C Á P S U L A S
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= M u s i c o t e r a p i a =
Antes de comenzar escuchar, leer hasta el final
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JUECES 19
(Parte II)
Es frecuente que las
religiones que se han apoderado de las conciencias y mentes de los seres
humanos, siempre tomen una actitud crítica referente a la moral que ellos
“suponen no existe” en las Sagradas Escrituras. No es cierto, ya que nuestro Creador,
el Eterno y Soberano de La Gran Israel. es UNO justo y amoroso, siempre listo
para castigar cualquier acto que no esté dentro de Sus cánones dados a su amigo
Moisés en el Monte Sinaí. Es así cómo otro ejemplo de Su manifiesta justicia la
encontramos en el relato que podemos leer en Génesis 34:7, donde el término “afrenta”,
es algo que “no se debió hacer”, es el que en verdad se usa allí. Siguiendo la
narración de tal capítulo podemos notar que en el verso 25 se nos dice que “los
hijos de Jacob mataron a todos los hombres de una ciudad Hivita, incluyendo
entre ellos al Rey de ese país o reino”(Génesis 34:25-26). Es de anotar
que los HIVITAS formaron parte de la tribu de los Cananeos, descendientes de
Canaán. El lector podrá reconocer bien
aquí que se trata de la historia de Dina, la hija de Lea, una de las cuatro
esposas de Jacob, cuyo nombre le fue, más tarde, por el de ISRAEL. Éste acto criminal cometido por los miembros
de una de las tribus conformadas por los
hijos de Jacob, es una muestra clara de la indignación moral a la que llegaron,
dando muestras claras del exceso de testosterona que los impulsó a cometer tal
acto, desde todo punto de vista inmoral e injusto- Una muestra que nos indica de cómo el ser
humano, en ocasiones, actúa por el impulso y no por la razón. Es así como Jacob
se queja de la acción cometida por sus hijos
Leví y Simón, y les recrimina diciéndoles, “Me habéis turbado, haciéndonos
ABOMINABALES para con los moradores del
país. Para con los cananeos y los
firizítas; y teniendo yo poca gente, se juntarán contra mí y me herirán, y seré
destruido, yo y mi casa”(Génesis 34:30). Aún para esa oportunidad
muchos de los miembros de sus familias portaban dioses falsos a quienes
adoraban de forma clandestina. Por ello Jacob les dice y ordena a sus hijos,
“Apartad los dioses extraños que están en medio de vosotros, y purificaos, y
mudad vuestros vestidos…porque haré en Betel un altar al Eterno Creador quien
me respondió en el día de mi desgracia, y estuvo conmigo en el camino por donde
anduve”(Génesis 35:2-3). Todo
ello para aplacar, un poco, la ira que sus hijos habían hecho se manifestará en
el Eterno Creador por su mala acción, su feroz venganza! Vemos aquí una
afirmación que una venganza criminal no es bien vista por los ojos de nuestro
Creador.
Volviendo un poco atrás al
hecho relatado y sucedido entre el benjaminita, el levita y su mujer adúltera
vemos cómo las consecuencias surgidas por un hecho, no correcto mueren, por la
lucha habida entre miembros de la Casa de Israel y los benjaminitas, unos 22000
israelitas, fuera de los 65000 de
aquéllos de la tribu de Benjamín. El verso 25 de Jueces 20 añade otros 18000
más de la Casa de Israel. Ello debido a la forma como éstos tomaron venganza de
los de Benjamín! Todo lo incorrecto tiene y merece una paga! Por ello debemos
ser cuidadosos cuando vamos a tomar una decisión en contra de otro! Debe atenerse
ESTRICTAMENTE a los mandatos justo de nuestro Creador, y no de acuerdo a
nuestras conclusiones humanas, siempre imperfectas. Esta guerra fratricida casi que extermina a
la Tribu de Benjamín. De 26700 personas
que contaba, fueron muertos 25100, más unas 600 personas que nos anota, más
adelante, Jueces 20:45 al 48. Además fueron muertos sus bestias, y puestas al
fuego sus ciudades.(verso 48). Por lo que nos cuenta Jueces 21:7 todas, o casi
todas, las mujeres también fueron muertas por el pecado cometido por un puñado
de malvados y la negación de ellos de entregar a los culpables. Toda “Causa” da
cabida a un “Efecto”. Es una Ley divina que no tiene otra resultante!
En Jueces19:2 vemos que la
concubina del levita jugó a la prostitución.
Ésta se define en la Concordancia como ADULTERIO; corresponde a la palabra H-2181 que en hebreo
es ZANAH, y que se define allí como “sensualidad, o cometer adulterio”. El castigo para el adulterio, rompimiento del
Séptimo mandamiento, no es otro sino la muerte por lapidación o apedreamiento.
Nos dice Deuteronomio 23:18, “No habrá “prostituta sagrada” entre las
hijas de Israel, ni habrá sodomita entre
-homosexual- entre los hijos de Israel”. Y Levítico 21:7 nos advierte,
“..no tomarás mujer para ti que sea ramera
–prostituta-…” El verso 9 nos
advierte, “..si la hija de un sacerdote se ´profanare, cometiendo fornicación,
ella profana a su padre: A FUEGO SERÁ QUEMADA.”
La intención de nuestro
Creador, al separar “las manzanas podridas” de su redil, es para que Su nación,
Israel, permanezca limpia ante Sus ojos,
una nación que sirva de “modelo” para las demás, para que sea un ejemplo como
portadora de los más altos estándares éticos y morales a las naciones que le
avecinan!
Israel, en ese tiempo, fue una
sociedad dominada por los hombres y, en oportunidades, los derechos de las
mujeres se pasaban por alto, no porque el Eterno así lo dispusiera, sino porque
esa ha sido y es la tendencia luciférica del hombre natural . Jueces 17:6 nos dice, “En aquél tiempo no
había rey en Israel, y cada quien hacia lo que bien le parecía”. Esto mismo se
repite en Jueces 21:25, mostrándonos con ello cómo un crimen NO CASTIGADO, o un pecado cualquiera, puede
escalar y llegar a resultados peores. !
Ciertamente que dos errores NO hacen un acierto¡
Esto anterior puede que guste
o no al lector pero el hecho de cómo las cosas, bajo un juicio meramente
humano, nos puede conducir a tomar una decisión
errónea, si es que no nos adherimos a las Leyes justas de nuestro Padre
y Creador.
Los habitantes de las tierras
que dominaban las Cananeos, en su tiempo, y que los mal llamados “invasores
Israelitas” desposeyeron por orden de nuestro Creador, fueron los más
corruptos, perversos y degenerados que se pueda imaginar. Las evidencias arqueológicas allí encontradas
nos revelan cuán increíblemente depravadas fueron esas tribus nativas. Practicaban el sacrificio humano, y toda
suerte de perversiones sexuales. Y a raíz de la multitud y gravísima naturaleza de sus pecados, se
dice que la “tierra vomitaba a sus habitantes” (Levítico 18:21 al 25).
La pecaminosidad de estas tribus nativas puso en grave peligro al pueblo de
Israel, por lo que el Eterno dispuso que debían ser EXTERMINADAS. En cuanto al incidente con los Moabitas, que
se nos revela en Números 25: 1 al 3, sabemos bien que Israel estaba propensa a
adoptar las prácticas idolátricas, como también el cometer los actos inhumanos
de sus vecinos. En realidad, los
habitantes de Canaán a quienes en
definitiva Israel no exterminó, se convirtieron
a la postre en una TRAMPA para Israel. ( Éxodo 23: 33 y 34.12,
Deuteronomio 7:16 y 12:30). Nuestro Eterno Creador sabe mejor lo que nos
conviene, o no conviene! Para algo es el Eterno y Soberano de toda la creación!
JUECES 19
(Parte III)
Continuemos ahora anotando que
muchas de los recientes investigaciones
sugieren con una veracidad indisputable, que toda ésta tierra,
comprendida entre el rio Nilo y el rio Tigris,
había sido la tierra original del Patriarca SEM, y la sociedad por él
formada, la SUMERIA que él había establecido allí. Esta fue la tierra en la que muchos Hebreos, incluyendo
a Abraham y su media hermana y esposa Sarah, habían dejado debido a la
corrupción religiosa en la que se habían sumido; sobre todo la parte oriental
de la misma que se encontraba entre los ríos Éufrates y Tigris. La totalidad de ésta área, incluyendo la
tierra de Canaan había sido infiltrada años atrás por un Sistema Sacerdotal
Babilónico que se había rebelado en contra de las enseñanzas originales
expuestas por el Eterno Creador a
través del patriarca Sem y que,
cruelmente, suprimieron a todos aquéllos que Le obedecían. Toda esa tierra se había asignado, por el mismo Creador a
Abraham, descendiente directo de Sem.
Este detalle bien lo podemos verificar en la Sagradas Escrituras leyendo
las narraciones de Génesis 13:15 y
Génesis 15:18.
El mandato cedido a Josué,
después de salida de Israel de Egipto, de la muerte de Moisés y después de los
40 años de errar por el desierto se hizo con el propósito de deshacerse, por así
decir, de todos éstos pueblos corruptos que habían invadido la región, destruir
sus templos y prácticas, y re habitarla con los “propietarios originales” como bien se nos describe en Deuteronomio
20:16 al 18. El Creador decretó, en un
principio, el libre albedrío, la libertad del ser humano en general, y dio a
éstos Hebreos derechos humanos para aplicarlos y vivirlos. Aún así aquéllos pueblos bárbaros retuvieron
el sacerdocio babilónico tanto masculino como femenino establecido, en un
principio, por NIMROD y SEMIRAMIS.
Es así cómo el pueblo en general estaba “cautivo” en un yugo
religioso de factura humana, y se le ordenó a Abram que saliera de tal sociedad
para conformar una nueva, basada en los principios y enseñanzas que había
vivido y practicado el Patriarca Sem y sus descendientes, por muchísimos
siglos; y fue así como Abraham se retiró de esa pervertida sociedad, a una de
paz y obediencia para con el Creador! Es así cómo el ALTÍSIMO, nuestro Creador,
hace uso de ésta nación modelo, Israel, para castigar a aquéllos
VERDADEROS INVASORES de Su tierra.
El hecho de que los de la Casa
de Israel hayan guardado las vidas de las mujeres jóvenes de los benjaminitas,
por aquello de las acciones inmorales cometidas, es una a su favor en razón a
que se supone que no se habían corrompido como si lo habían hechos los adultos
de su grupo tribal y familiar. Hoy día,
al leer tal historia, nos sentimos ofendidos por el supuesto “trato cruel” de
antaño. Más sin embargo olvidamos el
hecho de que nuestro Creador está en la capacidad de conocer el corazón de cada una de sus
criaturas, como también de poderlos traer a la vida de nuevo cuando Él así
mejor lo considere, y las condiciones morales sean otras. Todos aquéllos que murieron, habiendo
conocido a cabalidad nuestro Eterno
Creador, serán vueltos a la vida, dentro del Maravilloso Mundo del mañana
durante el Reinado Davídico, el Mashiach prometido!
Deuteronomio 7 nos instruye
claramente que fue el Eterno Creador quien instruyó a Josué y los Israelitas,
DESTRUIR TOTALMENTEA a las naciones del territorio de Canaan. Y en Levítico 20,
versos 23, 2 y 3 se le ordena a Israel NO HACER, NO PARCTICAR, las costumbres
de tales naciones, naciones que sacrificaban a sus pequeños hijos al dios
MOLOCH. Todos estos pueblos fueron crueles, sangrientos y perversos en todo lo
que hacían. Si estuviesen en ésta nuestra sociedad moderna, ciertamente que
estarían tras las rejas, apartados de la sociedad, condenados a muerte!
Más acerca de las acciones de
tales pueblos las podemos leer en Levítico 20:2
y Deuteronomio 18.10.
Si leemos con cuidado las
Escrituras arriba anotadas, nos encontraremos con la actitud negativa del
Levita de cumplir la ley con respecto a su esposa culpable de adulterio.
Además, agreguémosle el hecho de haber permitido que fuese dada a la morbosa
pandilla para que fuese violada hasta causarle la muerte. Los soldados israelitas que fueron contra
los de Benjamín actuaron con rebeldía al
seguir las instrucciones de la ASAMBLEA, y no las instrucciones del
Creador. Por ello casi 40000 Israelitas
perdieron sus vidas en tal empresa. En
verdad los hombres que se describen en Jueces 20:18 no solicitaron concejo al
Eterno, si debían vengar o no éste crimen abominable. En el verso 10 nos encontramos con que ellos
actuaron de forma independiente de su Líder Espiritual, el Eterno Creador. En el verso 23 es cuando ellos hacen la pregunta, pero ya es
tarde y habrían de sufrir, por ello, las consecuencias; y todo ello por la
falta de confianza en su Creador! Todos
estos relatos están preservados en las Escrituras Hebreas para darnos lecciones
que deberíamos aprender; saber y
entender con certeza que la rebelión y actitud narcisista nuestra es una mala
concejera. En los versos 26 al 28, ellos
se humillan después de sus pérdidas en vidas humanas, y hacen lo que es
correcto, “y el Eterno les dice: Id,
porque mañana los pondré en vuestras
manos”. Hemos visto cómo la Tribu de Benjamín estuvo en “rebeldía” al no
querer lapidar, hasta hacerlos morir, a los facinerosos que cometieron la
violación, causando la muerte de la concubina del Levita, de acuerdo a
Deuteronomio 22:23 al 27. Debemos, como criaturas de un Creador amoroso y
justo, aprender a obedecer, y saber que Él sabe y puede perdonar, pero que a
ninguno deja de castigar cuando lo merece! No lo olvidemos: LA
REBELDIA ES UN PECADOI PEOR QUE EL DE CONSULTAR A LOS DEMONIOS!
JUECES 19
(Parte IV)
Miremos, para terminar, un
aspecto al que no se le da la debida atención. Se trata de aquélla actitud que
siempre pasamos por alto cuando a las Escrituras Hebreas se refiere;
específicamente hablamos de la DESOBEDIENCIA que no es otra cosa que la REBELDIA,
innata por inspiración de Lucifer, en el hombre. Uno de los peores pecados que pueda cometer
el ser humano es el de la REBELDÍA, como ya antes lo anotamos. A menudo, muchos de los pecados que cometemos
es por ignorancia, por error humano, o en el calor anímico en un momento
determinado de nuestras vidas. Todos ellos, con el tiempo y la práctica de los
mismos, se convierten en reincidencias emocionales. Mas sin embargo la REBELION o REBELDÍA es
una que se comete a sabiendas, una en
la que se razona, se determina, se adopta como tal, y que es difícil
dejar de hacer.
La muerte de más de 65000
almas, en el caso que aquí hemos tratado, debería sacudir a las personas para
que dejen a un lado sus actitudes de rebeldía para con nuestro Creador y Sus
Leyes, Preceptos, y Estatutos consignados en Su Manual Instructivo, que son otra cosa que las Escrituras Hebreas!
La lección que allí se nos quiere enseñar es que cuando se trasgreden Sus
Leyes, generan un castigo como resultante lógico.
Si lo anteriormente expuesto
no son respuestas justificables, por lo menos lo que sucedió sirvió para que Le
obedecieran, e hicieran lo que les dijo que debieron hacer. En oportunidades una manzana podrida en un barril, puede dañar al
resto que están allí, por lo que hay que tirarlas todas, y comenzar de nuevo
sin olvidar el hecho cierto que nuestro Creador puede, y tiene el poder, de
traer de nuevo a la vida a todos los que hayan muerto en esa “purga” justa! Lea
para obtener más luz al respecto el capítulo
21 del libro de los Jueces!
Por lo general tendemos a no
considerar las cosas y principios que requieren el Camino que nos señala el
Creador por el hecho que nos adscribimos al presente, al hoy, al ahora. Bien deberíamos proyectarnos al pasado, y
ponernos en los zapatos de aquéllos que vivieron allí en ese tiempo. Nuestra
perspectiva moderna nos lleva a “mal interpretar” los eventos y costumbres sociales
de aquéllos, aunque las personas, básicamente, hayan permanecidos anclados en
ese mismo tiempo que se ha descrito. Se
insiste, por parte de varios autores, que aquello sucedido es peor de lo que
hoy día sucede en nuestras sociedades, olvidando que la “naturaleza humana”, ya
instilada por las insinuaciones maléficas de Luzbel, se has mantenido
igual. Es así como el adulterio, los
actos sexuales NO NATURALES, la rampante prostitución tanto femenina como
masculina, y otras formas de sexo perverso, están prohibidas por nuestro
Creador porque van en contra de Su ser, porque somos hechura Suya, porque
fuimos hechos a “Su Imagen y Semejanza”! Todo lo anterior lo sabía de antemano
nuestro Creador! Pero ha dejado que sea así para que ejerzamos nuestro derecho
del libre albedrio, no sabiendo la humanidad que el mal uso de todo ello va en
contra de nuestra propia existencia, de la ruina de una nación y de todos los
pueblos del mundo!
Juzgar a nuestro Padre
Celestial por las correcciones efectuadas por los errores depravados cometidos
NO es correcto como TAMPOCO está, en nuestros
derechos, el ejercer tal juicio por lo que ya antes hemos expuesto y
porque Él es el CREADOR y SOBERANO del cosmos y sus universos, y todo lo creado
en ellos! Cuando tomamos pequeños segmentos
de las Escrituras fuera de su contexto para tratar de confirmar un prejuicio
religioso cualquiera, o desviar los
líomtes propios, es una deshonestidad que bien podemos clasificar como
REBELDÍA. No olvidemos que nuestro
Creador no hace acepción alguna de hombre o mujer. Todos somos iguales ante sus ojos porque Él
es el principio de la masculinidad y de la femineidad que reina en nuestro
planeta (Génesis 1:27 y 28). Somos
nosotros, los humanos, los que hemos viciado Su obra magnífica y bella. Cuando se dan muertes por armas de fuego
tendemos a culpar al que las fabrica. Culpamos a las tabernas y clubes
nocturnos por expender licor. Demandamos
a los fabricantes de tabaco en sus diferentes formas. Tendemos siempre a culpar
a un tercero por lo que nosotros hacemos; hemos perdido el valor civil y la
capacidad de reconocer nuestras faltas, y el ser responsables de nuestros malos
actos! Una enfermedad crónica de nuestras sociedades que se han alejado de las
enseñanzas de nuestro Eterno Creador!