jueves, 24 de marzo de 2011
C Á P S U L A S
= L I X=
Por: J.N.Robles Olarte
La palabra “Judío” es la formas adulterada de “JUDÁH”. De aquí que “judío” es el nombre histórico y Escritural de la nación Judía, la cual es sólo una pequeña Porción de la semilla de Israel, es decir, de Jacob. Por tal razón y por lo que guardaron el Signo/Señal del Shabbath (Éxodo 31:113, 17), no perdieron su identidad como pueblo, y sus descendientes se conocen con el gentilicio de “JUDÍOS”. De otra parte, la nación constituida por las diez tribus, las de Israel, quienes se rehusaron seguir guardando la “SEÑAL” del día Shabbath, perdieron su identidad nacional!
Notemos y recordemos que el CETRO se le prometió inconfundiblemente a las familia judía davídica, no así al Reino de Judáh, sino al rey David y a sus hijos, como gobernantes de la dinastía humana que ejercería sobre Israel toda. No es acaso maravilloso el hecho de que el Poderoso de Israel llevara a efecto Su propósito en reinos y actividades del género humano? Conoce también el comienzo y el final de Su plan perfecto ya que tiene el poder para hacerlo una realidad. El trono de Judá se vio revocado tres veces: de Jerusalém a Irlanda, de Irlanda a Escocia, y de Escocia a Inglaterra. (Génesis 28 & Jeremías 43).
La Casa de Judáh se bifurca en dos casas reales, 1) la de ZARAH-JUDÁH, y 2) la de PHARES-JUDÁH . De la primera provienen los reyes de Creta,los de Troya, los de Francia y Escandinavia, la Casa Skod y la Casa Weca; de éstos dos últimos provienen los reyes de Dinamarca, de Grecia , hasta el rey Philip. De la segunda proceden procedentes el reino de David, Salomón y Zedequías, el último. Las hijas de éste último que Jeremías trasladó a Irlanda, de donde provienen los reyes de Irlanda, Escocia, los Reyes Alberto y Victoria, en 1840, y de éstos los reyes de Inglaterra, Jorge V e Elizabeth II. Increíble, pero cierto! Las obras de nuestro Creador son perfectas!
Si miramos la historia de los Estados Unidos de Norte América y la de Inglaterra constataremos que una gran parte de Manasés ( Estados Unidos) permaneció con Efraím (Gran Bretaña) hasta la separación de la Nueva Inglaterra que ya habían establecido los Colonos Quáqueros que arribaron a las costas norteñas de éste continente. Los ancestros de tales pobladores de Estados Unidos fueron tamizados de muchas ciudades de otros países donde habitaban descendientes de las Diez Tribus Perdidas, cumpliéndose así lo profetizado en Amós 9:9. Eso, por supuesto, no significa que todos los que han emigrado a los Estados Unidos proceden de Manasés. Ésta, en verdad, fue la decimotercera tribu.
El nombre AMERICA históricamente se deriva de aquél de AMERIGO (AMERICUS) VESPUCCI. Éste Vespucci, un navegante procedente del Norte de Italia, estuvo al servicio del rey Enrique VII de Inglaterra. Él fue quien levantó parte de los mapas de la costa Norte de los Estados Unidos y les asignó su nombre. Vespucci recibió su nombre en honor del Príncipe Judío MACHIR quien, en una oportunidad, tuvo un principado autónomo en el Sur de Francia. Éste nombre, “Amerigo” o “Américo” fue una permutación del nombre Hebreo “MACHIR” o “Ha-Machiri”, es decir “el machir, es decir, “el comerciante”. El original “Machir” fue el primogénito de Manasés, hijo de José (Génesis 50:23).
Un detalle interesante con respecto a Machir y Manasés es el hecho de que el original recibió su Porción de legado, en tierras, al otro lado del Jordán; y América, curiosamente, está al otro lado del océano, hacia el costado norte. Un autor, Bejamín Turquia, nos señala un interesante detalle. Cuando llegó a los Estados Unidos se admiró de cómo casi todo el mundo se dedicaba al comercio, aún a las ventas de puerta en puerta. Éste inclinación a “vender” es el sistema capitalista muy característico en los norteamericanos. Son y han sido emprendedores!
A efectos de que Judáh pudiese gobernar sobre sus naciones hermanas, como ya lo habíamos anotado, , había necesidad de establecer un hogar para el pueblo Judío. Es así como la Liga de Naciones aprobó la Declaración de Balfour en 1922. Pero Gran Bretaña, ya exhausta por siete (7) años de guerra, y ansiosa de retirarse de sus colonias allende el mar decidió, en 1947, abandonar Palestina y llamar a las Naciones Unidas para que diese sus recomendaciones al respecto. Éstas efectuaron su primera y especial sesión el día 22 de Noviembre de 1947, decidiendo partir a Palestina en dos estados, uno Judío y otro Árabe. Estarían bajo la jurisdicción de las Naciones Unidas. Y es así cómo en 1948 los Judíos le ganan la primera guerra a los Árabes convirtiéndose en una nación libre!
El primer establecimiento permanente de los Ingleses en tierras de América fue en 1607, en Mayo 14 en Jamestown ( bien pudo llamarse, Jacobstown o Israeltown). Aplicando lo profetizado en Ezequiel 4:4 al 6, bien podemos sumar los 390 días de que hablan la profecía de Ezequiel al año 1607 y nos dará el año 1998, año en el cuál ya la protección de nuestro Creador se le retira a Israel. Así mismo, si sumamos los 40 días al año de la creación de la patria creada para los Judíos, llegamos al año 1987. Año éste también cuando finalizan las bendiciones y protecciones del Eterno para con Judáh, y es cuando se da inicio a la Intifada de las naciones árabes! ¿Coincidencias? No, profecías cumplidas! Es un hecho! El mundo no desea aceptarlo así, pero las profecías del Creador, el Poderoso de Israel, son palabras que se cumplen indefectiblemente a pesar de lo que otros puedan pensar y desear. Él es el Creador, y es Él quien maneja las riendas de todo éste universo que nos rodea!
El Derecho de Primogenitura que nuestro pueblo Hebreo recibió en una oportunidad fue estupendo, asombros y nada igualado por otras naciones o imperios. Pero, ¿qué es lo que los descendientes de las Diez tribus hicieron con tales bendiciones? Siendo los verdaderos israelitas no lo han percibido así hasta el momento. Siguen siendo rebeldes, de dura cerviz, y testarudos! Una vez que los Británicos como los Norteamericanos se sumieron en los placeres que la fortuna les prodigó, menos interesados han estado en seguir el ejemplos de sus padres y proporcionarle al Creador el debido respecto y obediencia! Más aún, se han considera Gentiles y no han entendido aún su verdadera identidad nacional. Pocos son los que han entendido esto a pesar de los problemas que han estado encarando Se puede afirmar que a el hombre le gusta aprender por la vía más dolorosa y eso, precisamente, es lo que van a experimentar antes que puedan volverse a Él con todo su corazón, y con toda su fuerza!
Ya habíamos anotado acerca de los años topes de las Bendiciones generadas por la Primogenitura: 1998 para los Británicos y Norteamérica , y 1987 para el pueblo Judío. Partiendo de esas fechas las bendiciones se “agotaron”, y vienen sucediéndose los castigos descritos en Levítico 26. Éstos se intensificarán siete veces mas graves en la medida que sigan en su dureza de corazón. Hasta tanto que su orgullo, autosuficiencia, y el poder que tienen, por sus riquezas se dobleguen totalmente a Él, las maldiciones seguirán aumentando en su contra. Es de común conocimiento cómo los Británicos han perdido todos los canales y estrechos que en una oportunidad manejaron. De cómo Norteamérica ha perdido el Canal de Panamá y Grenada, como también el fracaso en las últimas guerras en las que se ha visto involucrados.
De Judáh recordemos cómo después de 1987 la Intifada ha hecho la vida imposible en la pequeña nación que conocemos como Israel, de cómo han estado “negociando” las tierras del pueblo del Eterno con naciones vecinas y enemigas de ella, contraviniendo los deseos y propósitos del Creador. Cuando el Creador castiga lo hace con el propósito de “corregir”, como lo hace un buen padre! Y ese castigo refleja en verdad Su Justicia y Su amor por Sus criaturas. Ello es para que dejemos de causarnos colosales daños con nuestro errados y repetitivos modos de actuar y vivir!
Una importante y adicional prueba acerca de la identidad de la Israel moderna la podemos encontrar en una fantástica, específica y bien detallada profecía en el libro de Miqueas. Allí se habla específicamente acerca del “Remanente” de Israel, los Estados Unidos de Norteamérica y Gran Bretaña. Se habla de las riquezas poseídas, de su dominio benefactor para con otras naciones del mundo. Con posterioridad se describe su próxima caída tanto de los pueblos de la Unión Americana como las de a Comunidad de naciones Británicas. El simbolismo de ésta profecía increíble nos describe la última generación de Israel como una GRAN POTENCIA! Lo fue pero..se ha estado desvaneciendo poco a poco!(Miqueas 5:7 al 9)
Esas naciones o pueblos se han portado como un “león” entre las naciones de la tierra! Han preservado la paz del mundo en dos de las guerras mundiales más tremendas que hemos vivido, como también han permitido la estabilidad para toda vida aquí en el planeta. Sus enemigos fueron aplastados, basándose en las bendiciones de las que ya nos hemos referido. Durante un período de 390 años de libertad, comprendidos entre antes de la Primera Guerra Mundial y después de la Segunda Guerra, y la guerra de Corea, se contó con esas bendiciones hasta aproximadamente el año 1950. Más sin embargo desde esa fecha, ni los Estados Unidos como Inglaterra han estado a la “cabeza” en ninguna de las grandes escaramuzas.
La sorpresiva destrucción de las Dos Casas – Israel y Judáh- están descrita en Miqueas 5 : 8 al 11. La expresión, “en ese día” generalmente se refiere al lapso de tiempo que se conoce como “tiempo de los dolores de Jacob”. Os “caballos de guerra”, es decir las máquinas de guerra, serán aniquiladas al igual que nuestras ciudades por el efecto de las bombas atómicas (Joel 2:30), o sean las “columnas de humo” como muchas versiones se les ha dado en describirlas. Es el Poderoso de Israel quien nos dice y nos advierte que hará esto. Es Él quien determina el desarrollo y realización de las guerras (Salmos 33 : 10 al 19).
La razón por la cual tanto Inglaterra como Norteamérica serán castigadas es muy clara. Con toda seguridad que no les gustará mucho la respuesta por la sencilla razón de que ello tiene que ver con las “figuras colgadas en un madero” que vemos en todas partes. Para comenzar digamos que YHWH, el Eterno Creador, es un Ser Singular, Único, y no “tres en uno”! Por ello 3s que Él demanda que Le adoremos de una forma monoteísta, y no de una politeísta donde se habla y se nos muestra una trinidad, o una dualidad, constituida por un “dios jefe” de tres, o dos, seres diferentes. (Deuteronomio 6:4, Isaías 43:11&3, Isaías 44:l5&21, Isaías 49:28, Isaías 60:16, Isaías 63:8. “NO SE CONFUNDA: NUESTRO CREADOR ES UNO, no es “3 en 1”
Observemos con atención lo que el rey David, en vida, manifestó acerca del CREADOR en Salmos 73:24/26, “Que el Eterno Creador es UNO, y no existe otro igual a Él”, y punto! Que triste y doloroso es el hecho de que nos hayamos vuelto de ese ser ÚNICO, y lo hayamos cambiado dándole nuestras espaldas por una “trinidad de dioses” de origen Egipcio, y que por ello tengamos que volver a la cautividad por la misma razón: la DESOBEDIENCIA del pasado! Si estamos listos a oír las palabras de un Profeta siempre considere lo que realmente es uno basándose en la admonición de Deuteronomio 13:1 al 2!
El mismo Eterno nos advierte que si una persona que obre milagros de cualquier índole nos dice que sigamos a otros dioses -y ciertamente que existen en nuestro días muchos de ellos- , no lo sigamos pues su intención es alejarnos del Verdadero y Único Creador! Él mismo se refiere a esos Sus hijos del pasado que le dieron las espaldas para seguir lo desconocido. Él lo ha permitido para PROBARNOS . Lea y estudie, muy cuidadosamente, las palabras consignadas en Deuteronomio 13: 3 al 4!. La principal credencial no es que una persona ejecute maravillas o milagros, sino que los mismos estén en total armonía con Sus mensajes y obras ejecutadas ya en el pasado, y que no objeten en nada Su Palabra y Sus propósitos .
Pasemos ahora al “castigo” que se habrá de infligir al pueblo de Judáh. Lo que a continuación se va a decir son palabras fuertes y dolorosas para leer y aceptar. Para que el pueblo Judío pueda obtener la paz con sus vecinos debe, como un todo, arrepentirse amargamente como lo hizo su antepasado, y rey, David; arrepentimiento que se encuentra consignado en el Salmos 51 Además debe arrepentirse de no guardar nacionalmente el día Shabbath como lo proclaman las Escrituras que ellos dicen guardar y seguir, especialmente la Torah. Sencillamente deben guardar las palabras consignadas en la Tanakh, las Escrituras hebreas!
No existe, remotamente, otro pueblo en el que se cumplan las promesas/profecías del CETRO, ofrecidas a Judáh. Tampoco existe ningún otro pueblo a quien se le pueda otorga las promesas/profecías el “Derecho de Primogenitura” excepto Estados Unidos de Norte América y Gran Bretaña! Esto ha sucedido exactamente como el Poderoso de Israel, el Creador Singular, lo estatuyó. Esto avala su existencia ÚNICA! Después de éstos dos primeros castigos viene a continuación el castigo a las otras naciones del mundo, como bien lo establece Miqueas 5:15!
El Altísimo también es el Creador de las otras naciones gentiles del mundo! Está muy interesado en el bienestar de las naciones que el mundo llama paganas. Ellos mismos también son seres humanos creados a semejanza de nuestro Padre común; con el mismo potencial de poder llegar a ser moldeados a la IMAGEN del carácter espiritual del Eterno. Bien podemos afirmar que toda la humanidad se ha rebelado contra Él, que Lo han rechazado, y que se han vuelto de Sus caminos que son perfectos. Por lo anterior nunca podrá haber paz y armonía totales en la tierra hasta tanto TODAS LAS NACIONES se vuelvan al único Creador y Soberano de la creación, y el Rey David esté al frente del mando del Gobierno Mundial, con ayuda del Profeta Elías!
El “tiempo de los dolores de Jacob” caerá sobre todos los hijos de ISAREL! Recuerde, una vez más, que Abraham pasó las bendiciones recibidas de su Padre a los hijos de José, Efraím y Manasés; como también pasó la promesa del Cetro a Judáh! Esto nos demuestra quién habrá de llevar el peso de las más terribles calamidades nacionales que puedan caer sobre nación alguna! No asuma que esto ya sucedió. No. No ha sucedido aún, porque l o que habrá de venir dejará atónito al mundo , lo que ha de suceder dejará la más grande huella de dolor y sufrimientos como nunca antes ha experimentado la humanidad. Sodoma y Gomorra, el Diluvio Universal, y otros eventos, serán nada ante el horror que está anunciado! (Ezequiel 5:12/13, Deuteronomio 28:58/67. Permita el Eterno Creador abrir sus ojos para entender! Pero, a pesar de ello, habrá un FINAL FELIZ. Léalo en Deuteronomio 30:1 al 10.
C Á P S U L A S
= L V I I=
Por: J.N.Robles Olarte
La mayoría de las personas que se dicen a si mismas que adoran al Creador, “dios” como muchos lo llaman, ignoran flagrantemente los Mandamientos originales, especialmente el cuarto , “Honra el séptimo día”.. Tanto la Biblia King james (Rey Santiago) como la de Varela y otra versiones más, mencionan 144 veces el aviso de “Guarda el Shabbath” o Sábado. Ello nos da una idea de cómo la “tradición” perpetuada por otras religiones de factura humana han echado humo, por así decir, sobre la admonición precisa y clara que nos ofrece Éxodo 16:26 al 30. Han preferido aceptar lo esta establecido por los “falsos profetas, pastores y ministros que a la misma Palabra del Creador!
En la media que guardemos el día Sábado – Shabbath- encontraremos que el Eterno nos bendice de diferentes maneras. Una de ellas es el de darnos ENTENDIMIENTO para poder comprobar que las Escrituras no dan ninguna razón por la cuál se pueda cambiar el día Séptimo de la semana por el día primero o el sexto día de la misma como hacen muchos grupos religiosos, cristianos o no! Pongámosle mucha atención a éstas palabras que siguen, “...con tal que tengan fortaleza y seas muy animoso para cuidar de hacer conforme a TODA LA LEY que te prescribió Mi siervo Moisés, NO te APARTES de ella ni a diestra ni a siniestra, para que TENGAS BUEN ÉXITO, dondequiera que vayas.”(Josué 1:7). ¿Más claro?
Parte de la “prueba” o test que nos hace el Eterno es el poder determinar si nosotros, Sus hijos Hebreos, de Israel, hemos de permanecerán fieles a Él como nuestro único Salvador y Redentor, como bien nos lo recuerda Isaías 41:13 al 14. Es de precisar que NO existe en las Escrituras Hebreas un “salvador” que venga a limpiar los pecados del género humano, sino que en realidad, existe un lugar, un día, cuando nuestros pecados cometidos contra Él, serán perdonados TOTALMENTE, y para siempre!. Un aspecto que contribuye a obtener el perdón de nuestros pecados es el arrepentimiento sincero, absoluto y humilde de nuestra parte!
Debemos tener claro el hecho de que no existe ningún otro “salvador” como tampoco otro “dios” sino un sólo Creador y Padre como nos lo dice Isaías 43:1 al 3, y Deuteronomio 6:4! Él, nuestro Padre y Creador, es el único Redentor, Salvador y Roca en el que podamos confiar. No existe otro a quien se le puedan otorgar tales títulos. En el verdadero Abrahamismo , la FE HEBREA EN EL ETERNO no existen múltiples salvadores, enviados, agentes o abogados. Como tampoco se permiten sacrificios humanos de ninguna índole. No se practica la ingesta de sangre y carne humana representadas en símbolos como el “vino y la ostia”, como tampoco la ingesta de sangre de animal alguno. No se necesita “bañarse en sangre” para ello, ya que los pecados son perdonados por intermedio del arrepentimiento sincero y humilde del pecador respectivo, y sobre todo, por la misericordia infinita de nuestro propio Creador. El arrepentimiento, respaldado por un corazón contrito y humilde, es el pasaporte que se necesita para el milagro del perdón por parte del Hacedor de todo. (Salmos 34:18, Salmos 51:17, Isaías 51:15 e Isaías 66:2 ¡
Las Escrituras hablan muy a menudo de un Mashiach, de un ungido, pero Satanás o Lucifer ha estado tratando de engañarnos en cuanto a su verdadera identidad. David, el ungido y futuro Rey de la Gran Israel del futuro, es el verdadero Mashiach escogido por el mismo Creador. Las profecías acerca de él se encuentran en la Tanakh por la sencilla razón de que el mismo Creador lo dispuso así, y así se lo prometió a Su pueblo. En ella se profetiza que será “levantado de su tumba” en los “días del fin”. Es de precisar aquí que la palabra “resucitar” no existe en el Hebreo Bíblico. De ésta forma usted llegará a conocer y comprender el significado que tiene la expresión “restauración a la vida” de David; para luego ocupar el cargo de Mashiach y Rey. Lea y estudie Isaías 11:1 al 5, para llegar a comprender más claramente éste aspecto muy importante de las Profecías.
Es cierto que AHORA el rey David se encuentra en su tumba; pero vendrá el día, muy cercano el, cuando el Espíritu Santo del Creador reposará de nuevo sobre él dándole vida…para siempre! - Isaías 56: 3 al 6, nos da una muy buena descripción de ello-. En esa oportunidad el Creador hará un PACTO ETERNO con David. Éste “pacto y profecía” no se cumplió en vida del rey David, unos cuantos miles de años atrás, pero lo será en su “restauración” o “germinación” final. Será el mismo Creador quien lo haga posible!. Eso se corrobora también en Jeremías 22:5 al 6 y Jeremías 33:15..
Los Hebreos, aquéllos de nosotros que hemos sido llamados a guardar y permanecer en Sus Leyes, Fiestas y Ordenanzas del Creador, tenemos maravillosas promesas. Pero para ello debemos decidir guardar obediencia a Él, y hacer Su voluntad.. Si no lo hacemos así perderemos la mira y nos sumiremos en las creencias paganas que tanto pululan en nuestro contorno. Podemos afirmar que ella, la obediencia, es muy simple, pero no es fácil porque estaremos actuando en contra de la corriente de la mayoría que prima; pero si habremos de contar con la ayuda y soporte de nuestro padre, quien siempre estará listo a ayudarnos y darnos la mano para superar los obstáculos. Como tales debemos estar en ésa búsqueda permanente de poder satisfacer Su voluntad, para bien de nuestras vidas, físicas y espirituales!
Uno de los aspectos que debemos tener siempre en mente es el hecho cierto de que el Creador, así como puede cambiar nuestras mentes - si es que lo permitimos- también puede hacer que aquéllos que no creen en Él, cambien sus actitudes negativas a favor de Sus hijos y de Sus propósitos. Un ejemplo de ello lo podemos leer en la narración de 1 Samuel 6: 2 al 3, donde paganos le solicitan a sus “sacerdotes” les aconseje qué hacer, y el Eterno los inspira a que digan que devuelvan el Arca del Eterno a Israel, pero con ofrendas por sus pecados, y puedan así ser sanados de las enfermedades contraídas a raíz de tal retención.
Las Escrituras Hebreas no niegan en absoluto la magia, como tampoco niegan su poder de acción; pero si pone muy en claro que la misma está totalmente prohibida entre los hijos de Israel porque va en contra de los deseos del Creador, y por lo que ella significa para Él. Ello hace claro el poder entender la razón por la cual el Creador les prohibió comer del “Árbol del Bien y del Mal” a Adán y Eva: que su poder y efecto, que pueda ejercer, está en contra de lo estatuido por el Eterno mismo, y porque proviene, básicamente, de la adversaria del género humano, de Heylel, Lucifer o Satanás.
Como seres humanos que somos, hemos desarrollado un enfoque muy flexible hacia la VERDAD; porque cuando no nos gustan ciertas palabras expresadas por el Eterno Creador, tendemos a cambiar su significado y encuadrarlo a nuestro punto de vista. Es así como la palabra “pícaro” la hemos cambiado por la de “bueno”, creyendo tontamente que nuestro Creador es un estúpido! Las Escrituras tienen que ver con una diversa gama de prácticas de adivinos, magos, observadores de agueros, encantadores, hechiceros, sortílegos, necrománticos, astrólogos, etc., donde tales “profesiones” no son permitidas poner en práctica por lo que ellas mismas implican: el mal. (Deuteronomio 18:10 al 12). Todo lo anterior es ABOMINABLE ante nuestro Padre el Eterno Creador!
Los sacrificios que cualquier ser humano esté dispuesto hacer por otro semejante proviene, en principio, de las enseñanzas de nuestro padre. Pero ésta actitud debe tener un límite cuando se pone en peligro nuestra propia vida. Por ello debemos ser muy cautos y no llegar a efectuar una acción de suprema arrogancia y narcisismo que rompa con todo código y normal moral como el que se describe en el “sacrificio” que hizo el “Hombre de Galilea” del Nuevo Testamento, y en donde se hace despliegue de un falso “amor más grande que éste no lo ha tenido hombre alguno” . Ese “amor más grande” sólo lo puede otorgar el Creador de todo, nuestro Eterno Padre. Es Él quien tiene el poder y facultad suficientes de resolver todos nuestros problemas, si es que recurrimos a Él en reverencia, sumisión y arrepentimiento. El mejor y más honroso regalo que podamos darle a Él, o un congénere nuestro, es orarle para que provea la solución necesaria, correcta . No olvidemos nunca que NADIE puede pagar las culpas de otro u otros, sino el mismo transgresor. La ecuación “PECADO+ARREPENTIMIENTO= PERDÓN” sólo se resuelve entre quien peca y el Creador; si es que el transgresor se vuelve 180 grados de sus acciones erradas, en arrepentimiento sincero.
La bancarrota del CÓDIGO MORAL nuestro se ha generado alrededor de dos términos, “recursos humanos” y “capital humano”. Aquéllos que comercian con los genes, órganos y demás partes del ser humano, hacen uso del eufenismo de la sociedad y del estado para justificar todo acto inmoral e ilegal de su propia codicia; la de permitir apagar la vida de un ser humano, por su sed de sangre, calificando sus actos de tomar partes del ser humano como un “recurso humano” para el bienestar de un tercero, considerando esas parte como un “capital humano” cuando, en realidad es todo lo contrario. Con seguridad que el Creador habrá de pasar Su “factura de cobro” a los que en éste valle de la maldad practican tales actividades, cuando no guardan ni se practican los más rudimentarios principios religiosos .
Las promesas Escriturales hechas a Abraham, y que podemos encontrar en ellas, han sido gravemente mal interpretadas, No nos maravillemos, porque en verdad la llave clave para desentrañarlas y poderlas comprender se han perdido en virtud de la labor de las religiones de factura humana, inspiradas en las insinuaciones permanentes que provienen de Satanás. Tal llave radica en un definitivo y correcto conocimiento acerca de la identidad tanto de los Estados Unidos como de Gran Bretaña, y el Pueblo Hebreo representado, hoy día, por el pueblo Judío. Esto puede que suene increíble, pero es la verdad. Tanto editores, como telediarios, locutores, corresponsales extranjeros, no entienden, ni han entendido aún, el verdadero significado de las noticias mundiales que ellos mismos reportan, analizan, y discuten.
Es cierto que por no haberse logrado el conocimiento real de las Escrituras Hebreas, el ser humano no ha entendido que fue puesto aquí en éste planeta para un PROPÓSITO muy importante. En una oportunidad que Winston Churcill se dirigió al Congreso de los Estados Unidos, manifestó, “…algún gran propósito y designio se está obrando aquí en la tierra…”. Ese gran propósito tampoco lo pudo comprender él. El Creador del género humano envió con Su producto un libro que bien podríamos llamar “Manual Instructivo para el Manejo del Hombre” y revelar, allí, ese propósito; poder guiar a Su creación humana a fin de que tuviese una vida plena de felicidad, salud y riquezas, y cómo lograrlo, basados en Sus pautas!
Ese Libro de Instrucciones es nada menos que las Escrituras Hebreas que contienen tres tipos básicos de “conocimiento revelado”, Son ellos, 1) la educación básica que nos revela y provee el conocimiento fundamental que de otra forma no se puede obtener, 2) llegar a conocer la historia de los eventos ya transcurridos y vividos en los pasados cuatro milenios con una mortal y dolorosa estadía y permanencia, y que se atuvieron a Su Plan Maestro, y 3) la profecía que es para nosotros; que nos la ha revelado el mismo Creador para que podamos participar de ese gran propósito que ha reservado para todos y cada uno de nosotros..
El conocimiento del Plan Maestro del Creador acerca de los eventos pre-ordenados, y en progreso, y que aún están por realizarse, es muy necesario para poder llegar entender la dinámica de los acontecimientos de las noticias de hoy día. Sin ese conocimiento estamos andando como aquél que da pasos en la obscuridad sin llegar a saber a ciencia cierta hacia donde se le lleva, y cuál será ese futuro que ya casi tenemos delante de nosotros. Esa labor se ha ido menguando porque los “Pastores” no están conduciendo a sus “ovejas” por el camino correcto. Esos “pastores” son todos aquéllos que tienen o han tenido un oficio dentro del gobierno civil o eclesiástico.
= L V I I=
Por: J.N.Robles Olarte
La mayoría de las personas que se dicen a si mismas que adoran al Creador, “dios” como muchos lo llaman, ignoran flagrantemente los Mandamientos originales, especialmente el cuarto , “Honra el séptimo día”.. Tanto la Biblia King james (Rey Santiago) como la de Varela y otra versiones más, mencionan 144 veces el aviso de “Guarda el Shabbath” o Sábado. Ello nos da una idea de cómo la “tradición” perpetuada por otras religiones de factura humana han echado humo, por así decir, sobre la admonición precisa y clara que nos ofrece Éxodo 16:26 al 30. Han preferido aceptar lo esta establecido por los “falsos profetas, pastores y ministros que a la misma Palabra del Creador!
En la media que guardemos el día Sábado – Shabbath- encontraremos que el Eterno nos bendice de diferentes maneras. Una de ellas es el de darnos ENTENDIMIENTO para poder comprobar que las Escrituras no dan ninguna razón por la cuál se pueda cambiar el día Séptimo de la semana por el día primero o el sexto día de la misma como hacen muchos grupos religiosos, cristianos o no! Pongámosle mucha atención a éstas palabras que siguen, “...con tal que tengan fortaleza y seas muy animoso para cuidar de hacer conforme a TODA LA LEY que te prescribió Mi siervo Moisés, NO te APARTES de ella ni a diestra ni a siniestra, para que TENGAS BUEN ÉXITO, dondequiera que vayas.”(Josué 1:7). ¿Más claro?
Parte de la “prueba” o test que nos hace el Eterno es el poder determinar si nosotros, Sus hijos Hebreos, de Israel, hemos de permanecerán fieles a Él como nuestro único Salvador y Redentor, como bien nos lo recuerda Isaías 41:13 al 14. Es de precisar que NO existe en las Escrituras Hebreas un “salvador” que venga a limpiar los pecados del género humano, sino que en realidad, existe un lugar, un día, cuando nuestros pecados cometidos contra Él, serán perdonados TOTALMENTE, y para siempre!. Un aspecto que contribuye a obtener el perdón de nuestros pecados es el arrepentimiento sincero, absoluto y humilde de nuestra parte!
Debemos tener claro el hecho de que no existe ningún otro “salvador” como tampoco otro “dios” sino un sólo Creador y Padre como nos lo dice Isaías 43:1 al 3, y Deuteronomio 6:4! Él, nuestro Padre y Creador, es el único Redentor, Salvador y Roca en el que podamos confiar. No existe otro a quien se le puedan otorgar tales títulos. En el verdadero Abrahamismo , la FE HEBREA EN EL ETERNO no existen múltiples salvadores, enviados, agentes o abogados. Como tampoco se permiten sacrificios humanos de ninguna índole. No se practica la ingesta de sangre y carne humana representadas en símbolos como el “vino y la ostia”, como tampoco la ingesta de sangre de animal alguno. No se necesita “bañarse en sangre” para ello, ya que los pecados son perdonados por intermedio del arrepentimiento sincero y humilde del pecador respectivo, y sobre todo, por la misericordia infinita de nuestro propio Creador. El arrepentimiento, respaldado por un corazón contrito y humilde, es el pasaporte que se necesita para el milagro del perdón por parte del Hacedor de todo. (Salmos 34:18, Salmos 51:17, Isaías 51:15 e Isaías 66:2 ¡
Las Escrituras hablan muy a menudo de un Mashiach, de un ungido, pero Satanás o Lucifer ha estado tratando de engañarnos en cuanto a su verdadera identidad. David, el ungido y futuro Rey de la Gran Israel del futuro, es el verdadero Mashiach escogido por el mismo Creador. Las profecías acerca de él se encuentran en la Tanakh por la sencilla razón de que el mismo Creador lo dispuso así, y así se lo prometió a Su pueblo. En ella se profetiza que será “levantado de su tumba” en los “días del fin”. Es de precisar aquí que la palabra “resucitar” no existe en el Hebreo Bíblico. De ésta forma usted llegará a conocer y comprender el significado que tiene la expresión “restauración a la vida” de David; para luego ocupar el cargo de Mashiach y Rey. Lea y estudie Isaías 11:1 al 5, para llegar a comprender más claramente éste aspecto muy importante de las Profecías.
Es cierto que AHORA el rey David se encuentra en su tumba; pero vendrá el día, muy cercano el, cuando el Espíritu Santo del Creador reposará de nuevo sobre él dándole vida…para siempre! - Isaías 56: 3 al 6, nos da una muy buena descripción de ello-. En esa oportunidad el Creador hará un PACTO ETERNO con David. Éste “pacto y profecía” no se cumplió en vida del rey David, unos cuantos miles de años atrás, pero lo será en su “restauración” o “germinación” final. Será el mismo Creador quien lo haga posible!. Eso se corrobora también en Jeremías 22:5 al 6 y Jeremías 33:15..
Los Hebreos, aquéllos de nosotros que hemos sido llamados a guardar y permanecer en Sus Leyes, Fiestas y Ordenanzas del Creador, tenemos maravillosas promesas. Pero para ello debemos decidir guardar obediencia a Él, y hacer Su voluntad.. Si no lo hacemos así perderemos la mira y nos sumiremos en las creencias paganas que tanto pululan en nuestro contorno. Podemos afirmar que ella, la obediencia, es muy simple, pero no es fácil porque estaremos actuando en contra de la corriente de la mayoría que prima; pero si habremos de contar con la ayuda y soporte de nuestro padre, quien siempre estará listo a ayudarnos y darnos la mano para superar los obstáculos. Como tales debemos estar en ésa búsqueda permanente de poder satisfacer Su voluntad, para bien de nuestras vidas, físicas y espirituales!
Uno de los aspectos que debemos tener siempre en mente es el hecho cierto de que el Creador, así como puede cambiar nuestras mentes - si es que lo permitimos- también puede hacer que aquéllos que no creen en Él, cambien sus actitudes negativas a favor de Sus hijos y de Sus propósitos. Un ejemplo de ello lo podemos leer en la narración de 1 Samuel 6: 2 al 3, donde paganos le solicitan a sus “sacerdotes” les aconseje qué hacer, y el Eterno los inspira a que digan que devuelvan el Arca del Eterno a Israel, pero con ofrendas por sus pecados, y puedan así ser sanados de las enfermedades contraídas a raíz de tal retención.
Las Escrituras Hebreas no niegan en absoluto la magia, como tampoco niegan su poder de acción; pero si pone muy en claro que la misma está totalmente prohibida entre los hijos de Israel porque va en contra de los deseos del Creador, y por lo que ella significa para Él. Ello hace claro el poder entender la razón por la cual el Creador les prohibió comer del “Árbol del Bien y del Mal” a Adán y Eva: que su poder y efecto, que pueda ejercer, está en contra de lo estatuido por el Eterno mismo, y porque proviene, básicamente, de la adversaria del género humano, de Heylel, Lucifer o Satanás.
Como seres humanos que somos, hemos desarrollado un enfoque muy flexible hacia la VERDAD; porque cuando no nos gustan ciertas palabras expresadas por el Eterno Creador, tendemos a cambiar su significado y encuadrarlo a nuestro punto de vista. Es así como la palabra “pícaro” la hemos cambiado por la de “bueno”, creyendo tontamente que nuestro Creador es un estúpido! Las Escrituras tienen que ver con una diversa gama de prácticas de adivinos, magos, observadores de agueros, encantadores, hechiceros, sortílegos, necrománticos, astrólogos, etc., donde tales “profesiones” no son permitidas poner en práctica por lo que ellas mismas implican: el mal. (Deuteronomio 18:10 al 12). Todo lo anterior es ABOMINABLE ante nuestro Padre el Eterno Creador!
Los sacrificios que cualquier ser humano esté dispuesto hacer por otro semejante proviene, en principio, de las enseñanzas de nuestro padre. Pero ésta actitud debe tener un límite cuando se pone en peligro nuestra propia vida. Por ello debemos ser muy cautos y no llegar a efectuar una acción de suprema arrogancia y narcisismo que rompa con todo código y normal moral como el que se describe en el “sacrificio” que hizo el “Hombre de Galilea” del Nuevo Testamento, y en donde se hace despliegue de un falso “amor más grande que éste no lo ha tenido hombre alguno” . Ese “amor más grande” sólo lo puede otorgar el Creador de todo, nuestro Eterno Padre. Es Él quien tiene el poder y facultad suficientes de resolver todos nuestros problemas, si es que recurrimos a Él en reverencia, sumisión y arrepentimiento. El mejor y más honroso regalo que podamos darle a Él, o un congénere nuestro, es orarle para que provea la solución necesaria, correcta . No olvidemos nunca que NADIE puede pagar las culpas de otro u otros, sino el mismo transgresor. La ecuación “PECADO+ARREPENTIMIENTO= PERDÓN” sólo se resuelve entre quien peca y el Creador; si es que el transgresor se vuelve 180 grados de sus acciones erradas, en arrepentimiento sincero.
La bancarrota del CÓDIGO MORAL nuestro se ha generado alrededor de dos términos, “recursos humanos” y “capital humano”. Aquéllos que comercian con los genes, órganos y demás partes del ser humano, hacen uso del eufenismo de la sociedad y del estado para justificar todo acto inmoral e ilegal de su propia codicia; la de permitir apagar la vida de un ser humano, por su sed de sangre, calificando sus actos de tomar partes del ser humano como un “recurso humano” para el bienestar de un tercero, considerando esas parte como un “capital humano” cuando, en realidad es todo lo contrario. Con seguridad que el Creador habrá de pasar Su “factura de cobro” a los que en éste valle de la maldad practican tales actividades, cuando no guardan ni se practican los más rudimentarios principios religiosos .
Las promesas Escriturales hechas a Abraham, y que podemos encontrar en ellas, han sido gravemente mal interpretadas, No nos maravillemos, porque en verdad la llave clave para desentrañarlas y poderlas comprender se han perdido en virtud de la labor de las religiones de factura humana, inspiradas en las insinuaciones permanentes que provienen de Satanás. Tal llave radica en un definitivo y correcto conocimiento acerca de la identidad tanto de los Estados Unidos como de Gran Bretaña, y el Pueblo Hebreo representado, hoy día, por el pueblo Judío. Esto puede que suene increíble, pero es la verdad. Tanto editores, como telediarios, locutores, corresponsales extranjeros, no entienden, ni han entendido aún, el verdadero significado de las noticias mundiales que ellos mismos reportan, analizan, y discuten.
Es cierto que por no haberse logrado el conocimiento real de las Escrituras Hebreas, el ser humano no ha entendido que fue puesto aquí en éste planeta para un PROPÓSITO muy importante. En una oportunidad que Winston Churcill se dirigió al Congreso de los Estados Unidos, manifestó, “…algún gran propósito y designio se está obrando aquí en la tierra…”. Ese gran propósito tampoco lo pudo comprender él. El Creador del género humano envió con Su producto un libro que bien podríamos llamar “Manual Instructivo para el Manejo del Hombre” y revelar, allí, ese propósito; poder guiar a Su creación humana a fin de que tuviese una vida plena de felicidad, salud y riquezas, y cómo lograrlo, basados en Sus pautas!
Ese Libro de Instrucciones es nada menos que las Escrituras Hebreas que contienen tres tipos básicos de “conocimiento revelado”, Son ellos, 1) la educación básica que nos revela y provee el conocimiento fundamental que de otra forma no se puede obtener, 2) llegar a conocer la historia de los eventos ya transcurridos y vividos en los pasados cuatro milenios con una mortal y dolorosa estadía y permanencia, y que se atuvieron a Su Plan Maestro, y 3) la profecía que es para nosotros; que nos la ha revelado el mismo Creador para que podamos participar de ese gran propósito que ha reservado para todos y cada uno de nosotros..
El conocimiento del Plan Maestro del Creador acerca de los eventos pre-ordenados, y en progreso, y que aún están por realizarse, es muy necesario para poder llegar entender la dinámica de los acontecimientos de las noticias de hoy día. Sin ese conocimiento estamos andando como aquél que da pasos en la obscuridad sin llegar a saber a ciencia cierta hacia donde se le lleva, y cuál será ese futuro que ya casi tenemos delante de nosotros. Esa labor se ha ido menguando porque los “Pastores” no están conduciendo a sus “ovejas” por el camino correcto. Esos “pastores” son todos aquéllos que tienen o han tenido un oficio dentro del gobierno civil o eclesiástico.
martes, 22 de marzo de 2011
FILOSOFÍA & ETICA EN ERICH FROMM
Por: FELIX GUSTAVO SCHURTER
Erich Fromm es un pensador muy cercano a nosotros, que ha considerado los problemas de la filosofía y de la ciencia con una profunda humanidad, ha advertido claramente el avance de lo deshumanizado e irracional y nos ha alertado dramáticamente acerca de estos peligros. Es también, en ese sentido, un pensador actual, porque todavía hoy su palabra merece ser escuchada a través de sus libros que, siendo clásicos, constituyen un incentivo vivo y estimulante para el espíritu humano.
Son varias las facetas a través de las cuales desarrolló su personalidad y es así que, junto al tratamiento de problemas psicológicos (y en el ámbito psicoanalítico), sociales, religiosos (provenía de una familia de rabinos), los temas filosóficos no les fueron ajenos.
Es este último punto de vista el que está más directamente ligado con actividad filosófica y constituirá el objeto central de nuestro sucinto análisis.
El mismo Fromm señala, en "Ética y Psicoanálisis", que las ideas de la Ilustración enseñaron al hombre que puede confiar en su propia razón para establecer normas éticas válidas y que pueden depender de sí mismo para saber lo que es bueno o malo. Pero la creciente duda sobre la autonomía humana y la razón crearon un estado de confusión moral en la que el hombre ha quedado sin la guía de la razón ni la de la revelación. Piensa Fromm que el resultado de esto es la aceptación de una posición relativista que afirma que los juicios de valor y las normas éticas son cuestión de gusto y preferencia arbitraria y que en el campo ético no puede hacerse ninguna afirmación objetivamente válida. Y al no poder vivir el hombre sin normas y valores, este relativismo lo convierte en presa fácil de sistemas irracionales de valores que, en principio, habían sido ya superados. Aparecen así las exigencias del Estado, el entusiasmo por las cualidades mágicas de líderes poderosos, la potencias de las máquinas a través de un cada vez más acentuado desarrollo tecnológico, los triunfos materiales, todo ello fuente de las normas y juicios de valor del ser humano. Recordemos que, en "Psicoanálisis de la sociedad contemporánea", Fromm menciona el verso "una rosa es una rosa es una rosa", pleno de sentido en su reiteración en un mundo en el que una casa de cien millones de pesos vale más que una casa de diez millones y un puente de mil millones más que uno de quinientos, en un mundo, diríamos, que no solamente pretende cosificar al hombre sino que hasta llega a descodificar a las cosas mismas (haciéndoles perder su propio sentido para el hombre), reduciéndolas a simples etiquetas con un precio.
Pero Fromm se cuestiona este abandono de la razón en el campo ético y sostiene, por el contrario, que solamente la razón humana puede elaborar normas éticas válidas, y que el hombre puede elaborar válidamente juicios de valor.
Fromm se ubica a este precepto, y lo sostiene expresamente, en el legado de lo que llama Ética Humanista, que nos da los fundamentos para sistemas de valores basados en la autonomía y en la razón del hombre, ética que ha de fundarse en un más profundo conocimiento de la naturaleza humana, lo que nos muestra ya la importancia que asigna Fromm, para una mejor obtención de ese conocimiento, a la psicología y al psicoanálisis (en "Psicoanálisis y religión" sostiene que el estudio detallado del proceso de racionalización es una contribución significativa del psicoanálisis al progreso humano).
A través de este conocimiento Fromm intentará mostrar que no se ha de llegar a un relativismo ético sino al convencimiento de que las fuentes de las normas para una conducta ética han de encontrarse en la propia naturaleza del hombre.
Esta Ética Humanista se inserta en la tradición aristotélica (recuerda Fromm que, de la naturaleza del hombre, deduce Aristóteles, en su "Ética a Nicómaco", la norma de que "virtud" es "actividad", con lo que se está refiriendo a actividades peculiares del hombre, y la felicidad es el resultado de la actividad, no un bien estático). Señalemos, de paso, el hecho histórico de que, tradicionalmente, como sostiene Eduardo Rabossi en "Estudios éticos", los filósofos que se han ocupado de la moral han tenido como motivación arribar a cierto tipo de conclusiones que tuvieran un carácter y un peso normativo. Esa motivación y esa finalidad se ven claramente en algunos de los diálogos de Platón en los que se discuten cuestiones morales, en la "Ética a Nicómaco", de Aristóteles, en obras del período helenístico-romano y del medioevo y en algunos textos filosóficos modernos. Es en nuestro siglo en el que comienza a manifestarse la tendencia -luego de gran auge- a desconocer esa motivación normativa.
También Spinoza llega a un concepto de virtud que consiste en la aplicación de una norma general a la existencia del hombre (en su "Ética", Spinoza nos dice que "obrar absolutamente de conformidad con la virtud no es otra cosa que obrar, vivir y conservar nuestro ser, como la razón nos indica partiendo de la búsqueda de nuestro propio provecho").
Herbert Spencer puede ubicarse en esta línea y, finalmente, John Dewey tiene también como meta el crecimiento y el desarrollo del hombre y comparte con Spinoza la idea de que proposiciones de valor objetivamente válidas pueden lograrse por el poder de la razón humana.
Sócrates, con su ética del amor y del deber, tan preocupado por el conocimiento de sí mismo y por el cuidado de su alma para mejorarla, como base del concepto socrático de la virtud, concepto que, como señala Mondolfo en su "Sócrates", continua siendo típicamente griego en tanto identifica virtud y felicidad (se trata de "obrar bien" y "estar bien"), y Kant, al margen de alguna discrepancia que Fromm plantea (como en su interpretación del concepto de "egoísmo"), puede también insertarse en esta tradición. No en vano la ética kantiana encuentra la moralidad en su autonomía de la voluntad, recogida por imperativos categóricos ("obra siempre de tal manera que puedas querer que la máxima de tus actos se convierta en principio de legislación universal"), autonomía que lo conduce a la idea de libertad, idea tan cara al propio Fromm. Naturalmente, no deja de constituir un problema conceptualizar la libertad, así como su mismo ejercicio presenta dificultades. En efecto, si atribuimos a la libertad, en principio, un carácter absoluto, que se expresaría en una total posibilidad de elección para el ser humano, entre todo lo posible podríamos elegir convertirnos, en esclavos. Es decir, el máximo ejercicio de la libertad puede conducirnos a la esclavitud. Por esto, pareciera que habría que fijar ciertos límites, por ejemplo: se puede elegir cualquier cosa, menos una (la esclavitud). Pero el problema, claro está, es quién establece los límites. Aquí nuevamente podemos entrever el papel de la razón humana, un tema constante en la preocupación y el pensamiento de Fromm.
Esta Ética Humanista se basa entonces en el criterio de que es el hombre por sí mismo quién puede determinar el criterio sobre virtud y pecado y no una autoridad que lo trascienda. En este sentido se opone a una Ética Autoritaria, donde lo que es bueno para el hombre se establece a través de una autoridad, que prescribe las leyes y normas de conducta (por supuesto, se está pensando aquí en una autoridad irracional, que tiene poder sobre la gente). Naturalmente, la Ética Humanista no es incompatible con el ejercicio de una autoridad racional.
Por otra parte, aceptar la Ética Humanista significa también, al menos en la corriente en la que se inscribe Fromm, la aceptación de la capacidad del hombre para llegar a principios normativos objetivamente válidos. Es decir, elegir el humanismo no significa abandonar la objetividad y, una aclaración importante, "objetivamente válido" no es idéntico a "absoluto".
Este, creemos, es un punto de interés para entender más cabalmente el pensamiento ético de Fromm, quien de ninguna manera esta postulando absolutos que nieguen la posibilidad de un progreso y desarrollo constante del ser humano, un acercamiento progresivo hacia la verdad que también postula como característica del desarrollo científico, de una manera similar a caracterizadas filosofías de la ciencia contemporánea.
Llevado al problema del relativismo, Fromm, pensamos, no niega las variedades de concepciones y actitudes humanas, pero si quiere encontrar un fundamento común a todas ellas, con el ser humano como centro.
En este sentido, un objetivista haría la diferencia -como lo señala Risieri Frondizi en "¿Qué son los valores?" - entre la valoración y el valor. La valoración es subjetiva, aceptaría el objetivista, pero el valor es anterior y, si no hubiera valores, ¿qué habríamos de valorar? Confundir la valoración con el valor es como confundir la percepción con el objeto percibido.
El hombre, más allá de diferencias subjetivas, debe intentar la búsqueda de su interés propio, que no debe confundirse con un mal entendido "egoísmo", y debe bucear en su conciencia humanista, que le permitirá enfrentarse a la fuerza y el poder.
La Ética Humanista, frente al problema moral de la indiferencia del hombre consigo mismo, sostiene que, si el hombre esta vivo, sabe lo que está permitido y vivir significa ser productivo y poder acceder a una libertad espontánea y activa, libertad positiva que le permita establecer su conexión con el mundo en el amor y el trabajo, tal como lo sostiene en "El miedo a la libertad".
También la libertad, frente a sus límites, deberá desarrollarse como realización activa y espontánea del yo individual, y deberá lucharse por ella como una manera de enfrentarse a concepciones nihilistas y autoritarias.
No nos extraña, pues, que a su interés filosófico, estas concepciones unan un contenido social e ideológico que fue tan crucial en las preocupaciones y problemas planteados por Erich Fromm, ese gran humanista.
lunes, 7 de marzo de 2011
EL IDIOMA HEBREO Y SU INFUENCIA
Por:Gustavo Daniel Perednik
La mitad de la población mundial habla en diez lenguas. De las casi seis mil restantes, la mayoría desaparecerá en menos de un siglo.
El criterio de la cantidad de hablantes colocaría al idioma hebreo en el puesto setenta de las lenguas humanas, pero su influencia es mucho más amplia de lo que ese rango podría indicar.
Por ejemplo, de los 270 lenguajes que tienen Wikipedias, el hebreo está entre los treinta más importantes: exhibe más de 100.000 entradas, y es considerado el segundo por la calidad y profundidad de sus artículos. La Wikipedia hebrea es utilizada cotidianamente por casi el 40% de la población de Israel, uno de los porcentajes más altos del mundo.
En cuanto a la influencia de la lengua, vaya un párrafo revelador:
Desde el comienzo un pajarito me contó que no hay nada nuevo bajo el sol: no sólo de pan vive el hombre, ni por su espada. Somos guardianes de nuestro hermano y no del becerro de oro. Pongamos la casa en orden con el sudor de nuestra frente. La escritura está en la pared; comer, beber y alegrarnos porque todo tiene su tiempo, y "Punto". Las pocas oraciones anteriores, con una docena de locuciones conocidas en la mayoría de las lenguas, deja ver la estampa del hebreo en nuestras vidas. Todas y cada una de las expresiones incluidas son bíblicas, y podríamos continuar sin pausa: hágase la luz; bálsamo de Guilad; torre de
marfil; tiempo de curar; jardín del Edén; dedo de Dios; ciudad de refugio; jeremiadas; elegir la vida; zarza ardiente; falso profeta; jaula de los leones; día del juicio; tierra prometida; chivo emisario; ojo por ojo; Matusalén; sodomía; polvo y cenizas; espadas en arados; fruto prohibido; caída de los poderosos; amar al prójimo?
En decenas de voces la influencia es directa, como lo es en las palabras que fueron incorporadas a los vocabularios de cientos de lenguas y de pueblos: aleluya, amén, gólem, hosanna, jubileo, leviatán,
maná, mesías, pascua, sabático, serafín.
Adicionalmente, hay un influjo indirecto. Por ejemplo, la voz kirios en un contexto griego no es un
término religioso: significa ?dueño, jefe?. Cuando los traductores de la Biblia eligieron esa palabra
para verter a la Septuaginta el tetragrama (el nombre divino), kirios dejó de significar meramente dueño y pasó a implicar un dominio universal. Al latín pasó a ser dominus, y por vía del griego y del
latín la semántica hebrea penetró inadvertidamente en todos los idiomas.
Lo explica el lingüista Antoine Meillet en su ensayo sobre La influencia de la Biblia Hebrea en las lenguas europeas (1928): ?Entre nuestras palabras y frases más comunes, muchas no muestran signos
del hebreo, pero sin él no habrían llegado a nosotros, o habrían tenido un significado bien distinto del que portan?.
Otro modo de analizar la influencia hebraica es rastrear el origen del alfabeto. Un pueblo semita, los
fenicios, fue en la antigüedad marítimo por antonomasia. En sus travesías hacia el Oeste se
encontraron primeramente con los griegos, quienes los deslumbraron con su poder, su música, su arte? y su ignorancia de la grafía. Por ello, les enseñaron las 22 letras de su idioma hebraico-fenicio,
moldes exactos de las 22 letras del hebreo actual.
Además de las palabras y la escritura, una tercera vía es hurgar al hebreo en nuestras ideas y narrativa, una buena parte de las cuales fueron moldeadas por la Biblia Hebrea o Tanáj, el texto más influyente
de la humanidad, escrito a lo largo de mil años, y que abarca dos milenios de la vida de Israel.
En 1455 se transformó en el primer volumen en ser impreso, y fue traducido a 1.850 lenguas y dialectos (para justipreciar el dato, considérese que el segundo libro más traducido lo fue a unos 200
idiomas). Ningún texto ha inspirado tanto ni ha sido tan citado. Ninguna otra obra ha definido moral y filosofía, ni concitado la atención de las artes y la ciencia, de la arqueología y la historiografía, e
incluso de las disciplinas más avanzadas como la informática. Hay más de un millón de obras sobre la Biblia Hebrea.
En el antiguo Israel hubo ambiciosos proyectos industriales, pero quedaron rezagados por la palabra
escrita. Ni la fundición de cobre que el rey Salomón hizo construir a orillas del Mar Rojo, ni el acueducto en roca sólida erigido durante el reinado de Ezequías, pueden parangonarse en su perdurabilidad con la Palabra grabada. En Israel hubo, y hay, por sobre todo, un Libro.
Sólo él pudo superar a los vecinos imperiales de Egipto y Babilonia; una colección de veinticuatro
libros con enseñanzas éticas, mundanas y religiosas, redactadas con una sapiencia y belleza deslumbrantes.
El hebreo, uno de los cuatro idiomas semíticos que perviven, tiene su origen en lo que fue Canaán y es Israel, y fue similar al idioma de su vecino del norte, los fenicios.
Es primordialmente un lenguaje de verbos. El noruego Theodor Boman lo contrastó en sus estudios con el griego, y concluyó que los verbos hebreos son eminentemente dinámicos, lo que dota a lalengua de gran plasticidad.
Por su antigüedad única, se escribe en bloques de derecha a izquierda, ya que cuando las palabras se graban en piedra resulta arduo escribirlas en dirección inversa. Los helenos, por lo tanto, además de
tomar del hebreo sonidos que no tenían, procedieron a dar vuelta las letras para facilitar el trazo de izquierda a derecha (que es la dirección recomendable al escribir sobre papiro, para evitar manchas de tinta).
El resultante alfabeto griego (que eventualmente pasó al latín) trastocó las letras hebraicas álef, bet, guimel, en alfa, beta, gama, y así, el alfabeto hebreo-fenicio fue padre de casi todos los demás.
Desde esta perspectiva, es válida la consideración del hebreo como madre de las lenguas, como lo
plantearon grandes pensadores, desde Yehuda Haleví en el medioevo hasta Moisés Mendelssohn en la modernidad.
Las batallas del hebreo:
Las palabras son depósitos culturales, por lo que hablar hoy hebreo implica viajar en el tiempo hacia
tres milenios atrás. Al revivirlo, Israel ha consumado con éxito un experimento social sin parangón: un niño judío educado puede leer con cierta facilidad textos milenarios.
Más que revivir se trató de una criogénesis, o renacimiento de un idioma que se había preservado congelado en la liturgia y la lectura bíblica. Sobrevivió, gracias a que fue una parte inseparable de lareligión de los judíos; en rigor resulta difícil entender el judaísmo sin saber hebreo.
De las 45.000 palabras del hebreo moderno, casi la mitad son talmúdicas. Bíblicas hay 8.000, y 800 de las mil más necesarias en el habla cotidiana.
Recordemos que Luis de Torres, un judío converso que acompañó a Colón como intérprete en su primer viaje, sabía hebreo y se ha supuesto que en ese idioma pretendía poder comunicarse con los nativos de las tierras a las que arribaran. A partir del siglo XVI se difundió el estudio del hebreo,también gracias a los estudiosos renacentistas y luego a poetas como William Blake.
En efecto, ocupó un lugar prominente en el movimiento puritano en Inglaterra, especialmente durante el interregno de Oliver Cromwell, cuando el hebraísta John Milton fue designado Secretario de
Lenguas Extranjeras.
El impulso llegó a América, donde el primer libro publicado fue el salterio hebreo (1640), y donde el gobernador William Bradford (uno de los peregrinos del Mayflower, y segundo gobernador de la
colonia de Plymouth), era un devoto estudiante de la lengua.
John Cotton, uno de los líderes de los primeros puritanos en América, estableció la enseñanza del
hebreo en instituciones educativas. Cuando en 1636 se fundó en Harvard la primera universidad
norteamericana, el hebreo fue obligatorio para todos los estudiantes. Hasta 1817, el discurso de apertura del año de estudios se pronunciaba siempre en hebreo. La misma línea fue seguida por Columbia, Brown, Princeton, Johns Hopkins, Dartmouth y Pennsylvania. En Yale, el presidente Ezra
Stiles enseñaba hebreo, y en este idioma está el emblema de la universidad.
William Gifford adujo en su Quarterly Review, que algunos miembros del Congreso norteamericano proponían que el inglés fuese sustituido por el hebreo como idioma nacional1.
En Francia, el poeta Guy de la Boderie hacía derivar ?Gallia? (la Francia original) del hebreo ?olas?, y
?París? del hebreo ?gloria humana?. En Inglaterra fueron más lejos, y se concibió la religión del angloisraelismo,
que imaginaba la procedencia hebraica del inglés, y explicaba el término "Brit-ish" como "hombre del pacto" en hebreo.
En su meteórica revitalización durante los dos últimos siglos, el hebreo debió vencer la rivalidad de otros idiomas. El Yiddish, que recibe del hebreo un 15% de su vocabulario, fue proclamado "el idioma nacional judío" en el congreso de Czernowitz de 1908. Un lustro después, los hebraístas respondieron en el Congreso de Viena: la lengua nacional judía es el hebreo, la única con continuidad histórica milenaria.
Otro rival fue el esperanto, cuyo creador, Lazar Ludwig Zámenhof estaba muy familiarizado con el hebreo. Probablemente en éste se basara para dotar de simpleza a su idioma artificial, por ejemplo en
la economía lógica de raíces consonánticas, y el uso de prefijos para transformar al verbo en pasivo.
Hacia 1880, Zámenhof aspiraba a que el esperanto no sólo fuera un idioma internacional, sino también uno nacional para el pueblo judío.
La verdadera lid del hebreo en su vigoroso renacimiento fue la llamada ?batalla de los idiomas? que
tuvo lugar en la ciudad de Haifa en 1913. Cuando se fundó allí una academia tecnológica con el permiso de las autoridades otomanas, se empezó eligiendo al alemán como idioma de estudio, con el
argumento de que el hebreo aún carecía de suficientes términos técnicos.
Los sionistas, y a la cabeza de ellos el gran renovador del hebreo, Eliezer Ben Yehuda, reivindicaron el idioma, y lograron por medio de una huelga docente que se desplazara al alemán. En 1914 el hebreo
fue irreversiblemente elegido como idioma de instrucción para el naciente ?Tejnión?. A los pocos años (1921) fue reconocido como uno de los idiomas oficiales de Palestina, y la lengua se difundió por
doquier.
La derrota de la antigua Roma sobre Grecia fue pacífica, absorbiendo gran parte del legado griego en mitología, filosofía y leyes. En contraste, los otros dos rivales romanos fueron vencidos violentamente:
el Israel hebreo y la Cartago fenicia, que compartían gran parte de la tradición semítica en su lenguaje, y una pertinaz resistencia al dominio imperial.
Además de su religión diferente, los rebeldes hebreos eran también asociados por los romanos con el enemigo cartaginés y su lengua púnica. Por ello, los romanos reconocieron su deuda cultural para con
Grecia, pero se negaron a otorgar crédito alguno a los derrotados judíos y cartagineses. Acaso de esa displicencia deriva cierta ingratitud de Occidente para con sus raíces hebraicas.
Aparentemente había recogido la exageración de un libro de viaje de 1786, del marqués François Jean de Chastellux.
Por:Gustavo Daniel Perednik
La mitad de la población mundial habla en diez lenguas. De las casi seis mil restantes, la mayoría desaparecerá en menos de un siglo.
El criterio de la cantidad de hablantes colocaría al idioma hebreo en el puesto setenta de las lenguas humanas, pero su influencia es mucho más amplia de lo que ese rango podría indicar.
Por ejemplo, de los 270 lenguajes que tienen Wikipedias, el hebreo está entre los treinta más importantes: exhibe más de 100.000 entradas, y es considerado el segundo por la calidad y profundidad de sus artículos. La Wikipedia hebrea es utilizada cotidianamente por casi el 40% de la población de Israel, uno de los porcentajes más altos del mundo.
En cuanto a la influencia de la lengua, vaya un párrafo revelador:
Desde el comienzo un pajarito me contó que no hay nada nuevo bajo el sol: no sólo de pan vive el hombre, ni por su espada. Somos guardianes de nuestro hermano y no del becerro de oro. Pongamos la casa en orden con el sudor de nuestra frente. La escritura está en la pared; comer, beber y alegrarnos porque todo tiene su tiempo, y "Punto". Las pocas oraciones anteriores, con una docena de locuciones conocidas en la mayoría de las lenguas, deja ver la estampa del hebreo en nuestras vidas. Todas y cada una de las expresiones incluidas son bíblicas, y podríamos continuar sin pausa: hágase la luz; bálsamo de Guilad; torre de
marfil; tiempo de curar; jardín del Edén; dedo de Dios; ciudad de refugio; jeremiadas; elegir la vida; zarza ardiente; falso profeta; jaula de los leones; día del juicio; tierra prometida; chivo emisario; ojo por ojo; Matusalén; sodomía; polvo y cenizas; espadas en arados; fruto prohibido; caída de los poderosos; amar al prójimo?
En decenas de voces la influencia es directa, como lo es en las palabras que fueron incorporadas a los vocabularios de cientos de lenguas y de pueblos: aleluya, amén, gólem, hosanna, jubileo, leviatán,
maná, mesías, pascua, sabático, serafín.
Adicionalmente, hay un influjo indirecto. Por ejemplo, la voz kirios en un contexto griego no es un
término religioso: significa ?dueño, jefe?. Cuando los traductores de la Biblia eligieron esa palabra
para verter a la Septuaginta el tetragrama (el nombre divino), kirios dejó de significar meramente dueño y pasó a implicar un dominio universal. Al latín pasó a ser dominus, y por vía del griego y del
latín la semántica hebrea penetró inadvertidamente en todos los idiomas.
Lo explica el lingüista Antoine Meillet en su ensayo sobre La influencia de la Biblia Hebrea en las lenguas europeas (1928): ?Entre nuestras palabras y frases más comunes, muchas no muestran signos
del hebreo, pero sin él no habrían llegado a nosotros, o habrían tenido un significado bien distinto del que portan?.
Otro modo de analizar la influencia hebraica es rastrear el origen del alfabeto. Un pueblo semita, los
fenicios, fue en la antigüedad marítimo por antonomasia. En sus travesías hacia el Oeste se
encontraron primeramente con los griegos, quienes los deslumbraron con su poder, su música, su arte? y su ignorancia de la grafía. Por ello, les enseñaron las 22 letras de su idioma hebraico-fenicio,
moldes exactos de las 22 letras del hebreo actual.
Además de las palabras y la escritura, una tercera vía es hurgar al hebreo en nuestras ideas y narrativa, una buena parte de las cuales fueron moldeadas por la Biblia Hebrea o Tanáj, el texto más influyente
de la humanidad, escrito a lo largo de mil años, y que abarca dos milenios de la vida de Israel.
En 1455 se transformó en el primer volumen en ser impreso, y fue traducido a 1.850 lenguas y dialectos (para justipreciar el dato, considérese que el segundo libro más traducido lo fue a unos 200
idiomas). Ningún texto ha inspirado tanto ni ha sido tan citado. Ninguna otra obra ha definido moral y filosofía, ni concitado la atención de las artes y la ciencia, de la arqueología y la historiografía, e
incluso de las disciplinas más avanzadas como la informática. Hay más de un millón de obras sobre la Biblia Hebrea.
En el antiguo Israel hubo ambiciosos proyectos industriales, pero quedaron rezagados por la palabra
escrita. Ni la fundición de cobre que el rey Salomón hizo construir a orillas del Mar Rojo, ni el acueducto en roca sólida erigido durante el reinado de Ezequías, pueden parangonarse en su perdurabilidad con la Palabra grabada. En Israel hubo, y hay, por sobre todo, un Libro.
Sólo él pudo superar a los vecinos imperiales de Egipto y Babilonia; una colección de veinticuatro
libros con enseñanzas éticas, mundanas y religiosas, redactadas con una sapiencia y belleza deslumbrantes.
El hebreo, uno de los cuatro idiomas semíticos que perviven, tiene su origen en lo que fue Canaán y es Israel, y fue similar al idioma de su vecino del norte, los fenicios.
Es primordialmente un lenguaje de verbos. El noruego Theodor Boman lo contrastó en sus estudios con el griego, y concluyó que los verbos hebreos son eminentemente dinámicos, lo que dota a lalengua de gran plasticidad.
Por su antigüedad única, se escribe en bloques de derecha a izquierda, ya que cuando las palabras se graban en piedra resulta arduo escribirlas en dirección inversa. Los helenos, por lo tanto, además de
tomar del hebreo sonidos que no tenían, procedieron a dar vuelta las letras para facilitar el trazo de izquierda a derecha (que es la dirección recomendable al escribir sobre papiro, para evitar manchas de tinta).
El resultante alfabeto griego (que eventualmente pasó al latín) trastocó las letras hebraicas álef, bet, guimel, en alfa, beta, gama, y así, el alfabeto hebreo-fenicio fue padre de casi todos los demás.
Desde esta perspectiva, es válida la consideración del hebreo como madre de las lenguas, como lo
plantearon grandes pensadores, desde Yehuda Haleví en el medioevo hasta Moisés Mendelssohn en la modernidad.
Las batallas del hebreo:
Las palabras son depósitos culturales, por lo que hablar hoy hebreo implica viajar en el tiempo hacia
tres milenios atrás. Al revivirlo, Israel ha consumado con éxito un experimento social sin parangón: un niño judío educado puede leer con cierta facilidad textos milenarios.
Más que revivir se trató de una criogénesis, o renacimiento de un idioma que se había preservado congelado en la liturgia y la lectura bíblica. Sobrevivió, gracias a que fue una parte inseparable de lareligión de los judíos; en rigor resulta difícil entender el judaísmo sin saber hebreo.
De las 45.000 palabras del hebreo moderno, casi la mitad son talmúdicas. Bíblicas hay 8.000, y 800 de las mil más necesarias en el habla cotidiana.
Recordemos que Luis de Torres, un judío converso que acompañó a Colón como intérprete en su primer viaje, sabía hebreo y se ha supuesto que en ese idioma pretendía poder comunicarse con los nativos de las tierras a las que arribaran. A partir del siglo XVI se difundió el estudio del hebreo,también gracias a los estudiosos renacentistas y luego a poetas como William Blake.
En efecto, ocupó un lugar prominente en el movimiento puritano en Inglaterra, especialmente durante el interregno de Oliver Cromwell, cuando el hebraísta John Milton fue designado Secretario de
Lenguas Extranjeras.
El impulso llegó a América, donde el primer libro publicado fue el salterio hebreo (1640), y donde el gobernador William Bradford (uno de los peregrinos del Mayflower, y segundo gobernador de la
colonia de Plymouth), era un devoto estudiante de la lengua.
John Cotton, uno de los líderes de los primeros puritanos en América, estableció la enseñanza del
hebreo en instituciones educativas. Cuando en 1636 se fundó en Harvard la primera universidad
norteamericana, el hebreo fue obligatorio para todos los estudiantes. Hasta 1817, el discurso de apertura del año de estudios se pronunciaba siempre en hebreo. La misma línea fue seguida por Columbia, Brown, Princeton, Johns Hopkins, Dartmouth y Pennsylvania. En Yale, el presidente Ezra
Stiles enseñaba hebreo, y en este idioma está el emblema de la universidad.
William Gifford adujo en su Quarterly Review, que algunos miembros del Congreso norteamericano proponían que el inglés fuese sustituido por el hebreo como idioma nacional1.
En Francia, el poeta Guy de la Boderie hacía derivar ?Gallia? (la Francia original) del hebreo ?olas?, y
?París? del hebreo ?gloria humana?. En Inglaterra fueron más lejos, y se concibió la religión del angloisraelismo,
que imaginaba la procedencia hebraica del inglés, y explicaba el término "Brit-ish" como "hombre del pacto" en hebreo.
En su meteórica revitalización durante los dos últimos siglos, el hebreo debió vencer la rivalidad de otros idiomas. El Yiddish, que recibe del hebreo un 15% de su vocabulario, fue proclamado "el idioma nacional judío" en el congreso de Czernowitz de 1908. Un lustro después, los hebraístas respondieron en el Congreso de Viena: la lengua nacional judía es el hebreo, la única con continuidad histórica milenaria.
Otro rival fue el esperanto, cuyo creador, Lazar Ludwig Zámenhof estaba muy familiarizado con el hebreo. Probablemente en éste se basara para dotar de simpleza a su idioma artificial, por ejemplo en
la economía lógica de raíces consonánticas, y el uso de prefijos para transformar al verbo en pasivo.
Hacia 1880, Zámenhof aspiraba a que el esperanto no sólo fuera un idioma internacional, sino también uno nacional para el pueblo judío.
La verdadera lid del hebreo en su vigoroso renacimiento fue la llamada ?batalla de los idiomas? que
tuvo lugar en la ciudad de Haifa en 1913. Cuando se fundó allí una academia tecnológica con el permiso de las autoridades otomanas, se empezó eligiendo al alemán como idioma de estudio, con el
argumento de que el hebreo aún carecía de suficientes términos técnicos.
Los sionistas, y a la cabeza de ellos el gran renovador del hebreo, Eliezer Ben Yehuda, reivindicaron el idioma, y lograron por medio de una huelga docente que se desplazara al alemán. En 1914 el hebreo
fue irreversiblemente elegido como idioma de instrucción para el naciente ?Tejnión?. A los pocos años (1921) fue reconocido como uno de los idiomas oficiales de Palestina, y la lengua se difundió por
doquier.
La derrota de la antigua Roma sobre Grecia fue pacífica, absorbiendo gran parte del legado griego en mitología, filosofía y leyes. En contraste, los otros dos rivales romanos fueron vencidos violentamente:
el Israel hebreo y la Cartago fenicia, que compartían gran parte de la tradición semítica en su lenguaje, y una pertinaz resistencia al dominio imperial.
Además de su religión diferente, los rebeldes hebreos eran también asociados por los romanos con el enemigo cartaginés y su lengua púnica. Por ello, los romanos reconocieron su deuda cultural para con
Grecia, pero se negaron a otorgar crédito alguno a los derrotados judíos y cartagineses. Acaso de esa displicencia deriva cierta ingratitud de Occidente para con sus raíces hebraicas.
Aparentemente había recogido la exageración de un libro de viaje de 1786, del marqués François Jean de Chastellux.
jueves, 3 de marzo de 2011
Beyond Folklore: The Identity
of the Sephardic Jew
Abraham B. Yehoshua. Writer, Israel
Sephardic Jews, after their expulsion from the Iberian Peninsula, were condemned to exile and
developed a collective nostalgia for the absent Other that would persist for generations and give
way to a highly respectable tolerance of difference. Today, several centuries after that exodus, in
examining the identity of the Sephardic Jew we can ask the following questions: what is Sephardic
Jewishness? Is it a matter of origin and roots? Is it an historical identity, or also a political and
cultural one, which a person may adopt as his or her own? How does Sephardic identity fit into
the larger matrix of Mediterranean identity in an age of globalization?
My father was born in 1905, in Jerusalem. Also
his father and grandfather and great-grandfather,
which made him a fourth-generation native
of the Land of Israel. His forebears came
to Israel from the city of Salonika, at the beginning
of the 19th century. At that time, Salonika
was under Ottoman rule, though most of its
residents were Greek Christians. Although my
father was in no palpable way connected with
Spain – which in Hebrew we call Sepharad – he
defined himself as a Sephardic Jew. During the
last third of his life, he explored this identity
by writing twelve books about the Sephardic
Jewish community of Jerusalem.
His identity as a Sephardic Jew was not
meant merely to signify his difference from
Ashkenazic Jews, but was also bound up with
Spain itself, which he regarded as the original
source of that identity. Within his extended
family, he spoke the Judeo-Spanish language
called Ladino, which gave him a sense of carrying
living genes of the true Spanish language.
Everything that happened in Spain was of interest
to him. During the Civil War, he would
meet with the Republican Spanish consul in
Jerusalem to commiserate with him over the
defeat of democracy in Spain. Sometimes, to
amuse his children and grandchildren, my
father would dance a few flamenco steps, waving
a handkerchief. And when he was sixty, he
overcame his natural reluctance to travel, and
left his homeland for the very first time to go
to Spain, a visit he enjoyed immensely.
I cite my father as only one example of the
virtual Spanish identity adopted by many Jews,
including those whose families lived for centuries
in Islamic lands – North Africa, the Middle
East, and the Ottoman Empire – as well as those
who lived in such Christian countries as Italy,
Holland, England, Germany, and Bulgaria.
And the question is this: how can the
memory of Spain be retained as if it were a
cherished memory of Jerusalem? How can it
be that Jews, whose ancestors were cruelly banished
from Spain in the late Middle Ages and
lived in exile in Muslim or Christian countries,
have insisted on preserving a Spanish identity
of sorts for more than four hundred years? It is
as if they had said to those who drove them out:
you succeeded in expelling us physically from
152 Beyond Folklore: The Identity of the Sephardic Jew Abraham B. Yehoshua Spain, but you will never succeed in expelling
Spain from inside of us.
More amazing still: of the perhaps 200,000
Jews expelled from Spain in 1492, the great
majority went to Portugal. Only one-third or so
were scattered throughout the Mediterranean
basin and beyond – and yet they transferred
their Sephardic identity to the Jewish communities
that absorbed them. Jews who throughout
their history had no contact at all with Spain
adopted the identity of the refugees who came
to live among them – a complete reversal of
the usual situation, in which refugees adopt the
identity of those who take them in. So we must
ask – what was so valuable and important in
this Sephardic identity that not only those who
had been expelled from Spain refused to give
it up and handed it down to their descendants
for many generations, but that Jews utterly
removed from Spain desired it so strongly, and
converted their own local Jewish identity into
a virtual Sephardic one.
Jews who throughout their history had no
contact at all with Spain adopted
the identity of the refugees who came
to live among them – a complete reversal
of the usual situation, in which refugees
adopt the identity of those who take
them in
After all, one would think that Spanish
Jews would have shed their identification
with a country that had presented them with
the two painful alternatives of conversion or
expulsion. Why on earth would they cling to
the name Sepharad as a precious stone, sewn
into the fabric of their identity?
This leads us to another serious question,
this one having to do not only with the Jews but
with the Muslims, who in 1502, ten years after
the expulsion of the Jews, were given the same
choice: convert, or leave Spain. Muslim exiles
would never call themselves Spanish Arabs,
but they do passionately maintain, centuries
after the Reconquista, the sweet memory of
Al-Andalus, accompanied by a quasi-political
fantasy of returning to that lost paradise, which
was unjustly stolen from them.
Recently, I read Antonio Muñoz Molina’s
marvelous book, Sepharad, which employs
the Hebrew name for Spain as a metaphor for
loss and longing. In this book, I was amazed
to discover another strange layer in the idea
of Sepharad that is not limited to the exiles,
Jewish and Muslims, but extends to Spanish
Christians themselves – as though they too,
according to Muñoz Molina, retain a gene of
sorts within their Spanish national identity,
an echo, cultural or existential, of what the
expelled Jews and Muslims left behind half a
millennium ago.
How can we explain this phenomenon?
Why is it that a man like me, a thoroughly
secular Israeli steeped in Western culture,
whose principal identity is fifth-generation
Israeli, a man with no particular connection
with the Spanish language or culture, defines
himself deep down as a Sephardic Jew? In
my many novels, there appear from time to
time, in crucial roles, characters who may be
identified as Sephardic Jews. These include
the five generations of central characters in
my novel Mr. Mani, who stand at five critical
crossroads in the history of the last two hundred
years, each time another Mani who offers
an historical or political option that is not, in
the end, realized. Or an elderly grandmother
in Jerusalem named Veducha who wakes up
from a coma after the Yom Kippur War, in my
first novel, The Lover. I wrote a novel called
Molkho, about another Sephardic Jew in Jerusalem,
who after the death of his wife, an
immigrant from Germany, experiences a year
of strange adventures as he searches for a new
wife. And most obviously there is my novel of
the Middle Ages, Journey to the End of the
Millennium, which takes place in the year
Quaderns de la Mediterrània 14, 2010: 151-155 153
1000, and describes a debate in Paris between
Sephardic and Ashkenazic Jews as to whether
polygamy is compatible with Jewish law.
I shall attempt to decipher the elements
of this identity – which we call Sephardic,
even though those who carry it today are
Jews who live in a wide variety of countries,
as well as those whose families have lived in
Israel for generations. All of these are people
who never had a genetic or familial connection
with Spain itself. Even the basic folkloric
ingredients of what we consider Sephardic
identity, for example, the Ladino language,
or certain foods, or a style of music and song,
are hazy in these people’s identity, if not
absent entirely.
In my opinion, this Sephardic identity
contains – overtly or covertly – three components:
Christian, Muslim, and Jewish. These
three elements are blended in the memory of
a wondrous and powerful cultural symbiosis,
real or mythic, during a Spanish Golden Age
in the first centuries of the second millennium.
The three-way dialogue during that period also
produced highly significant and influential
texts. Therefore, even after the Christians took
absolute control over Spain and made it into a
strictly Catholic country, there remained within
Spanish identity a recollection of that strong
symbiosis, which even after the expulsion of
the Jews and the Muslims continued to murmur
beneath the surface in Christian Spain. Perhaps
this helps explain the ferocity with which the
Inquisition sought to purge heretical or non-
Christian elements from Spanish identity.
When the Jews left Spain and moved, for
example, to Muslim countries in North Africa,
the Christian element, the Christian memory,
Abraham B. Yehoshua (L’Altrange).
154 Beyond Folklore: The Identity of the Sephardic Jew Abraham B. Yehoshua remained in their identity despite the absence
of Christianity in their immediate surroundings.
Similarly, Jews who moved to such Christian
lands as Italy, Southern France, or even
Holland, retained a whisper of Arabic culture
and Islam in their identities even when there
were no Muslims or Arabs in the vicinity.
The consciousness of the Other became
a structural element that enriched and
fertilized Sephardic identity, even as
the reality of the Other became foggy
and ultimately vanished altogether
One might say that the special quality that
is preserved in Sephardic identity is its ability
to include the Other even when he is gone
and forgotten. The consciousness of the Other
became a structural element that enriched and
fertilized Sephardic identity, even as the reality
of the Other became foggy and ultimately
vanished altogether. This internal element developed
into a kind of cultural gene, strengthening
its carriers’ capacity for tolerance and
pluralism. The wistfulness or nostalgia for the
vanished Other was handed down from generation
to generation, for hundreds of years after
the expulsion. This sad, nostalgic mood permeates
folk songs in Ladino, the language whose
very existence nourished Sephardic identity
even when the languages actually spoken by
Sephardic Jews in various countries were different
languages entirely.
The subconscious existence of the absent
Other in Sephardic identity – whether that of
the Muslim as fellow exile, or of the forced
Jewish and Muslim converts who stayed behind
in Spain – made the Sephardic Jew heavier of
heart, but also more tolerant. One thing may be
said for certain – religious fanatics are hard to
find among Sephardic Jews. Such zealotry did
develop among Ashkenazic European Jews, who
had to struggle against doctrinal Christian animosities,
both Catholic and Protestant, and also
against Jewish secularization, which became a
threat in the modern period. Such ideological
secularization, by and large, was not a factor in
traditional Sephardic societies.
Which brings me to the Mediterranean. We
Israelis are continually called upon to answer
the question, what is your country – an Eastern
one or a Western one? The basic argument of
the Arabs against Israel, apart from territorial
disputes, has to do with the identity of the Jewish
state. “In essence, you are strangers to the
region,” is their charge against us. You came
here like the Crusaders in their day, sent by
Western imperialists in order to ruin our lives
and take control of our identity. All in all, you
came here not out of love for what you call
“the ancient homeland,” but only because you
were thrown out of Europe. You continue to
turn your faces westward, to Europe and the
United States, which are the true models of
your identity, which is why you will never fit
into the Middle East. You are foreigners, and
you will continue to be foreigners until we kick
you out or you will get sick of this place and
leave of your own accord, and again be scattered
throughout the world, just as you were for the
last two thousand years.
The response to these accusations – which
sometimes contain a grain or two of truth – is
the claim of Mediterranean identity, which is
the appropriate and correct identity not only for
Israel, but for the entire region. This identity
stands in opposition to the steamroller of American-
style globalization (and, soon enough, Chinese-
style), whose flaws and economic failures
we see at this very moment.
Israel is not a Western, European state, nor a
Middle Eastern one, but rather a pure example
of a Mediterranean state. This is certainly so
from a geographical perspective: the distance
between Israel and Cyprus or Greece is less
than the distance to Iraq or Yemen. Israel’s
true neighbors are Egypt, Lebanon, Syria
and Turkey, Greece and Southern Italy, North
Quaderns de la Mediterrània 14, 2010: 151-155 155
Africa, and Spain, which guards the western
entrance to the Mediterranean Sea. Here is the
heart of her identity; here, in the cradle of the
great civilizations – Greek and Roman, Jewish
and Christian and Muslim – Israel is a member
in full standing. Indeed, half the population of
the State of Israel is made up of Jews who came
from Mediterranean countries.
We may speak of a Mediterranean
identity, one of whose unifying
components is the Sephardic Jew,
who carries in his soul the vanished
Other, the Christian and the Muslim.
This is his role, his mission
What are the characteristics of Mediterranean
identity? First of all, since the Mediterranean
Sea is a closed circle, it incorporates
into one group all the countries and peoples
living on its shores. As an inland sea, it is quite
homogenous, in that its gulfs and coastlines
are all quite similar. And therefore, despite
the cultural pluralism, the ethnic, religious,
and historical differences among the peoples
living here, there is a unifying geographic
matrix. The traveler from Beirut, or Antalya
in Turkey, to the beaches of Greece or Sicily
will not feel a great dissimilarity, despite wide
differences in the religion, ethnicity, and history
of the populations. Despite the enormous
difference, for example, between Jewish religious
civilization and the pagan civilization
of Greece and Rome, they share a unifying
physical landscape.
Archaeology is part of the Mediterranean
framework as well. The vestiges of ancient
Rome may be found in Lebanon, in Israel,
in Italy, Turkey, and Tunisia. They make the
citizen of the Mediterranean feel at home in
many different countries.
Mediterranean-style pluralism, rooted in a
real and not an artificial unity, is not to be found
in many other regions of the world. Surely, we
may therefore speak of a Mediterranean identity,
one of whose unifying components is the
Sephardic Jew, who carries in his soul the vanished
Other, the Christian and the Muslim. This
is his role, his mission. Not merely Ladino love
songs or folkloric foods or Sephardic melodies
and modes of prayer in the synagogue, but a political
and cultural mission. A mission of peace
and tolerance, addressed first and foremost to
the Arabs of the Mediterranean – a mission
with which Israelis who are not Sephardic are
also likely to identify. Here again, I return to
the wonderful book by Antonio Muñoz Molina,
in which the name Sepharad means not only
roots, but an option of identity for the people
of the Mediterranean.
of the Sephardic Jew
Abraham B. Yehoshua. Writer, Israel
Sephardic Jews, after their expulsion from the Iberian Peninsula, were condemned to exile and
developed a collective nostalgia for the absent Other that would persist for generations and give
way to a highly respectable tolerance of difference. Today, several centuries after that exodus, in
examining the identity of the Sephardic Jew we can ask the following questions: what is Sephardic
Jewishness? Is it a matter of origin and roots? Is it an historical identity, or also a political and
cultural one, which a person may adopt as his or her own? How does Sephardic identity fit into
the larger matrix of Mediterranean identity in an age of globalization?
My father was born in 1905, in Jerusalem. Also
his father and grandfather and great-grandfather,
which made him a fourth-generation native
of the Land of Israel. His forebears came
to Israel from the city of Salonika, at the beginning
of the 19th century. At that time, Salonika
was under Ottoman rule, though most of its
residents were Greek Christians. Although my
father was in no palpable way connected with
Spain – which in Hebrew we call Sepharad – he
defined himself as a Sephardic Jew. During the
last third of his life, he explored this identity
by writing twelve books about the Sephardic
Jewish community of Jerusalem.
His identity as a Sephardic Jew was not
meant merely to signify his difference from
Ashkenazic Jews, but was also bound up with
Spain itself, which he regarded as the original
source of that identity. Within his extended
family, he spoke the Judeo-Spanish language
called Ladino, which gave him a sense of carrying
living genes of the true Spanish language.
Everything that happened in Spain was of interest
to him. During the Civil War, he would
meet with the Republican Spanish consul in
Jerusalem to commiserate with him over the
defeat of democracy in Spain. Sometimes, to
amuse his children and grandchildren, my
father would dance a few flamenco steps, waving
a handkerchief. And when he was sixty, he
overcame his natural reluctance to travel, and
left his homeland for the very first time to go
to Spain, a visit he enjoyed immensely.
I cite my father as only one example of the
virtual Spanish identity adopted by many Jews,
including those whose families lived for centuries
in Islamic lands – North Africa, the Middle
East, and the Ottoman Empire – as well as those
who lived in such Christian countries as Italy,
Holland, England, Germany, and Bulgaria.
And the question is this: how can the
memory of Spain be retained as if it were a
cherished memory of Jerusalem? How can it
be that Jews, whose ancestors were cruelly banished
from Spain in the late Middle Ages and
lived in exile in Muslim or Christian countries,
have insisted on preserving a Spanish identity
of sorts for more than four hundred years? It is
as if they had said to those who drove them out:
you succeeded in expelling us physically from
152 Beyond Folklore: The Identity of the Sephardic Jew Abraham B. Yehoshua Spain, but you will never succeed in expelling
Spain from inside of us.
More amazing still: of the perhaps 200,000
Jews expelled from Spain in 1492, the great
majority went to Portugal. Only one-third or so
were scattered throughout the Mediterranean
basin and beyond – and yet they transferred
their Sephardic identity to the Jewish communities
that absorbed them. Jews who throughout
their history had no contact at all with Spain
adopted the identity of the refugees who came
to live among them – a complete reversal of
the usual situation, in which refugees adopt the
identity of those who take them in. So we must
ask – what was so valuable and important in
this Sephardic identity that not only those who
had been expelled from Spain refused to give
it up and handed it down to their descendants
for many generations, but that Jews utterly
removed from Spain desired it so strongly, and
converted their own local Jewish identity into
a virtual Sephardic one.
Jews who throughout their history had no
contact at all with Spain adopted
the identity of the refugees who came
to live among them – a complete reversal
of the usual situation, in which refugees
adopt the identity of those who take
them in
After all, one would think that Spanish
Jews would have shed their identification
with a country that had presented them with
the two painful alternatives of conversion or
expulsion. Why on earth would they cling to
the name Sepharad as a precious stone, sewn
into the fabric of their identity?
This leads us to another serious question,
this one having to do not only with the Jews but
with the Muslims, who in 1502, ten years after
the expulsion of the Jews, were given the same
choice: convert, or leave Spain. Muslim exiles
would never call themselves Spanish Arabs,
but they do passionately maintain, centuries
after the Reconquista, the sweet memory of
Al-Andalus, accompanied by a quasi-political
fantasy of returning to that lost paradise, which
was unjustly stolen from them.
Recently, I read Antonio Muñoz Molina’s
marvelous book, Sepharad, which employs
the Hebrew name for Spain as a metaphor for
loss and longing. In this book, I was amazed
to discover another strange layer in the idea
of Sepharad that is not limited to the exiles,
Jewish and Muslims, but extends to Spanish
Christians themselves – as though they too,
according to Muñoz Molina, retain a gene of
sorts within their Spanish national identity,
an echo, cultural or existential, of what the
expelled Jews and Muslims left behind half a
millennium ago.
How can we explain this phenomenon?
Why is it that a man like me, a thoroughly
secular Israeli steeped in Western culture,
whose principal identity is fifth-generation
Israeli, a man with no particular connection
with the Spanish language or culture, defines
himself deep down as a Sephardic Jew? In
my many novels, there appear from time to
time, in crucial roles, characters who may be
identified as Sephardic Jews. These include
the five generations of central characters in
my novel Mr. Mani, who stand at five critical
crossroads in the history of the last two hundred
years, each time another Mani who offers
an historical or political option that is not, in
the end, realized. Or an elderly grandmother
in Jerusalem named Veducha who wakes up
from a coma after the Yom Kippur War, in my
first novel, The Lover. I wrote a novel called
Molkho, about another Sephardic Jew in Jerusalem,
who after the death of his wife, an
immigrant from Germany, experiences a year
of strange adventures as he searches for a new
wife. And most obviously there is my novel of
the Middle Ages, Journey to the End of the
Millennium, which takes place in the year
Quaderns de la Mediterrània 14, 2010: 151-155 153
1000, and describes a debate in Paris between
Sephardic and Ashkenazic Jews as to whether
polygamy is compatible with Jewish law.
I shall attempt to decipher the elements
of this identity – which we call Sephardic,
even though those who carry it today are
Jews who live in a wide variety of countries,
as well as those whose families have lived in
Israel for generations. All of these are people
who never had a genetic or familial connection
with Spain itself. Even the basic folkloric
ingredients of what we consider Sephardic
identity, for example, the Ladino language,
or certain foods, or a style of music and song,
are hazy in these people’s identity, if not
absent entirely.
In my opinion, this Sephardic identity
contains – overtly or covertly – three components:
Christian, Muslim, and Jewish. These
three elements are blended in the memory of
a wondrous and powerful cultural symbiosis,
real or mythic, during a Spanish Golden Age
in the first centuries of the second millennium.
The three-way dialogue during that period also
produced highly significant and influential
texts. Therefore, even after the Christians took
absolute control over Spain and made it into a
strictly Catholic country, there remained within
Spanish identity a recollection of that strong
symbiosis, which even after the expulsion of
the Jews and the Muslims continued to murmur
beneath the surface in Christian Spain. Perhaps
this helps explain the ferocity with which the
Inquisition sought to purge heretical or non-
Christian elements from Spanish identity.
When the Jews left Spain and moved, for
example, to Muslim countries in North Africa,
the Christian element, the Christian memory,
Abraham B. Yehoshua (L’Altrange).
154 Beyond Folklore: The Identity of the Sephardic Jew Abraham B. Yehoshua remained in their identity despite the absence
of Christianity in their immediate surroundings.
Similarly, Jews who moved to such Christian
lands as Italy, Southern France, or even
Holland, retained a whisper of Arabic culture
and Islam in their identities even when there
were no Muslims or Arabs in the vicinity.
The consciousness of the Other became
a structural element that enriched and
fertilized Sephardic identity, even as
the reality of the Other became foggy
and ultimately vanished altogether
One might say that the special quality that
is preserved in Sephardic identity is its ability
to include the Other even when he is gone
and forgotten. The consciousness of the Other
became a structural element that enriched and
fertilized Sephardic identity, even as the reality
of the Other became foggy and ultimately
vanished altogether. This internal element developed
into a kind of cultural gene, strengthening
its carriers’ capacity for tolerance and
pluralism. The wistfulness or nostalgia for the
vanished Other was handed down from generation
to generation, for hundreds of years after
the expulsion. This sad, nostalgic mood permeates
folk songs in Ladino, the language whose
very existence nourished Sephardic identity
even when the languages actually spoken by
Sephardic Jews in various countries were different
languages entirely.
The subconscious existence of the absent
Other in Sephardic identity – whether that of
the Muslim as fellow exile, or of the forced
Jewish and Muslim converts who stayed behind
in Spain – made the Sephardic Jew heavier of
heart, but also more tolerant. One thing may be
said for certain – religious fanatics are hard to
find among Sephardic Jews. Such zealotry did
develop among Ashkenazic European Jews, who
had to struggle against doctrinal Christian animosities,
both Catholic and Protestant, and also
against Jewish secularization, which became a
threat in the modern period. Such ideological
secularization, by and large, was not a factor in
traditional Sephardic societies.
Which brings me to the Mediterranean. We
Israelis are continually called upon to answer
the question, what is your country – an Eastern
one or a Western one? The basic argument of
the Arabs against Israel, apart from territorial
disputes, has to do with the identity of the Jewish
state. “In essence, you are strangers to the
region,” is their charge against us. You came
here like the Crusaders in their day, sent by
Western imperialists in order to ruin our lives
and take control of our identity. All in all, you
came here not out of love for what you call
“the ancient homeland,” but only because you
were thrown out of Europe. You continue to
turn your faces westward, to Europe and the
United States, which are the true models of
your identity, which is why you will never fit
into the Middle East. You are foreigners, and
you will continue to be foreigners until we kick
you out or you will get sick of this place and
leave of your own accord, and again be scattered
throughout the world, just as you were for the
last two thousand years.
The response to these accusations – which
sometimes contain a grain or two of truth – is
the claim of Mediterranean identity, which is
the appropriate and correct identity not only for
Israel, but for the entire region. This identity
stands in opposition to the steamroller of American-
style globalization (and, soon enough, Chinese-
style), whose flaws and economic failures
we see at this very moment.
Israel is not a Western, European state, nor a
Middle Eastern one, but rather a pure example
of a Mediterranean state. This is certainly so
from a geographical perspective: the distance
between Israel and Cyprus or Greece is less
than the distance to Iraq or Yemen. Israel’s
true neighbors are Egypt, Lebanon, Syria
and Turkey, Greece and Southern Italy, North
Quaderns de la Mediterrània 14, 2010: 151-155 155
Africa, and Spain, which guards the western
entrance to the Mediterranean Sea. Here is the
heart of her identity; here, in the cradle of the
great civilizations – Greek and Roman, Jewish
and Christian and Muslim – Israel is a member
in full standing. Indeed, half the population of
the State of Israel is made up of Jews who came
from Mediterranean countries.
We may speak of a Mediterranean
identity, one of whose unifying
components is the Sephardic Jew,
who carries in his soul the vanished
Other, the Christian and the Muslim.
This is his role, his mission
What are the characteristics of Mediterranean
identity? First of all, since the Mediterranean
Sea is a closed circle, it incorporates
into one group all the countries and peoples
living on its shores. As an inland sea, it is quite
homogenous, in that its gulfs and coastlines
are all quite similar. And therefore, despite
the cultural pluralism, the ethnic, religious,
and historical differences among the peoples
living here, there is a unifying geographic
matrix. The traveler from Beirut, or Antalya
in Turkey, to the beaches of Greece or Sicily
will not feel a great dissimilarity, despite wide
differences in the religion, ethnicity, and history
of the populations. Despite the enormous
difference, for example, between Jewish religious
civilization and the pagan civilization
of Greece and Rome, they share a unifying
physical landscape.
Archaeology is part of the Mediterranean
framework as well. The vestiges of ancient
Rome may be found in Lebanon, in Israel,
in Italy, Turkey, and Tunisia. They make the
citizen of the Mediterranean feel at home in
many different countries.
Mediterranean-style pluralism, rooted in a
real and not an artificial unity, is not to be found
in many other regions of the world. Surely, we
may therefore speak of a Mediterranean identity,
one of whose unifying components is the
Sephardic Jew, who carries in his soul the vanished
Other, the Christian and the Muslim. This
is his role, his mission. Not merely Ladino love
songs or folkloric foods or Sephardic melodies
and modes of prayer in the synagogue, but a political
and cultural mission. A mission of peace
and tolerance, addressed first and foremost to
the Arabs of the Mediterranean – a mission
with which Israelis who are not Sephardic are
also likely to identify. Here again, I return to
the wonderful book by Antonio Muñoz Molina,
in which the name Sepharad means not only
roots, but an option of identity for the people
of the Mediterranean.
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