usando la radiación láser del ADN endógeno”. Eso significa que, uno simplemente puede usar
palabras y oraciones del lenguaje humano para influir sobre el ADN o reprogramarlo.
Los maestros espirituales y religiosos de la antigüedad
han sabido, desde hace miles de años, que nuestro cuerpo se puede programar por
medio del lenguaje, las palabras y el pensamiento. Ahora eso se ha probado y
explicado científicamente. La sorpresa mayor, fue descubrir la manera en que el
90% del “ADN Chatarra”, almacena la información.
“Imaginemos una biblioteca, que en lugar de archivar
miles de libros, sólo guarda el alfabeto común a todos los libros, entonces,
cuando uno solicita la información de un determinado libro, el alfabeto reúne
todo lo contenido en sus páginas y nos lo pone a nuestra disposición”, aclaró Garjajev.
Esto nos abre las puertas a un misterio aún mayor: que la
verdadera “biblioteca” estaría fuera de nuestros cuerpos en algún lugar
desconocido del cosmos y que el ADN
estaría en comunicación permanente con este reservorio universal de
conocimiento.
LA EVIDENCIA INESPERADA
El investigador Dan
Winter, que desarrollara un programa de computación para estudiar las ondas
sinusoidales que emite el corazón bajo respuestas emocionales, en una fase de
la investigación con sus colegas Fred Wolf y Carlos Suárez, analizó las
vibraciones del lenguaje hebreo con un espectrograma. Lo que descubrieron fue
que los pictogramas que representan los símbolos del alfabeto hebreo, se
correspondían exactamente con la figura que conforma la longitud de onda del
sonido de cada palabra.
Es decir que la forma de cada letra era la exacta figura
que formaba dicha longitud de onda al ser vocalizada. También comprobaron que
los símbolos que conforman el alfabeto, son representaciones geométricas. En el
caso del alfabeto hebreo, las 22 gráficos utilizados como letras son 22 nombres
propios originalmente usados para designar diferentes estados o estructuras de
una única energía cósmica sagrada, la cual es la esencia y semblanza de todo lo
que es. El libro del Génesis está escrito en este lenguaje.
Las letras de los antiguos alfabetos, son formas
estructuradas de energía vibracional que proyectan fuerzas propias de la
estructura geométrica de la creación. De esta manera, con el lenguaje se puede
tanto crear como destruir. El ser humano potencia el poder contenido en los
alfabetos al sumarle el poder de su propia intención. Eso nos convierte en
responsables directos de los procesos creacionales o destructivos en la vida, y
con tan solo ¡la palabra!
EL PODER CURATIVO DE LA PALABRA
Existe una capacidad demostrada en la que la palabra puede
afectar la programación del ADN. La
salud podría conservarse indefinidamente, si nos orientamos en pensamientos,
sentimientos, emociones y palabras creativas y por sobre todo, bien
intencionadas.
Los estudios del Instituto Heart Math, nos abren un nuevo panorama
hacia la curación, no sólo de los humanos enfermos, sino también para la
sanación planetaria. El instituto cree en la existencia de lo que ellos dieron
en llamar “híper-comunicación”, una especie de red de internet bajo la cual,
todos los organismos vivos, estarían conectados y comunicados permitiendo la
existencia de la llamada “conciencia colectiva”.
Hearth Math declara que si todos los seres
humanos fuéramos conscientes de la existencia de esta matriz de comunicación
entre los seres vivos y trabajáramos en la unificación de pensamientos con
objetivos mancomunados, seríamos capaces de logros impensados, como la reversión
repentina de procesos climáticos adversos.
El poder de los rezos, oraciones y peticiones, tal como
nos lo han legado los antiguos esenios -potenciado por millares de personas-
nos otorgaría un poder que superaría al de cualquier potencia militar que
quisiera imponernos su voluntad por la fuerza.
Este poder ha sido demostrado en especies animales como
los delfines, que trabajan unificados en objetivos comunes. Los delfines
utilizan patrones geométricos de híper-comunicación, ultrasonido y resonancias
que les sirven para interactuar con las grillas energéticas del planeta. Estos
animales, poseen la capacidad de producir estructuras sónicas geométricas y
armónicas bajo el agua. Podríamos afirmar que los delfines, ayudan más a
mantener el equilibrio planetario de lo que lo hacen los humanos.
Si nuestro ETERNO CREADOR nos otorgó el poder, significa qué quiere que
nosotros, una vez alcanzado un nivel de conciencia determinado ayudemos, con
respecto a la vida, a ser co-creadores de Su obra.
A C E R C A D
E L O S Á N G E L E S
Un evento que el común de la gente omite al estudiar
las Sagradas Escrituras Hebreas, o la Biblia en términos generales, es el hecho
de que pasan por alto una creación anterior a la recreación del planeta tierra
y sus alrededores. Esa creación, obra
singular del ALTÍSIMO de ISRAEL nuestro Padre y Creador del cosmos y sus
universos, fue la angelical que encabezó la más grande de Sus obras
angelicales, de una belleza esplendorosa y poseedora de cualidades y sabiduría
como lo fue HEYLEL o LUCERO como bien se le conoce en la
narrativa Escritural y de la que se hace mención en el capítulo 14 del libro
de Isaías. Pero para una mejor comprensión y un perfecto
entendimiento debemos consultar el verdadero significado de las palabras
hebreas que se usan en las citas bíblicas que a continuación se anotan, y que
no son las únicas a todo lo largo de las mismas Escrituras Hebreas:
1.-GÉNESIS 26.3, 4 “Yo haré tus
descendientes tan numerosos como las estrellas
en el firmamento, Yo daré todas estas tierras a tus descendientes, y por tus
descendientes todas las naciones de la tierra se bendecirán a sí.”
2.-GÉNESIS 28:10, 11, 12 “Yaakov salió
de Beer-Sheva y viajó hacia Haran. El llegó a cierto lugar y se quedó allí la
noche, porque el sol se había puesto. Tomó una piedra del lugar, la puso debajo
de su cabeza y se acostó allí a dormir. Soñó que allí delante de él había una
escalera descansando en la tierra y con su extremo llegaba al cielo, y los ángeles del ETERNO CREADOR subían y bajaban por ella.”
3.-JOB 38:6,7 “ ¿Sobre qué fueron fundados sus cimientos, o quien puso su piedra
angular cuando las estrellas de la mañana cantaban juntas y
todos los hijos del ETERNO gritaban de alegría?”
4.-DANIEL 12:3 “
Pero aquellos que puedan discernir resplandecerán como el resplandor de la
bóveda del cielo, y a aquellos que vuelven a muchos a la rectitud, como las estrellas por siempre y para
siempre.”
5.-SALMOS 80:20 “
¡ETERNO CREADOR, Elohim de los ejércitos celestiales, restáuranos! Haz Tu rostro
resplandecer y seremos salvos.”
6.-DANIEL 8:9, 10 “De uno de ellos salió un cuerno pequeño que creció extremadamente en las
direcciones del sur y del este, y en las direcciones de la Gloria del Creador.
Creció tan grande que alcanzó el ejército
del cielo, echó a tierra parte
del ejército y las estrellas, y los pisoteó.
En la primera de las citas
anotadas podemos comprobar que se usa la
palabra “ESTRELLAS”, que corresponde a la palabra Hebrea KOWCAB
(su plural es KOWCABIM), y a la
número H-3556 en la Concordancia de Strong. Sus dos principales significados
son “estrella”
y “príncipe”.
Éste último significado se refiere, sin duda alguna, a seres espirituales ya
que allí se habla de “tus descendientes” .
En la segunda se menciona los
“ÁNGELES” de nuestro Eterno Creador, en la visión que tuvo Jacob en Beer-Sheva
cuando le cogió la noche vía en búsqueda de su pariente. Vemos cómo nuestro
Creador tiene un ejército de ángeles, creación Suya, que están a Su servicio
permanentemente. La palabra que aquí se usa es la que corresponde a la hebrea MALAK,
la H-4397 de la Concordancia de Strong y que sencillamente significa “mensajero
del Eterno, diputado, ángel, profeta, sacerdote,
maestro, uno que enseña o ilustra”. Todas las
labores anteriores la ejercen los ángeles que no se rebelaron contra su
Creador, y que Le acompañan permanentemente.
En la tercera vemos una demostración
fiel de cómo los ángeles del Creador gritaban gozosos cuando Él creaba la
materia para el cosmos y sus universos. Aquí se hace uso de dos palabras
hebreas, MALAKIM y BÓQER.
Se trata de un “ángeles de la mañana”, y
corresponde la última a la H-1242 de Strong, cuyo significado es “amanecer”,
“mañana”
o “temprano”.
En la cuarta, se hace uso de la
palabra MALAKIM, plural, la H-4397
de Strong, MALAK.
En la quinta se habla de los “ejércitos
celestiales” que están compuestos por los ángeles de nuestro Creador.
Aquí, la palabra hebrea que se usa es la de TSAABA que se refiere a un “conjunto de personas o ángeles organizados
para la guerra o defensa” o de “una compañía de soldados angelicales”. y corresponde
a la H-6635 de Strong, y
La sexta, en la visión de Daniel, se
habla de un “ejército del cielo”. Se trata de la misma Tsaaba que se usó en Salmos 8:9,10.
Debemos recordar que todos estos ángeles que calificaron para estar
y permanecer al lado de nuestro Creador son para Su servicio. Por ello podremos
leer, en porciones de las Escrituras Hebreas, de “ángeles para hacer el bien” , “ángeles
destructores” , “ángeles para
castigar” y “ángeles para hacer el mal”. Éstos últimos, por supuesto,
son aquéllos que siguieron a la Lucero rebelde o Heylel, Lucifer.!
Todo lo que nuestro Padre y Creador
se propone lo hace por intermedio de sus instrumentos angelicales, y lo que Él
determina hacer es racional, lógico y justo. Él no necesita tomar el cuerpo de
ningún ser humano para dirigirse a nosotros. Cuando, por alguna circunstancia
de estudios bíblicos, leemos en Apocalipsis 22:16 y 2:28 la frase “estrella
de la mañana”, esa es la misma “estrella
de la mañana” de Isaías 14:1, que corresponde la H-7837 de Strong, y se
refiere, sin duda alguna, a LUCIFER,
LUCERO o HEYLEL. Concluiremos acertando que el Nuevo Testamento es el LIBRO DE LA MUERTE, mientras que las Escrituras Hebreas o Antiguo Testamento es el LIBRO DE LA VIDA¡
נלסון
חורחה רובלס