lunes, 9 de agosto de 2010


C Á P S U L A S
=XLIII=

Por: J.N.Robles Olarte

Las Escrituras Hebreas nos enseñan qué es la muerte. Ellas nos aclaran cuándo una persona muere, deja de ser consciente, y nos dicen que su espíritu vuelve al CREADOR quien lo dio.. Un muerto no tiene pensamiento alguno y tampoco tiene conciencia de nada de lo que pasa en su alrededor. Se convierte en un ente inanimado, sin posibilidad de pensar o actuar. Un muerto, en fin, no SABE NADA DE NADA! Su cuerpo, al igual que de cualquier animal, bestia, ave, pez, que muere, vuelve a su original sitio, al polvo, a la tierra de la que fue tomado.

El “espíritu” que posee toda criatura humana se llama en hebreo RUWACH –H-7307 de Strong- y ésto hace que seamos diferentes a los animales. Nosotros los humanos tenemos “MENTE”, mientras que aquéllos lo que tienen es CEREBRO o CESOS. El espíritu de aliento que Él nos dio se llama en hebreo NESHAMAH que significa, “inspiración divina”, “intelecto”, “aliento”, “espíritu” que proviene del Creador. Lo más profundo del Psique humano también se puede traducir correctamente como “Espíritu”, ya que el mismo funciona por “el espíritu” que el Creador insufla en todos y cada uno de nosotros al momento mismo de ser engendrados por nuestros padres.

En Proverbios 20:27 leemos lo siguiente, “el espíritu del hombre es la lámpara del Eterno, investigando lo más profundo de su corazón”. En éste verso, el “espíritu en el hombree” corresponde a la hebrea NESHAMAH, que tiene que ver con la CONSCIENCIA, el CARÁCTER HUMANO, el PESAMIENTO profundo, la INTROSPECCIÓN, la MEDITACIÓN, la FILOSOFÍA, de la habilidad de TOMAR DECISIONES, y la RESPONSABILIDAD, cualidades que no se notan en ningún animal. Veamos un ejemplo en donde se dan las dos palabras hebreas. Se trata de Job 33:4 que dice, “El espíritu (ruwach) del Creador me ha hecho, y el Aliento (neshamah) del Altísimo me ha dado VIDA”. Queda claro que NESHAMAH es el que da vida, y proviene del Eterno Creador! Más allá de que los animales tengan una limitada habilidad para hacer cosas, todas ellas son criaturas que han sido PROGRAMADAS para que actúen de forma AUTOMÁTICA, por INSTINTO!. Por ello es que carecen de una habilidad creativa, y no pueden hacer especulaciones filosóficas. Así las cosas, podemos afirmar que el hombre NO ACTÚA por instinto, sino más bien por neshamah o DISCERNIMIENTO, que lo da EL Eterno Creador!

La creación del hombre, en la oportunidad de su creación en el Jardín del Edén, no se efectuó en su totalidad. El Creador, el Soberano, se nos revela a través de Su palabra. Como una parte maravillosa del “modelo de vida” en todas sus formas, Él ordenó que la misma se diera a través del engendramiento por medio del uso de los dos sexos, y que fuese entre dos NO del mismo género, hombre y mujer! ( esto mismo es aplicable entre bestias y animales) . Es así como nos señala que el “espíritu viviente humano” insuflado ya en nuestro cerebro físico y unido al “Espíritu Viviente del Eterno Creador”, nos haga ser lo que somos y también “hijos del Eterno”. El Padre se llama “Padre” precisamente porque Él es quien engendra los hijos a través de nosotros los humanos quienes venimos a ser sólo unos “instrumentos” para ello.! Él está constituyendo una “FAMILIA DE SERES ESPIRITUALES”, mayor aún que la original creación de “LA FAMILIA ANGELICAL” de hace miles y miles de millones años atrás!

Sólo a través de la unión del “espíritu y el cerebro humanos” somos provistos de la facultad de la introspección en la acción del pensar. Los animales y bestias no pueden contemplar sus orígenes, como tampoco pueden maravillarse de nada de lo que les rodea haciendo uso de las facultades de ver y oír. Tampoco pueden dar alabanzas al Creador. El espíritu humano que nos provee el Creador está presente en nosotros al momento de ser engendrados, como bien ya lo dijimos antes.

Estamos familiarizados con el hecho de que si recibimos un golpe fuerte en nuestra cabeza podemos perder la memoria, a pesar de que las otras facultades físicas de nuestro ser estén en acción. Sabemos también que el proceso de “pensar”, la habilidad de nuestro cerebro o mente de ponderar, filosofar, imaginar, maravillarse, contemplar, crear y decidir están ubicados en el lóbulo frontal, detrás de nuestros ojos y la frente. Es ésta porción de nuestro cerebro que en el que se radica nuestro CARÁCTER: es decir, la habilidad de “sentir remordimiento”, “tristeza”, “felicidad”, “gozo”, “pena”, “desilusión”, “rabia”, “ira”, “celos”, “lujuria”, “orgullo”. En suma, es poder tener la habilidad de cambiar, sentir remordimiento de lo mal hecho; la habilidad de pensar, planear y razonar!

Si le permitimos al Eterno que por medio de Su palabra y de Su Espíritu nos ayude a cambiar nuestro carácter, también podremos cambiar nuestra Psique y personalidad, haciéndola uno similar al de Él.

Al morir, no importa donde y cómo hayamos fallecido y en que lugar se encuentren nuestros despojos. Porque si hemos calificado ante Él, nos dará o proveerá de un cuerpo nuevo partiendo del “espíritu” original con el que nacimos. Éste vuelve a Él, y combinado con el Suyo, después del milenio, seremos traídos de vuelta a la vida, en un cuerpo nuevo, espiritual y eterno!

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