sábado, 26 de septiembre de 2015

ESTUDIOS BÍBLICOS BASADOS EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS HEBREAS

C Á P S U L A S   

1 2 0



M u s i c o t e r a p i a   =

Antes de comenzar escuchar, leer hasta el final
  
Insomnio:

Nocturnos de Chopin 

Preludio para la siesta de un Fauno de Debussy

Canon en Re de Pachelbel

Hipertensión:
Las cuatro estaciones de Vivaldi

Serenata nº13 en Sol Mayor de Mozart

Música acuática de Haendel

Concierto para violín de Beethoven

Sinfonía nº8 de Dvorak

Ansiedad:

Concierto de Aranjuez de Rodrigo

Las cuatro estaciones de Vivaldi

La sinfonía Linz, k425 de Mozart

Dolor de Cabeza:

Sueño de Amor de Liszt



Himno al Sol de Rimsky-Korsakov

Dolor de estómago:

Música para la Mesa de Telemann

Concierto de Arpa de Haendel

Concierto de oboe de Vivaldi

Energéticas:

La suite Karalia de Sibelius

Serenata de Cuerdas (op. 48) de Tschaikowsky

Obertura de Guillermo Tell de Rossini

Para la Sanación y armonía de tu hogar:
Todo lo de Wolfang Amadeus Mozart

Para cada dolencia, una música:
Musicoterapia, música para curar

La musicoterapia es una técnica terapéutica que utiliza la música en todas sus formas con participación activa o receptiva por parte del paciente. Todos nosotros sabemos reconocer cuándo una canción nos parece alegre o nos parece triste. Generalmente asociamos nuestro estado de ánimo a la melodía de numerosas obras de todo tipo. Pues bien, precisamente la musicoterapia recurre a estas melodías como método para curar o reducir diversos problemas de salud.

La idea de base es reconocer que gran parte de las enfermedades tienen su origen en el cerebro, quien luego transmite a una parte del cuerpo un estímulo determinado que reproduce una enfermedad. Con la musicoterapia se intenta hacer llegar al cerebro unos estímulos que le lleven a una relajación o anulación de los que reproducen la enfermedad, a través de diversas melodías con las que se pueden conseguir efectos sorprendentes.

Aunque la musicoterapia ya se conoce desde la antigüedad, en los años 40 de nuestro siglo se utiliza como rama de medicina recuperativa, que con efectos fisiológicos, afectivos y mentales, contribuyendo a un equilibrio psicofísico de las personas. Hoy en día se aplica fundamentalmente en desequilibrios nerviosos, influye positivamente sobre el corazón y pulmones, alcoholismo, drogas y como prevención de suicidios, aunque todavía es necesario profundizar mucho más en el tema.

El esquema básico de trabajo en esta disciplina contempla tres aspectos: la interacción positiva del paciente con otros seres, la autoestima y el empleo del ritmo como elemento generador de energía y orden. La musicoterapia actúa como motivación para el desarrollo de autoestima, con técnicas que provoquen en el individuo sentimientos de autorrealización, autoconfianza, autosatisfacción y mucha seguridad en sí mismo. El ritmo, elemento básico, dinámico y potente en la música, es el estímulo orientador de procesos psicomotores que promueven la ejecución de movimientos controlados: desplazamientos para tomar conciencia del espacio vivenciados a través del propio cuerpo.

La herramienta sonora más poderosa según muchos terapeutas del sonido es el canto de armónicos. A través de nuestras propias voces, podemos proyectar a la parte enferma la frecuencia de resonancia correcta, y devolver su frecuencia normal. Según Jonh Beaulieu, la entonación de armónicos afecta incluso al flujo de la kundalini de las tradiciones místicas. Tema muy relacionado con los mantrams tibetanos realizados para limpiar los chakras y despertar su energía para alcanzar la iluminación.
Aquí dejamos una lista de obras clásicas y su virtud, que pueden escuchar en una ventana de la PC, mientras siguen trabajando en otra ventana, simultáneamente



=LA SEPTUAGINTA GRIEGA=

Las Sagradas Escrituras Hebreas o como se conocen hoy día, ANTIGUO TESTAMENTO, gozan de una distinción única, como es el de ser EL LIBRO DE LOS LIBROS, como también se le conoce.  Ésta traducción se la llama SEPTUAGINTA, y su traducción se efectuó por allá entre los siglos dos y tres antes de nuestra Era Común, también conocida como Antes de la Era Cristina,  A.E.C., o AC.
Durante éste período toda la Biblia Hebrea fue traducida al Griego.  La traducción del PENTATEUCO, los cinco primeros libros de Moisés, se efectuó durante el reinado de PTOLOMEO PHILADELPHO  (285-246 AEC). De este, amortajado en la leyenda, surgen inciertas adiciones que se le acotan, desde su comienzo, a la Septuaginta.  Es tradicional que se alegue que fueron setenta y dos (72) traductores, por aquello de “seis por cada una de las doce Tribus originales”, los que tradujeron la obra.  Curiosamente éste número setenta (70), aparentemente, es una aproximación
a los setenta y dos que se creó dentro de la “tradición” cristiana.
En Éxodo 24:1 al 9, se hace referencia de “setenta ancianos de Israel”, y que el número que constituía el Sanedrín también lo conformaban setenta personas (Cita fiel de M. Hadas en su obra ARISTEAS TO PHILOCRATES).  Con certeza bien podemos decir que a mediados del siglo segundo Antes de la Era Común, o A.C., el Antiguo Testamento, originalmente conocido como las SAGRADAS ESCRITURAS HEBREAS, fue traducido completamente al Griego.
Para representar el texto hebreo pre-Masotérico, la Septuaginmta esta en un todo de acuerdo a los valores exegéticos del texto base.  Más sin embargo, cuando evaluamos aquélla como una traducción, se debe tener en cuenta  muchos factores,  entre ellos los principios generales que los guiaron para efectuar tal traducción.  Si examinamos cuidadosamente tal traducción, en su contexto, se puede decir que varía en sus estándares de excelencia con respecto al original hebreo.  El Pentateuco está en un todo cercano a una traducción de ser considerada apta sólo como una herramienta para estudio y consulta. Por otra parte, los Salmos y el libro de Isaías nos muestran obvias señales de incompetencia, por los cambios que le hicieron, como la mala interpretación de sus palabras.
El uso de la Septuaginta sólo se debe tomar como un texto crítico.  Los eruditos, de inmediato, admiten que no se puede hacer uso de la Septuaginta como un libro de consulta, sino  sólo como para su uso mecánico y con ello enmendar el Texto Masotérico.  Y aunque es indispensable, como texto crítico de las Escrituras Hebreas, la variante calidad en su traducción  necesita de todos nosotros una juiciosa precaución al estudiarla.  El extremo literalismo y libertad en la traducción se bsucede en un miso verso, o en otro de similar tenor. Además de ello, los traductores se valen y basan en sus propios principios exegéticos muy peculiares.  En ocasiones las expresiones que tienen que ver con nuestro Creador, los traductores las ven las como “crudas” u “ofensivas” a su entender y convicción, y por ello las “suavizan” o las suprimen con sus antropomorfismos.  Posiblemente no se propusieron cambiar el “original”, pero sus “principios exegéticos”  desplazaron la tendencia teológica original de tal forma que no fueron consistentes, ni veraces en su traducción del original Hebreo (Tomado y condensado de su original  del Unger´s Bible Dictionary)




JUECES 19.
(Parte I)
Es de común ocurrencia que cuando se leen ciertos pasajes en las Sagradas Escrituras Hebreas donde se describen hechos nada agradables que tienen que ver con violaciones, sangre y actos nada edificantes se concluya que éstas son una serie de historias de sangrientos hechos permitidos por el Creador. No es así! Un ejemplo de lo anterior es la historia que se narra en el capítulo 19 del libro de los Jueces, donde una mujer es violada, y luego muerta por el exceso de  abusos sexuales a la que fue sometida por un grupo de pendencieros de la Tribu de Benjamín, se afirma. También se dice  que tales actos eran de común ocurrencia dentro de esa sociedad, y que no se castigaban tales acciones.  Ciertamente, cuando se leen esas narraciones fuera del contexto que se merecen, y se pasa por alto ciertos detalles que son importantes dentro del mismo, se sacan conclusiones que no se atienen a la verdad. Para el tiempo de la narración de Jueces 19 hay que recordar que “en aquellos días no había rey en Israel” y que cada quien hacia lo que mejor le venía en gana, como suele suceder en casi toda sociedad humana.  Pero si leemos con una mente fría y no prejuiciada, veremos que en ninguna parte de la brutal historia no se dice nada de las traicionadas hija del benjaminita, y de la mujer concubina  del Levita que fue violada por un grupo numeroso de pandilleros, y su posterior muerte por la acción  insensible de aquéllos; y  que los mismos no estaban bebidos cuando cometieron tal crimen. Además de lo anterior debemos recordar que las acciones de ciertos hombres de nuestra época actúan igual o peor que lo ocurrido en esos tiempos del pasado remoto; con ello no estamos dando razón o justificación de tal acto. ¡No¡  Sino que queremos  puntualizar que todo acto inmoral que se cometa tiene su precio a pagar. El Eterno no pasa por alto nada: ni a los que Él ha amado y escogido para Su servicio!  Lo que Jueces 19, verso 2 y 3, nos dicen acerca de la concubina del Levita es que había estado practicando el papel de “prostituta” por todo un año y cuatro meses, acción tal que le merecía ser muerta, pero que su marido Levita la perdonó por su errado actuar, y la llevaba de vuelta a su casa,  a su hogar. 
El versículo 22 nos dice que “estos pendencieros eran hijos de Beliál” que, según la Concordancia de Strong, en su palabra H-1110,  quiere decir sólo “hombres malvados”. La sociedad a la que ellos pertenecían era una de carácter “patriarcal” pero, aún así, las mujeres tenían  y gozaban de un estatus  similar al del hombre.  Lo que el verso 30 nos narra es que lo que el  Levita cometió con su concubina, luego de ser violada y muerta, fue algo terriblemente malo: “…¿Se ha visto alguna vez algo semejante desde que los Israelitas subieron del país de Egipto hasta hoy día?  Pensad en ello, pedid concejo y tomad una decisión!”
La violación carnal, de cualquier género, es un pecado ante los ojos de nuestro Creador, y aquéllos hombres, definitivamente, pecaron por lo que hicieron. Lea, para reforzar lo anterior, lo que nos dice Jueces 20:6.  En Jueces 20:8 nos encontramos que los Israelitas no habrían de regresar a sus hogares hasta tanto antes tomaran venganza de aquélla acción odiosa y degenerada   cometida por ese grupo de benjaminitas.  Éstos pendencieros y malvados benjaminitas oriundos de la población de Guibeá forzaron a la concubina del Levita, humillándola.  Ésta palabra, en hebreo, corresponde, en la Concordancia de Strong, a las palabras H-6031 y H-7693  que equivalen a “macillar, tratar com barbaridad, violar”  y “copular con”, respectivamente . Otra definición de lo que ellos hicieron la tenemos en la palabra Hebrea   ZIMMAH o ZAMMAH, que equivale a “lascivia, lujuria”, y corresponde a la H-2154 de la misma Concordancia de Strong.
Los Diez mandamientos dados por nuestro Creador son leyes de amor. El séptimo de ellos, que trata del adulterio, incluye cualquier crimen sexual, incluso la violación.  Y aunque parezca negativa la sentencia de “NO HARAS ÉSTO O AQUÉLLO”, las consecuencias no lo son porque al NO QUEBRANTARLO, lo que se demuestra es AMOR. El sexto mandamiento también lo cometieron aquéllos facinerosos benjaminitas. Si observamos bien los mandamientos, nos encontramos que los primeros cuatro (4) nos señalan AMOR HACIA NUESTRO CREADOR, y los último seis (6) nos señalan AMOR HACIA NUESTRO PRÓJIMO.
En Jueces 20:13 se nos dice que los israelitas decidieron CASTIGAR  a aquéllos culpables de la violación y muerte. No permanecieron sin castigo alguno, aún en ese sistema social de “dominio masculino”. Vemos aquí como SI SE CASTIGÓ aquella actitud nada aceptable, tanto por el Eterno como por esa sociedad que, en esa oportunidad, no tenían rey alguno. Fueron más 65000 almas, y quizás muchas más que esa cantidad.  En Jueces 20:48, y otros más, se nos explica que la Tribu de Benjamín fue casi borrada del todo, a raíz de éste terrible pecado
Y esto suena como algo de “indignación moral” por el ultraje cometido por aquéllos malvados. Jueces 20:13 hace una anotación muy importante que nos recuerda que la violación y asesinato son punibles, y se paga con la propia vida de quien lo cometa: “Ahora, pues, entregadnos a esos hombres malvados de Guibeá para que los matemos, y desparezca el mal dentro de Israel” , fueron las palabras de los Israelitas, pero los Benjaminitas no quisieron hacer caso  a sus hermanos de Israel. Otro ejemplo de castigo similar lo encontramos en 2 de Samuel 13:12, donde Ammon, hijo primogénito de David, viola a su hermana Tamar, y es por ello que,  otro de los hijos de David, Absalom, mata a Ammon, su hermano.
Otro pecado cometido por los malvados Benjaminitas fue el que deseaban violar, en principio, al invitado Levita, y no a su concubina.  Éste pecado intencional de SODOMIA también fue otro que se le imputó a los de Guibeá que, pareciera, tenían esa mala costumbre y práctica.  El anciano Benjaminita, quien conocía bien las costumbres de la hospitalidad, mucho más rígidas por las influencias culturales de esos días, y en esa región del mundo, indudablemente que vio como una vía de escape el de entregar a la malvada multitud de jóvenes y ancianos a su invitado levita y su mujer; y por ello les ofreció darles su propia hija virgen.  Ésta actitud del benjaminita fue una meramente humana, la de ofrecer a su hija, detalle que también el Eterno no vio con buenos ojos.  Todo esto nos lleva a la convicción de que no podemos juzgar ligeramente al Creador y Sus Escrituras ya que en ellas solo se transcriben hechos de toda naturaleza como un ejemplo de lo que NO se debe hacer en base a los principios mismos que ÉL nos ha prescrito en Su Manual Instructivo, las Sagradas Escrituras Hebreas; como tampoco debemos culpar a la sociedad que escogió por el mero hecho de una acción malvada de un grupo humano independiente. No olvidemos que nuestro Eterno Creador es UNO  justo, sabio, misericordioso, y UNO portador de un inmenso amor por Su propia obra, el género humano!


JUECES 19
(Parte II)

Es frecuente que las religiones que se han apoderado de las conciencias y mentes de los seres humanos, siempre tomen una actitud crítica referente a la moral que ellos “suponen no existe” en las Sagradas Escrituras. No es cierto, ya que nuestro Creador, el Eterno y Soberano de La Gran Israel. es UNO justo y amoroso, siempre listo para castigar cualquier acto que no esté dentro de Sus cánones dados a su amigo Moisés en el Monte Sinaí. Es así cómo otro ejemplo de Su manifiesta justicia la encontramos en el relato que podemos leer en Génesis 34:7, donde el término “afrenta”, es algo que “no se debió hacer”, es el que en verdad se usa allí. Siguiendo la narración de tal capítulo podemos notar que en el verso 25 se nos dice que “los hijos de Jacob mataron a todos los hombres de una ciudad Hivita, incluyendo entre ellos al Rey de ese país o reino”(Génesis 34:25-26). Es de anotar que los HIVITAS formaron parte de la tribu de los Cananeos, descendientes de Canaán.  El lector podrá reconocer bien aquí que se trata de la historia de Dina, la hija de Lea, una de las cuatro esposas de Jacob, cuyo nombre le fue, más tarde, por el de ISRAEL.  Éste acto criminal cometido por los miembros de una de las tribus  conformadas por los hijos de Jacob, es una muestra clara de la indignación moral a la que llegaron, dando muestras claras del exceso de testosterona que los impulsó a cometer tal acto, desde todo punto de vista inmoral e injusto-  Una muestra que nos indica de cómo el ser humano, en ocasiones, actúa por el impulso y no por la razón. Es así como Jacob se queja de la acción cometida por sus hijos  Leví y Simón, y les recrimina diciéndoles, Me habéis turbado, haciéndonos ABOMINABALES  para con los moradores del país.  Para con los cananeos y los firizítas; y teniendo yo poca gente, se juntarán contra mí y me herirán, y seré destruido, yo y mi casa(Génesis 34:30). Aún para esa oportunidad muchos de los miembros de sus familias portaban dioses falsos a quienes adoraban de forma clandestina. Por ello Jacob les dice y ordena a sus hijos, “Apartad los dioses extraños que están en medio de vosotros, y purificaos, y mudad vuestros vestidos…porque haré en Betel un altar al Eterno Creador quien me respondió en el día de mi desgracia, y estuvo conmigo en el camino por donde anduve”(Génesis 35:2-3).  Todo ello para aplacar, un poco, la ira que sus hijos habían hecho se manifestará en el Eterno Creador por su mala acción, su feroz venganza! Vemos aquí una afirmación que una venganza criminal no es bien vista por los ojos de nuestro Creador.
Volviendo un poco atrás al hecho relatado y sucedido entre el benjaminita, el levita y su mujer adúltera vemos cómo las consecuencias surgidas por un hecho, no correcto mueren, por la lucha habida entre miembros de la Casa de Israel y los benjaminitas, unos 22000 israelitas, fuera de los 65000  de aquéllos de la tribu de Benjamín. El verso 25 de Jueces 20 añade otros 18000 más de la Casa de Israel. Ello debido a la forma como éstos tomaron venganza de los de Benjamín! Todo lo incorrecto tiene y merece una paga! Por ello debemos ser cuidadosos cuando vamos a tomar una decisión en contra de otro! Debe atenerse ESTRICTAMENTE a los mandatos justo de nuestro Creador, y no de acuerdo a nuestras conclusiones humanas, siempre imperfectas.  Esta guerra fratricida casi que extermina a la Tribu de Benjamín.  De 26700 personas que contaba, fueron muertos 25100, más unas 600 personas que nos anota, más adelante, Jueces 20:45 al 48. Además fueron muertos sus bestias, y puestas al fuego sus ciudades.(verso 48). Por lo que nos cuenta Jueces 21:7 todas, o casi todas, las mujeres también fueron muertas por el pecado cometido por un puñado de malvados y la negación de ellos de entregar a los culpables. Toda “Causa” da cabida a un “Efecto”. Es una Ley divina que no tiene otra resultante!
En Jueces19:2 vemos que la concubina del levita jugó a la prostitución.  Ésta se define en la Concordancia como ADULTERIO;  corresponde a la palabra H-2181 que en hebreo es ZANAH, y que se define allí como “sensualidad, o cometer adulterio”.  El castigo para el adulterio, rompimiento del Séptimo mandamiento, no es otro sino la muerte por lapidación o apedreamiento. Nos dice Deuteronomio 23:18, No habrá “prostituta sagrada” entre las hijas de Israel, ni habrá sodomita entre  -homosexual- entre los hijos de Israel”. Y Levítico 21:7 nos advierte, “..no tomarás mujer para ti que sea ramera –prostituta-…”  El verso 9 nos advierte, “..si la hija de un sacerdote se ´profanare, cometiendo fornicación, ella profana a su padre: A FUEGO SERÁ QUEMADA.”
La intención de nuestro Creador, al separar “las manzanas podridas” de su redil, es para que Su nación, Israel,  permanezca limpia ante Sus ojos, una nación que sirva de “modelo” para las demás, para que sea un ejemplo como portadora de los más altos estándares éticos y morales a las naciones que le avecinan!
Israel, en ese tiempo, fue una sociedad dominada por los hombres y, en oportunidades, los derechos de las mujeres se pasaban por alto, no porque el Eterno así lo dispusiera, sino porque esa ha sido y es la tendencia luciférica del hombre natural .  Jueces 17:6 nos dice, “En aquél tiempo no había rey en Israel, y cada quien hacia lo que bien le parecía”. Esto mismo se repite en Jueces 21:25, mostrándonos con ello cómo un crimen  NO CASTIGADO, o un pecado cualquiera, puede escalar  y llegar a resultados peores. ! Ciertamente que dos errores NO hacen un acierto¡  
Esto anterior puede que guste o no al lector pero el hecho de cómo las cosas, bajo un juicio meramente humano, nos puede conducir a tomar una decisión  errónea, si es que no nos adherimos a las Leyes justas de nuestro Padre y Creador.
Los habitantes de las tierras que dominaban las Cananeos, en su tiempo, y que los mal llamados “invasores Israelitas” desposeyeron por orden de nuestro Creador, fueron los más corruptos, perversos y degenerados que se pueda imaginar.  Las evidencias arqueológicas allí encontradas nos revelan cuán increíblemente depravadas fueron esas tribus nativas.  Practicaban el sacrificio humano, y toda suerte de perversiones sexuales. Y a raíz de la multitud  y gravísima naturaleza de sus pecados, se dice que la “tierra vomitaba a sus habitantes” (Levítico 18:21 al 25). La pecaminosidad de estas tribus nativas puso en grave peligro al pueblo de Israel, por lo que el Eterno dispuso que debían ser EXTERMINADAS.  En cuanto al incidente con los Moabitas, que se nos revela en Números 25: 1 al 3, sabemos bien que Israel estaba propensa a adoptar las prácticas idolátricas, como también el cometer los actos inhumanos de sus vecinos.  En realidad, los habitantes de Canaán  a quienes en definitiva Israel no exterminó, se convirtieron  a la postre en una TRAMPA para Israel. ( Éxodo 23: 33 y 34.12, Deuteronomio 7:16 y 12:30). Nuestro Eterno Creador sabe mejor lo que nos conviene, o no conviene! Para algo es el Eterno y Soberano de toda la creación!



JUECES 19
(Parte III)

Continuemos ahora anotando que muchas de los recientes investigaciones  sugieren con una veracidad indisputable, que toda ésta tierra, comprendida entre el rio Nilo y el rio Tigris,  había sido la tierra original del Patriarca SEM, y la sociedad por él formada, la SUMERIA que él había establecido allí.  Esta fue la tierra en la que muchos Hebreos, incluyendo a Abraham y su media hermana y esposa Sarah, habían dejado debido a la corrupción religiosa en la que se habían sumido; sobre todo la parte oriental de la misma que se encontraba entre los ríos Éufrates y Tigris.  La totalidad de ésta área, incluyendo la tierra de Canaan había sido infiltrada años atrás por un Sistema Sacerdotal Babilónico que se había rebelado en contra de las enseñanzas originales expuestas por el  Eterno Creador a través  del patriarca Sem y que, cruelmente, suprimieron a todos aquéllos que Le obedecían.  Toda esa tierra se  había asignado, por el mismo Creador a Abraham, descendiente directo de Sem.  Este detalle bien lo podemos verificar en la Sagradas Escrituras leyendo las narraciones de Génesis 13:15  y Génesis 15:18.
El mandato cedido a Josué, después de salida de Israel de Egipto, de la muerte de Moisés y después de los 40 años de errar por el desierto se hizo con el propósito de deshacerse, por así decir, de todos éstos pueblos corruptos que habían invadido la región, destruir sus templos y prácticas, y re habitarla con los “propietarios originales”  como bien se nos describe en Deuteronomio 20:16 al 18.  El Creador decretó, en un principio, el libre albedrío, la libertad del ser humano en general, y dio a éstos Hebreos derechos humanos para aplicarlos y vivirlos.  Aún así aquéllos pueblos bárbaros retuvieron el sacerdocio babilónico tanto masculino como femenino establecido, en un principio, por NIMROD y SEMIRAMIS.  Es así cómo el pueblo en general estaba “cautivo” en un yugo religioso de factura humana, y se le ordenó a Abram que saliera de tal sociedad para conformar una nueva, basada en los principios y enseñanzas que había vivido y practicado el Patriarca Sem y sus descendientes, por muchísimos siglos; y fue así como Abraham se retiró de esa pervertida sociedad, a una de paz y obediencia para con el Creador! Es así cómo el ALTÍSIMO, nuestro Creador, hace uso de ésta nación modelo, Israel, para castigar a aquéllos VERDADEROS INVASORES de Su tierra.
El hecho de que los de la Casa de Israel hayan guardado las vidas de las mujeres jóvenes de los benjaminitas, por aquello de las acciones inmorales cometidas, es una a su favor en razón a que se supone que no se habían corrompido como si lo habían hechos los adultos de su grupo tribal y familiar.  Hoy día, al leer tal historia, nos sentimos ofendidos por el supuesto “trato cruel” de antaño.  Más sin embargo olvidamos el hecho de que nuestro Creador está en la capacidad de  conocer el corazón de cada una de sus criaturas, como también de poderlos traer a la vida de nuevo cuando Él así mejor lo considere, y las condiciones morales sean otras.  Todos aquéllos que murieron, habiendo conocido a cabalidad  nuestro Eterno Creador, serán vueltos a la vida, dentro del Maravilloso Mundo del mañana durante el Reinado Davídico, el Mashiach prometido!
Deuteronomio 7 nos instruye claramente que fue el Eterno Creador quien instruyó a Josué y los Israelitas, DESTRUIR TOTALMENTEA a las naciones del territorio de Canaan. Y en Levítico 20, versos 23, 2 y 3 se le ordena a Israel NO HACER, NO PARCTICAR, las costumbres de tales naciones, naciones que sacrificaban a sus pequeños hijos al dios MOLOCH. Todos estos pueblos fueron crueles, sangrientos y perversos en todo lo que hacían. Si estuviesen en ésta nuestra sociedad moderna, ciertamente que estarían tras las rejas, apartados de la sociedad, condenados a muerte!
Más acerca de las acciones de tales pueblos las podemos leer en Levítico 20:2  y Deuteronomio 18.10.
Si leemos con cuidado las Escrituras arriba anotadas, nos encontraremos con la actitud negativa del Levita de cumplir la ley con respecto a su esposa culpable de adulterio. Además, agreguémosle el hecho de haber permitido que fuese dada a la morbosa pandilla para que fuese violada hasta causarle la muerte.   Los soldados israelitas que fueron contra los de Benjamín actuaron con rebeldía al  seguir las instrucciones de la ASAMBLEA, y no las instrucciones del Creador.  Por ello casi 40000 Israelitas perdieron sus vidas en tal empresa.  En verdad los hombres que se describen en Jueces 20:18 no solicitaron concejo al Eterno, si debían vengar o no éste crimen abominable.  En el verso 10 nos encontramos con que ellos actuaron de forma independiente de su Líder Espiritual, el Eterno Creador.  En el verso 23  es cuando ellos hacen la pregunta, pero ya es tarde y habrían de sufrir, por ello, las consecuencias; y todo ello por la falta de confianza en su Creador!  Todos estos relatos están preservados en las Escrituras Hebreas para darnos lecciones que deberíamos aprender;  saber y entender con certeza que la rebelión y actitud narcisista nuestra es una mala concejera.  En los versos 26 al 28, ellos se humillan después de sus pérdidas en vidas humanas, y hacen lo que es correcto, “y el Eterno les dice: Id, porque mañana  los pondré en vuestras manos”. Hemos visto cómo la Tribu de Benjamín estuvo en “rebeldía” al no querer lapidar, hasta hacerlos morir, a los facinerosos que cometieron la violación, causando la muerte de la concubina del Levita, de acuerdo a Deuteronomio 22:23 al 27. Debemos, como criaturas de un Creador amoroso y justo, aprender a obedecer, y saber que Él sabe y puede perdonar, pero que a ninguno deja de castigar cuando lo merece! No lo olvidemos: LA REBELDIA ES UN PECADOI PEOR QUE EL DE CONSULTAR A LOS DEMONIOS!



JUECES 19
(Parte IV)

Miremos, para terminar, un aspecto al que no se le da la debida atención. Se trata de aquélla actitud que siempre pasamos por alto cuando a las Escrituras Hebreas se refiere; específicamente hablamos de la DESOBEDIENCIA que no es otra cosa que la REBELDIA, innata por inspiración de Lucifer, en el hombre.  Uno de los peores pecados que pueda cometer el ser humano es el de la REBELDÍA, como ya antes lo anotamos.  A menudo, muchos de los pecados que cometemos es por ignorancia, por error humano, o en el calor anímico en un momento determinado de nuestras vidas. Todos ellos, con el tiempo y la práctica de los mismos, se convierten en reincidencias emocionales.  Mas sin embargo la REBELION o REBELDÍA es una que se comete a sabiendas, una en la que se razona, se determina, se adopta como tal, y que es difícil  dejar de hacer.
La muerte de más de 65000 almas, en el caso que aquí hemos tratado, debería sacudir a las personas para que dejen a un lado sus actitudes de rebeldía para con nuestro Creador y Sus Leyes, Preceptos, y Estatutos consignados en Su Manual Instructivo, que son otra cosa que las Escrituras Hebreas! La lección que allí se nos quiere enseñar es que cuando se trasgreden Sus Leyes, generan un castigo como resultante lógico.
Si lo anteriormente expuesto no son respuestas justificables, por lo menos lo que sucedió sirvió para que Le obedecieran, e hicieran lo que les dijo que debieron hacer.  En oportunidades una  manzana podrida en un barril, puede dañar al resto que están allí, por lo que hay que tirarlas todas, y comenzar de nuevo sin olvidar el hecho cierto que nuestro Creador puede, y tiene el poder, de traer de nuevo a la vida a todos los que hayan muerto en esa “purga” justa! Lea para obtener más luz al respecto el capítulo  21 del libro de los Jueces!
Por lo general tendemos a no considerar las cosas y principios que requieren el Camino que nos señala el Creador por el hecho que nos adscribimos al presente, al hoy, al ahora.  Bien deberíamos proyectarnos al pasado, y ponernos en los zapatos de aquéllos que vivieron allí en ese tiempo. Nuestra perspectiva moderna nos lleva a “mal interpretar” los eventos y costumbres sociales de aquéllos, aunque las personas, básicamente, hayan permanecidos anclados en ese mismo tiempo que se ha descrito.  Se insiste, por parte de varios autores, que aquello sucedido es peor de lo que hoy día sucede en nuestras sociedades, olvidando que la “naturaleza humana”, ya instilada por las insinuaciones maléficas de Luzbel, se has mantenido igual.  Es así como el adulterio, los actos sexuales NO NATURALES, la rampante prostitución tanto femenina como masculina, y otras formas de sexo perverso, están prohibidas por nuestro Creador porque van en contra de Su ser, porque somos hechura Suya, porque fuimos hechos a “Su Imagen y Semejanza”! Todo lo anterior lo sabía de antemano nuestro Creador! Pero ha dejado que sea así para que ejerzamos nuestro derecho del libre albedrio, no sabiendo la humanidad que el mal uso de todo ello va en contra de nuestra propia existencia, de la ruina de una nación y de todos los pueblos del mundo!

Juzgar a nuestro Padre Celestial por las correcciones efectuadas por los errores depravados cometidos NO es correcto como TAMPOCO está, en nuestros  derechos, el ejercer tal juicio por lo que ya antes hemos expuesto y porque Él es el CREADOR y SOBERANO del cosmos y sus universos, y todo lo creado en ellos!  Cuando tomamos pequeños segmentos de las Escrituras fuera de su contexto para tratar de confirmar un prejuicio religioso cualquiera, o desviar  los líomtes propios, es una deshonestidad que bien podemos clasificar como REBELDÍA.  No olvidemos que nuestro Creador no hace acepción alguna de hombre o mujer.  Todos somos iguales ante sus ojos porque Él es el principio de la masculinidad y de la femineidad que reina en nuestro planeta (Génesis 1:27 y 28).  Somos nosotros, los humanos, los que hemos viciado Su obra magnífica y bella.  Cuando se dan muertes por armas de fuego tendemos a culpar al que las fabrica. Culpamos a las tabernas y clubes nocturnos por expender licor.  Demandamos a los fabricantes de tabaco en sus diferentes formas. Tendemos siempre a culpar a un tercero por lo que nosotros hacemos; hemos perdido el valor civil y la capacidad de reconocer nuestras faltas, y el ser responsables de nuestros malos actos! Una enfermedad crónica de nuestras sociedades que se han alejado de las enseñanzas de nuestro Eterno  Creador!