jueves, 29 de julio de 2010

C Á P S U L A S
=XVIII=
Por: J.N.Robles Olarte

Otros Salmos que la Iglesia Romana ha escogido como estandarte para apoyar la teoría de un Jesús crucificado que representa al Mesías, son Salmos 41, 69 y 110. Si los leemos con una mente abierta y sin prejuicio cristiano, veremos que NO LO SON. Seamos claros, la razón por la cual las profecías del Mashiach de Israel no se refieren a Jesús es porque nunca ellas fueron escritas para referirse a un dios-salvador de Babilonia. Agreguemos, además, el hecho de que el Mashiach de Israel por ningún motivo es el mismo Creador de Israel! El mismo Jesús lo afirma cuando le responde a un hombre, diciéndole, “¿por qué me llamas bueno?...No existe ninguno bueno sino UNO, ese es el Creador” (Marcos 10:17-18). En ésta respuesta del supuesto Jesús vemos claramente que él mismo reconoce y acepta que NO es “dios” y , por ende, no es el Creador!

Un punto muy claro con respecto a las Profecías Mesiánicas es el hecho que las mismas se ubican exclusivamente en el tiempo que el Eterno llama los “Días del Fin”. Lo anterior, por supuesto, excluye de forma definitiva al Jesús de Galilea, y no olvidemos que en galilea se establecieron todos aquéllos paganos de babilonia que reemplazaron a los Judíos deportados en tiempos de Nabucodonosor. Tampoco debemos olvidar el hecho histórico comprobable que tanto Judáh como Israel son dos pueblos y naciones absolutamente diferentes. Por ello la afirmación de que todos los Israelitas NO SON Judíos, pero todos los Judíos SI SON Israelitas!

El Eterno Creador, a través de Sus Profetas, ha advertido que todos los miembros de las Doce Tribus de Israel estarán inmersos en pecado en éstos días del fin. A pesar de lo anterior, Él ha confiado en Su pueblo, los descendientes de Judáh, en la preservación de Su Sagrada Palabra, significando con ello que los Judíos, como un todo, viven de acuerdo a la palabra de su Creador, a pesar de ciertas falencias propias del ser humano como tal.

El libro de Isaías habla de las aflicciones y penas del pueblo de Israel en el “tiempo del fin”. Cuatro reyes importantes y referidos en el libro de Isaías son, USIAH, JOTHAM, AHAZ o AJAZ, y HEZEQUIAH. Encontramos allí que la ubicación del reino a que se hace referencia es uno que no está en los cielos, sino aquí en la tierra, en la Tierra Prometida, donde residió la simiente de Abraham, y que conocemos hoy día como SION o ZION! Allí, en ese mismo libro, se afirma que los hijos del mismo Israel “han sido los opresores, y sus mujeres gobiernan sobre ellos”, sobre los varones. Esto último es lo que prima en nuestra sociedad Occidental moderna, por no decir que a nivel mundial, dando origen al desenfreno moral y ético de nuestras familias y su juventud. ¡Los valores ABSOLUTOS han sido reemplazados por los valores RELATIVOS en todas nuestras sociedades!

La deshonestidad por parte de los “Monjes de la Noche” que tradujeron el libro de Isaías es proverbial. En Isaías 9, versos 6 al 7 –en unas versiones- y los versos 5 al 6, en otras, el tiempo que se usó en el original de Isaías, está en TIEMPO PRESENTE, y no en futuro como lo rindieron aquéllos monjes. Alli se describe que “nace un niño, PELEJOEZEL GIBBOR ABIDSARSHALOM, a quien el Eterno lo llamará, PODEROSO, INTERMINABLE, PADRE, PRÍNCIPE DE PAZ Y CUYO TRONO no tendrá fin. Ese niño no fue otro sino el Rey Hezequíash, quien heredó el trono de su padre el rey Ahaz o Ajaz, y que a la Iglesia de Roma y sus secuaces monjes de la noche, se les dio por afirmar que es el “anuncio” del nacimiento del Hombre de Galilea. La fuente que éstos últimos tomaron para la traducción fue la versión MASOTÉRICA, que no es de fiar en absoluto!

El titulo de PELEJSOEZELGIBBOR ABIASARSHALOM corresponde sólo al de CONSEJERO ADMIRABLE; el título de “Padre Eterno” se le dio a Hezequíash porque representaba al Eterno Creador de Israel, quien habría de ser su SOBERANO para siempre; el otro título de “Principe de Paz”, habla de por sí de la derrota que se le propino a Asiria por parte de Hezequías y la acción directa del mismo Creador en tales eventos! En conclusión podemos decir que el Capítulo siete (7) se enfoca en el padre de Hezequíash, el rey Ahaz; el Capítulo ocho (8) nos habla de las amenazas de invasión por parte de Asiria, y el capítulo nueve (9) habla de los rescates milagrosos por parte del Eterno, tanto de Hezequiash como de Judáh misma.

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