lunes, 10 de marzo de 2008
HONOR Y RESPETO
por el Rabino Zelig Plizkin
Nosotros tenemos una obligación de ser extremadamente cuidadosos de no hacer o decir algo que constituirá incluso un menor desliz respecto del honor y el respeto debido a otra persona. Sin embargo, si alguien nos insulta, debemos tolerar lo que nos dicen y tratar de ser agradables con laotra persona.
Por supuesto, esto no es un nivel fácil de alcanzar. Toma mucho trabajo y esfuerzo entrenarse a uno mismo para ignorar los insultos de otros. Si una persona se identifica a si misma como un cuerpo, es verdaderamente difícil desarrollar esta posición antitética.
Sin embargo, al darte cuenta de que eres un alma, tendrás conciencia de que has sido creado a imagen de Dos. ¿Por qué esto es importante? Porque tolerar insultos es parte del mandamiento de emular a Dos - Quien nos da vida, incluso cuando nosotros hacemos cosas que están en contra de Su Voluntad!
Hoy, si alguien te insulta, piensa de la siguiente manera: los insultos de otras personas no te causan daño realmente.
Odia los actos malos del malvado, pero no odies a las personas que los hacen. Toda persona es merecedora de ser querida por la sola virtud de que fue creada a imagen de Dos. Es por eso que nosotros no podemos odiar a otra persona, sino que nuestro amor por el Todopoderoso tiene que ser tan profundo y estar tan internalizado que por ese amor nosotros odiamos los malos actos. Al odiar solamente acciones malas, te elevas a ti mismo, pues estás incrementando tu amor por el Todopoderoso.
La próxima vez que veas a alguien hacer algo malo, intenta diferenciar entre el odio por la acción y el odio por la persona.
¿Algunas vez deseaste cambiar los sentimientos negativos de otra persona hacia ti en pensamientos positivos? Observa la siguiente historia:
En los días del Rab Jaim de Volozhin, ocurrió que el carnicero se enojó con el Rab de la ciudad pues el Rab dictaminó que la carne de una vaca que él quería vender no era casher. En su enojo, él planeó matar al Rabino. Con un pretexto, él hizo que el Rabino viaje con él en una ruta solitaria. En el camino, el carnicero sacó su afilado cuchillo y quiso matar al Rabino.
Al principio el Rab le suplicó al carnicero que tenga compasión de él. Pero esto no ayudó. Cuando el Rab vió que nada de lo que él diría iba a ayudar, comenzó a enfocar mentalmente todas las buenas cualidades y atributos que tenía el carnicero. Repentinamente, ocurrió una asombrosa transformación. El carnicero comenzó a llorar, besó al Rabino y le pidió perdón.
La lección: ama a otros y ellos no podrán hacer otra cosa más que amarte!
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