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...Y yo caminaba la tierra cuando nada hacía parecer que se enfermaba/
Cada paso era siembra y el agua de los ríos su misma sangre
Y andábamos de sueños verdes, atándole un pañuelo al viento para que nos pintara la distancia
Y llegó el hombre de los barcos con sus curas gendármenes
con sus armas y cruces sangrantes
...Y fue ahí nomás que todo tuvo dueño y nos llevaron hasta los sueños
...Y fue ahí que caímos en desgracia y a la Pacha se le lastimó el pecho, y ya nada calma esa llaga.
Miguel Longarini
Argentina
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